Empiezan las pruebas de competencias en Cataluña: “Los textos eran más fáciles y con un lenguaje más sencillo”
Unos 170.000 alumnos de 6º de primaria y 4º de ESO inician los exámenes diagnósticos de la Generalitat con la esperanza de remontar el fiasco de PISA
Las pruebas de competencias básicas, ahora llamadas de final de etapa -a las que se someten los alumnos de 6º de primaria y 4º de ESO- han arrancado con más incidencias de las deseadas. A las ocho de la mañana, la maquinaria se ponía en marcha en el instituto escuela Antaviana para imprimir todos los exámenes. Y cuando estaba todo listo, se han encontrado con un grupo de alumnos de 4º de ESO que había decidido boicotear las pruebas y que estaba alterando el transcurso normal de los exámenes. Finalmente, los alumnos se han examinado con la sensación de que algunas pruebas, como las de lengua, habían sido más fáciles que otros años. “Al final, los resultados de las pruebas dependen del nivel de dificultad, pero también la promoción de alumnos”, valora Jordi Terrés, jefe de estudios de primaria.
Unos 170.000 alumnos del último curso de primaria y ESO están llamados a someterse a los exámenes de final de etapa, que este año generan especial interés porque tras el fiasco de los resultados del informe internacional PISA del pasado diciembre, y de otras pruebas como el estudio internacional PIRLS sobre compresión lectora (con datos muy preocupantes) y de las que anualmente organiza la Generalitat y que el año pasado reflejaron un bajo rendimiento de los alumnos, especialmente en Lengua Castellana y Catalana, aunque los resultados del resto de materias también eran preocupantes.
Los alumnos de secundaria han comenzado la jornada con la prueba de catalán, que el profesorado ha encontrado “más fácil” que otros años. “El tema de la redacción era si les gusta más la playa o la piscina. En años anteriores se les pedía una reflexión más profunda”, tercia Carme Salinas, jefa de estudios de secundaria. Una valoración parecida realizan desde primaria. “Los textos del examen de Lengua Castellana eran más novelados, más fáciles y con un lenguaje más sencillo; en otras ocasiones eran divulgativos, con un léxico más complejo”, apunta Terrés. En Matemáticas, la dificultad se mantiene. “Son ejercicios muy parecidos a los de Innovamat y que aparecen recurrentemente”, añade este profesor. A ello se añade un cambio de diseño de las pruebas, visualmente más simplificado, con una letra mayor y más espacios.
Durante el recreo, los alumnos de 4º de ESO valoraban de forma diferente los exámenes. Por un lado, han encontrado una dificultad añadida en los textos de comprensión lectora. “Las respuestas a las preguntas no las encontrabas literalmente en el texto, así que tenías que pararte a pensar y he tardado más”, explica Axel. Caso aparte ha sido la redacción sobre la piscina y la playa. “Era muy fácil, no era un texto muy argumentativo, y además antes había un texto relacionado que te ayudaba para tener ideas”, añade Nerea. Con todo, los alumnos valoran positivamente las pruebas. “Sí que reflejan lo que has aprendido durante estos años, si sabes leer y entiendes los textos, saber redactar…”, remacha Dunia.
A la espera de los resultados -muy influenciados por el nivel de dificultad de las pruebas-, en este centro lamentan que la convocatoria de elecciones haya frenado las medidas para mejorar el sistema educativo. “Tenemos interrupciones constantes y el tiempo en educación es fundamental e irrecuperable, porque un alumno solo cursa la ESO una vez en la vida”, asevera Salinas. El profesorado de este centro pide más seguridad sobre los métodos pedagógicos que se implementan. “El mundo educativo ha sido muy atrevido probando cosas que no sabe si funcionará”, añade la docente. “Se están testando muchas cosas, pero consolidado muy pocas”, apostilla Nando García, coordinador pedagógico. En este centro apuestan por una enseñanza por competencias, pero “sin mezclar asignaturas”, además de reformar los conocimientos básicos de lenguas y matemáticas.
Este año, insólitamente, los exámenes de primaria y secundaria han coincidido, cosa que han complicado la gestión en centros que imparten las dos etapas. Pero a estas se añaden las pruebas diagnósticas que organiza el Gobierno central y creadas a raíz de la nueva ley estatal de educación, la Lomloe. En este caso, durante todo el mes las deben pasar los alumnos de 4º de primaria y 2º de ESO, pero como pasa con las de la Generalitat, de todos los centros públicos y concertados. “Ha sido terrible, un estrés enorme”, remata Salinas.
Boicot a las pruebas
Como en años anteriores, el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) ha impulsado el boicot a las pruebas, que en el caso de la Antaviana ha tenido un notable impacto, con un seguimiento del 40% de los alumnos de 4º de ESO. “La educación no es una competencia y eso de poner a las escuelas en un ranquin es una forma de elitización”, argumentan Inés y Aitana. Ambas alumnas reprochan el hecho de que se evalúen ciertas materias, y no otras como la Historia o la Filosofía. “Se fomenta el discurso de que si saco malas notas soy un tonto. Solo se tiene en cuenta los valores que son útiles para el mercado laboral, se busca conseguir trabajadores acríticos, pero no se tienen en cuenta los valores de la persona o el pensamiento crítico”, añaden las jóvenes.
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