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periodismo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La desinformación, una amenaza a la democracia

Las amenazas a periodistas proferidas por Miguel Ángel Rodríguez son el reflejo del deterioro democrático que implica la importación a nuestro país del ‘trumpismo’

Un hombre lee el periódico en Lisboa (Portugal).
Un hombre lee el periódico en Lisboa (Portugal).Enric Vives-Rubio

“Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar”. Las amenazas y bulos contra elDiario.es y El País proferidas por Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, fueron, posiblemente, la expresión más descarada de los ataques a la libertad de información en España. La punta del iceberg de la estrategia sostenida en el tiempo de sectores políticos y mediáticos de la derecha y de la ultraderecha. Y son el reflejo del deterioro democrático que implica la importación a nuestro país del trumpismo.

Donald Trump aplicó en Estados Unidos la estrategia de los “hechos alternativos”. Es decir, la creación de una realidad paralela basada en falsedades. Tenemos dos grandes precedentes. La acusación infundada de que Saddam Husein disponía de armas de destrucción masiva para justificar la invasión de Irak. Y las mentiras que siguieron a los atentados del 11-M y que supuestos periodistas sin escrúpulos mantuvieron durante años. En ambos casos aparece de fondo la figura de José María Aznar, el padre político de Miguel Ángel Rodríguez (MAR) y de la estrategia del Partido Popular en los últimos años.

El trumpismo atenta contra uno de los pilares de la democracia: la libertad de información. Y no hay neutralidad posible. Ni silencios. Porque lo que está en juego es la misma esencia de la democracia. El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “todas las personas tenemos derecho a la libertad de expresión y opinión, que incluye el hecho de investigar y recibir informaciones/opiniones y, si se quiere, difundirlas, sin ningún tipo de limitación, por cualquier medio de expresión”.

La Declaración de Múnich de 1971, un texto que fue aprobado por las federaciones y organizaciones de la prensa europea como carta deontológica, recuerda que “los periodistas debemos ser garantes de una libertad que es de todos los ciudadanos”. Es un deber ético. El profesor Norbert Bilbeny, en su libro Ética del periodismo (UB Edicions) es contundente: “El periodismo es una profesión inseparable de la ética. Sin ella no hay veracidad, no hay independencia, ni interés por el público, ni trato justo a las personas ni a la sociedad en general. Nos quedamos solo con la técnica de la extracción y transmisión de datos”.

Pero, además, el periodismo debe combatir la mentira y la desinformación. Raúl Magallón, en su libro Unfaking news. Cómo combatir la desinformación (Pirámide) explica que, frente al trumpismo, la lengua inglesa dispone de términos precisos para reflejar la complejidad del concepto de desinformación: misinformation (información errónea), disinformation (información creada con una intencionalidad estratégica) y malinformation (información que contorsiona parcialmente la realidad y se asocia más a nuestra tradicional manipulación). Los seudomedios digitales que han irrumpido en los últimos años en el ecosistema mediático madrileño manejan con maestría todas las acepciones del término.

El periodista Guillermo Altares publicó en 2023 un magnífico libro titulado Los silencios de la libertad. Cómo Europa perdió y ganó su democracia (Tusquets). En él viaja desde la Atenas clásica hasta el holocausto y, al final, concluye: “En este largo combate por la libertad, muchas cosas, más de las que podemos pensar, dependen del camino que sigamos. Muchas decisiones nos superan, a veces es imposible elegir, otras no se puede encontrar el valor suficiente. Pero la lucha por la democracia se compone de millones de pequeños actos individuales. Somos cada uno de nosotros los que podemos romper los silencios de la libertad”. Esta es la verdadera libertad que está en juego ahora en España.

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Josep Carles Rius es presidente del Consell de la Informació de Catalunya.

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