Una década ya del Delta Birding Festival: ¡feliz aniversario pajareros!
La popular convocatoria internacional de los amantes de las aves en la desembocadura del Ebro celebra este fin de semana su 10ª edición con un programa especial lleno de atractivos, incluido un concierto
Parece que fue ayer que echó a andar una de las propuestas más simpáticas, alegres e interesantes del arranque del otoño en Cataluña y resulta que va a celebrar ya, este fin de semana, de viernes a domingo, su décima edición. Se trata del Delta Birding Festival (DBF), la gran feria de los amantes de los pájaros que tiene lugar desde hace 11 años (la edición de 2020 se suspendió por la pandemia) en varios puntos de la zona de la desembocadura del Ebro, con su centro neurálgico en el recinto de MónNatura Delta de l’Ebre (carretera del Poblenou a las Salines, Amposta, Tarragona), junto a la laguna de la Tancada.
En un entorno natural espectacular (playa, humedales, arrozales, cielos arrebatadores en esta época del año) y desbordante de biodiversidad, especialmente, claro, aves, se desarrolla el Delta Birding Festival, que ofrece una feria de productos (de ópticas a comederos y casas nido) para los aficionados a la observación de los pájaros y amantes de la naturaleza en general que quieran iniciarse en ese mundo, y también salidas organizadas para ver determinadas especies (incluidas excursiones náuticas y nocturnas), conferencias a cargo de grandes especialistas internacionales, arte de naturaleza, información sobre viajes por todo el mundo para pajarear, foros de debate, talleres para familias y niños, exposiciones y proyecciones. Todo ello en medio de un morrocotudo despliegue de pájaros que se encarga de poner, generosamente, la naturaleza, con las espectaculares colonias de flamencos como principal reclamo.
Esta edición del décimo aniversario incluye más de un centenar de propuestas, la presencia de invitados internacionales como la famosa Birdgirl, la joven ornitóloga británico-bangladesí Mya-Rose-Craig autora del best seller titulado con su apodo (y publicado por Errata Naturae); Séan Ronayne, que se ha fijado el objetivo de grabar la voz de las 200 especies de pájaros de Irlanda; Nils van Duivendijk, autor del ID Handbook of European Birds, considerado el manual de identificación más completo del continente, o Jari Peltomäki, fotógrafo de la vida salvaje. Entre los talentos locales Helena Navalpotro, bióloga que trabaja en el seguimiento de la misteriosa alondra ricotí o de Dupont, o Iñigo Zuberigoitia, investigador del halcón peregrino y autor de una monografía sobre él. Este año se celebrará la tercera edición del DBF Júnior, que da la alternativa a ornitólogos menores de 18 años de compartir sus experiencias.
Como actividad especial para celebrar el aniversario, el festival ha programado excepcionalmente un concierto, al aire libre: lo ofrecerá el viernes a las 22 horas el grupo Pony Pisador en el tramo de calle que da a la playa frente al hotel Mediterrani Blau de la urbanización Els Eucaliptus, y se espera reunir a unas 500 personas. La elección es pertinente porque todas las canciones del último disco de la formación, Ocells, hablan de aves y el líder es un ávido pajarero. También se podrá visitar una exposición sobre los 10 proyectos de conservación auspiciados desde el festival durante sus diez ediciones.
La nota triste del aniversario la ha puesto la muerte del ornitólogo de referencia del parque del Delta del Ebro y persona insustituible en el corazón de sus muchos amigos, David Bigas (Torelló, 1968), fallecido el 30 de agosto. Bigas fue una presencia omnipresente en el festival y en las salidas de expertos que animaba con su rotunda presencia, sus conocimientos y su bonhomía. Si hay un cielo para los birders, nadie merece más estar allá arriba, cerca de los pájaros, que él.
“Diez ediciones ya, se dice rápido, para nosotros han pasado muy rápido”, explica Francesc Kirchner (Barcelona, 58 años), director del DBF y propietario de la tienda de productos de la naturaleza Oryx que organiza el festival con la Fundación Catalunya La Pedrera, el Institut Catalá d’Ornitologia (ICO) y PhotoLogistics. “Estamos muy contentos y sin ninguna sensación de cansancio. El aniversario nos da nuevo impulso”. El DBF ha pasado de 400 personas en su primera edición a más de 4.000 la última. “No crecerá mucho más, porque el espacio es el que es, pero también porque nos parece que tiene la dimensión justa”, señala Kirchner, que apunta que el festival tiene un 58 % de gente que repite cada año y el resto son nuevos visitantes. “El colectivo ornitológico catalán, que calculo de unas tres mil personas, es muy fiel a la cita y eso nos da un colchón fijo de visitas”. El festival, dice atrae fundamentalmente a un público que ya tiene al menos unos rudimentos de observación de aves. “No suele venir nadie que no sepa nada nada, generalmente ya han dado el primer paso en la afición”. Eso no quiere decir que no haya visitantes, incluso habituales, que sigan confundiendo el morito con el cormorán (¡Dios mío!) o que sean incapaces de discernir un fumarel cariblanco o un martinete. Con el tiempo mejorarán.
El director considera importante que el festival cobre entrada, aunque sea un precio casi simbólico (ha pasado de los 3 euros del primer año a 5 actualmente). “La entrada es un filtro, provoca que la gente se lo tome con mayor interés que si el acceso fuera gratuito y ayuda algo a la financiación”. El festival, con un presupuesto de 120.000 euros se financia en un 40 % con recursos públicos, y un 60 % con venta de entradas, pagos por actividades (que van aparte de la entrada general) y alquiler de casetas para los más de 60 expositores. La principal subvención es de la Generalitat (el 80 % de la aportación pública) y también las hay de la Diputación de Tarragona y de los ayuntamientos de la zona (Amposta, Ampolla, La Ràpita, Sant Jaume d’ Enveja).
El festival ha visto con satisfacción como un buen amigo (del DBF y de los pájaros), el ornitólogo Jordi Sargatal, ha sido nombrado secretario de Transición Ecológica del nuevo Gobierno de la Generalitat. “El último Gobierno, como el anterior, fue bueno para el festival, pero la presencia de Sargatal en la cúpula nos hace especial ilusión, está muy cerca de todos los que amamos las aves y comparte nuestra afición”.
Mirando atrás, Kirchner destaca como hitos del DBF la presencia de Tim Appleton , el cofundador de la feria internacional británica Birdwatching Fair, el Glastonbury de los birders, el gran punto de encuentro de los aficionados a los pájaros (25.000 visitantes),en Egleton, Rutland, y que inspiró el DBF, “aunque a una escala distinta”. También señala las visitas de David Seibel, el autor de guías de campo de aves más famoso de EE UU, y del gran dibujante Lars Svensson, cuya proverbial seriedad sueca fue rota por el festival con una visita a las bodegas del Priorato. Entre las celebridades pajariles internacionales, asimismo Stephen Moss, biógrafo del petirrojo y el chochín. Para otros, el recuerdo del festival está vinculado al iniciático primer martín pescador, flecha azul en las acequias de Buda, a la playa del Trabucador con bandadas de chorlitejos esparcidos como confeti sobre la arena, al toro suelto encontrado de camino al festival en bici (y la bici era roja), a la ayuda siempre de José Luis Copete, el Messi de los birders, o al gesto de generosidad de David Bigas prestando sus preciados prismáticos Swarowski, que no se los dejarías ni a tu madre, para que un amigo pudiera seguir como un señor las jornadas de birdwatching. A destacar la simpatía y amabilidad de todos los voluntarios reclutados por la organización.
Kirchner se congratula de los fondos que lleva recogidos el DBF para proyectos de conservación. Este año, el importe de la venta de entradas está destinado a apadrinar “tejas mochueleras”, que ofrecen refugio artificial a los mochuelos, cuyo problema de vivienda es acuciante.
Sobre cómo empezó el festival, Kirchner recuerda que fue al visitar él el Birdwatching Fair a fin de adquirir productos para Oryx y volver “extasiado de aquello”. En 2010 se montó la FIO “la otra gran cita ornitológica en el Estado” y “participé como expositor, pero tuve la sensación de que hacía falta una feria de divulgación paralela, con conferencias, y no sólo stands”. Kirchner, Mr. Oryx como le apodan algunos, no logró interesar en principio a otras instancias con el proyecto así que se lio la manta a la cabeza y montó el festival él, con la colaboración de Miquel Rafa de la Fundación Catalunya La Pedrera, del que es amigo de la infancia. “La aportación de Món Natura ha supuesto contar con un espacio de enorme interés natural y que mientras estás en la feria veas aves todo el rato. Incorporamos al ICO porque nos pareció fundamental contar con una ONG de conservación”. El caso es que “desde la primera edición todo funciona muy bien”. Las salidas a pajarear, sobre todo la náutica para ver aves pelágicas y la de rapaces nocturnas son las más solicitadas y colocan el cartel de sold out. También las visitas a zonas del delta que habitualmente no están abiertas al público como l’Alfacada, Vilacoto, Bombita o la isla de Buda.
Se habla mucho del Delta en relación con el cambio climático (i.e., Delta, de Gabi Martínez, crónica de su año en la isla de Buda). ¿Se percibe desde el festival? “A nosotros aún no nos afecta. Lo del Gloria fue brutal, pero todo ha vuelto a ser más o menos igual. Sabemos que la amenaza está cerca, y seguiremos haciendo didáctica desde el DBF, explicando e informando, concienciando. De hecho, en Món Natura hay una exposición que trata el tema. Vemos alteraciones meteorológicas y de las migraciones, cambios en la biodiversidad. Pero no es cosa nuestra resolver los retos que plantea, es algo que nos sobrepasa”.
El Delta es socialmente un mundo complejo, con muchas tensiones internas. “Es cierto, pero hemos tenido la suerte de que todo el mundo ve el festival como algo positivo, y no pisamos los callos a nadie. Las fuerzas vivas del Delta nunca han tenido la sensación de que molestáramos. No hemos generado conflicto. Tengo la sensación de que la gente se lo pasa muy bien. Hemos sabido acoger, aunque sin duda habrá quien no se haya sentido a gusto. Somos un festival con muy poco margen económico y eso nos obliga a ser muy cautos y quizá ello haya podido parecer falta de generosidad alguna vez”.
En cuanto a las aves, “septiembre siempre es un mes en que aparecen rarezas, un momento dulce, limícolas asiáticas y de Norteamérica. Es menos noticia ahora, porque ya se las ha ido viendo estos años. Son menos novedad. Estos día ya se ha visto correlimos falcinelo”. No hay que dejarse los prismático (o el telescopio el que tenga), ni el repelente de mosquito,s aunque en ese sentido hay años mejores y peores. Kirchner acaba recordando que el Delta tiene otros muchos atractivos: “La gastronomía es cojonuda y un buen arroz completa el fin de semana pajaril”.
La décima edición del DBF coincide con la salida del primer número de la revista de naturaleza Oryx, trimestral, que dirige el propio Kirchner y que cuenta con secciones informativas, noticias (llegada a España de chotacabras migrantes con dedos amputados), reportajes, entrevistas, opinión, y un estupendo apartado de dibujo naturalista que en esta primera entrega explica paso a paso como dibujar rapaces nocturnas. Oryx, “la revista del amante de la naturaleza”, cuesta 7,95 euros e incluye un gran despliegue fotográfico. También reseñas de libros e información sobre novedades técnicas como unos fabulosos prismáticos que llevan incorporado un sistema de identificación automática de las aves que ves. Con eso en el festival eres el rey del mambo emplumado.
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