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En el corazón del turismo masivo de Barcelona: “Que el Park Güell esté lleno demuestra que hay que verlo”

Los visitantes de tres de las zonas elegidas por el Ayuntamiento para gestionar la masificación aplauden la idea de una ‘app’ que les avise de la afluencia

Turismo Barcelona
Masificación turística en el mercado de la Boqueria de Barcelona, este mes de agosto.Gianluca Battista

Un verano de récord de turistas en Barcelona. Con la perspectiva de que la ciudad supere las cifras de visitantes previas a la pandemia (2019 se cerró con 17 millones de pernoctaciones y casi 28 millones de visitantes en total) la masificación turística molesta a los vecinos de las zonas más tensionadas y preocupa al Ayuntamiento. Coincidiendo con un verano en el que ha habido varias protestas ciudadanas contra los efectos de la turistificación (subida de precio de la vivienda, presión sobre los servicios públicos o pérdida de la identidad local); el Gobierno de Jaume Collboni ha delimitado las 16 zonas más masificadas de la ciudad y estrena las primeras medidas en tres de los llamados Espacios de Gran Afluencia (EGA). Son la Sagrada Familia, el Park Güell y el mercado de la Boqueria, sobre los que se actuará de forma prioritaria. Visitados los tres espacios, los turistas no muestran disgusto por la masificación, entienden que si hay tanta gente es porque valen la pena y aplauden la idea del consistorio de crear, en el futuro, una aplicación de móvil que avise de la afluencia de visitantes en los principales puntos de interés. Con la temporada alta todavía en marcha, el Consistorio espera a septiembre para valorar el primer verano de estos tres EGA. “Es pronto para hacer balance, pero valoramos el buen funcionamiento hasta la fecha de la campaña turística. Los EGA se han revelado como una herramienta útil para gestionar el flujo de personas en los tres espacios priorizados este verano”, indican fuentes municipales.

Como otros años, también este se ha activado una campaña de comunicación dirigida a los turistas, con el lema “Barcelona es nuestra casa. Todo el mundo es bienvenido, sé respetuoso”. Si existe una parada obligatoria para los turistas que visitan Barcelona, es la Sagrada Familia, el templo que reúne 20 millones de visitantes anualmente —contando el interior y el exterior del recinto— y que prevé el fin de sus obras en el año 2033. Los visitantes aplauden la idea de una app que avisara de los flujos turísticos. “Poder visualizar en tiempo real que el sitio al que quieres ir está lleno de gente sería excelente”, afirma Marta, que acompaña a su madre de 82 años a visitar el monumento por primera vez en su vida. “Es una buena idea. A mí no me molestan los turistas, pero hay mucha otra gente que sí y prefieren visitar estos sitios en momentos menos concurridos. Puede llegar a tener sentido, a funcionar”, entiende Robert, un australiano que visita por tercera vez la ciudad y que, como muchos otros, mantiene un pensamiento optimista con el futuro del turismo en Barcelona. Entre las medidas previstas en torno al templo, figura un control de las actividades económicas, y mejorar el espacio público en las calles de Provença y Marina, y en la plaza de la Sagrada Familia.

Otro espacio de gran afluencia es el Park Güell: cada año recibe 4,5 millones de visitantes que se amontonan en colas en los accesos del recinto. La mayoría espera a entrar con el ticket en las manos. Otros se llevan una sorpresa porque al llegar al parque ya no hay entradas disponibles. El espacio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984 y miles de personas lo visitan a diario. “La masificación turística no es un impedimento para venir”, dice Santino, un joven argentino que admite que en el parque hay mucha concentración turística. “El hecho de que el parque esté lleno de turistas demuestra que nos encontramos en un sitio que tiene algo que mostrar y que hay que ver”, asegura el visitante. No duda que “volvería” otra vez. El plan de los EGA prevé, en el caso del parque, reubicar las paradas de taxi y reforzar el transporte público. A largo plazo, se reurbanizará su entorno: la calle Torrent del Remei, los jardines de la Font del Carbó y la calle Repartidor. Sobre la futura aplicación de móvil, Santino cree que la iniciativa puede ser positiva: “Aquí, en el Park Güell, no me molesta que haya multitudes. Si quisiera ir a una playa, sí que preferiría estar más tranquilo”. Otros, en cambio, parecen estar en desacuerdo. Es el caso de otro visitante: “No usaría esta aplicación porque no le veo utilidad, no creo que vaya a funcionar”. El turista, que prefiere no revelar su identidad, valora que “Barcelona es una ciudad silenciosa que no tiene el tráfico de Roma ni de París”.

El tercer enclave de interés que el consistorio ha considerado prioritario es la el mercado de La Boqueria, en la Rambla, un referente a nivel mundial, que cada año visitan 20 millones de personas que pasean por sus paradas, fotografían y degustan la gastronomía. Sus visitantes no ven la masificación como un inconveniente para visitarlo, aunque reconocen que si estuviese lleno de gente no les hubiera gustado tanto. Es el caso de Cathy, joven francesa, que dice tenerlo claro: “Si lo encontráramos como hoy [con relativamente poca afluencia], sin duda volveríamos”. La creación de la aplicación del Ayuntamiento se ve con buenos ojos para muchos de los turistas: “Si hubiera una app así, sin duda alguna, la usaría. Quizás incluso cambiaría la hora predeterminada si hay algún lugar saturado”, asegura un chico que prefiere no dar su nombre. En el caso del conocido mercado, la gestión de EGA contempla activar agentes cívicos en el interior y en su entorno, y reformar los jardines del Doctor Fleming, el porche de los jardines de Rubió y Lluch y la fachada del recinto de la calle Hospital.

El Ayuntamiento también ha impulsado otras medidas, como la puesta en marcha de la limitación de grupos turísticos guiados, en vigor desde marzo de 2023, que prohíbe estas agrupaciones de más de 20 personas, tal como anunció el teniente de alcaldía de Prevención y Seguridad Albert Batlle el pasado martes. En conjunto, la ciudad ha identificado 16 EGA (la mitad enclaves turísticos y la otra mitad no) e invertirá un mínimo de 44 millones de euros en mejorar su gestión durante el mandato que arrancó en 2023 y acabará en 2027.

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