Cataluña prepara un cambio en los exámenes de competencias para adaptarse a la Lomloe
Este curso se estrenan las pruebas orales de lenguas; las de Catalán serán universales en catalán, pero las de Castellano e Inglés solo las realizarán una selección de alumnos
La entrada en vigor de la nueva ley educativa estatal, la Lomloe, implica unos nuevos exámenes o pruebas diagnósticas que realizarán los alumnos de todas las comunidades autónomas. Pero algunos territorios, como Cataluña, ya cuentan con sus pruebas propias que, a partir de ahora, se solaparán con las estatales. Por este motivo, el Departamento de Educación se plantea que las evaluaciones de competencias de 6º de primaria y 4º de ESO, que actualmente son censales porque las realizan todos los alumnos, a partir de 2024 solo las pasen una selección de centros. “Este curso las pruebas se mantienen censales, pero si vemos que la evolución de los resultados permite la convivencia de muestrales y censales en diferentes cursos, lo valoraremos”, apunta Núria Mora, secretaria de Transformación educativa.
La Generalitat implantó en 2008 las evaluaciones diagnósticas al final de la primaria —y cuatro cursos más tarde, al final de la ESO—, para conocer, mediante un examen externo y uniforme, el nivel de los alumnos y contar así con una fotografía del estado de salud del sistema educativo. En estas pruebas se mide el nivel de competencia de los alumnos en las materias lingüísticas, así como en el ámbito matemático y en medio natural (en primaria) o en ciencia y tecnología (en secundaria).
Este curso, el calendario de evaluaciones será complejo y especialmente denso durante la recta final, ya que de marzo a mayo se concentran hasta seis pruebas diferentes en primaria y seis en secundaria. A las anteriormente citadas, se suma la novedad de los exámenes orales en las asignaturas de lengua. No obstante, la prueba de Lengua catalana (y aranesa, en el Valle de Arán) será obligatoria para todos los alumnos de 6º de primaria y 4º de ESO, mientras que la de Castellano e Inglés solo será muestral, esto es, un número de centros seleccionados. Núria Mora justifica esta diferencia con el argumento de que este primer año prefieren centrarse en el catalán y que si todos estos exámenes orales fueran censales, “sería un estrés enorme” para los centros, ya que se trata de pruebas que se hacen en pequeños grupos de alumnos —similares a las que realizan las escuelas oficiales de idiomas—, cosa que ralentiza el proceso de evaluación.
A las de la Generalitat, se añaden varias pruebas internacionales que miden aspectos concretos, como las competencias digitales, las emocionales o las matemáticas. Y, como novedad, se harán dos pruebas piloto de los futuros exámenes que implantará la Lomloe. Por un lado, ley educativa estatal, a través de los reales decretos de ordenación de estudios de primaria y secundaria, establece que una evaluación de “carácter censal” en 4º de primaria y 2º de ESO, mientras que al final de cada etapa —6º de primaria y 4º de ESO— se hará otra, pero en este caso será digital, cada tres años y en una muestra de alrededor de medio centenar de centros. Aunque las evaluaciones estatales no se implantarán hasta el próximo curso, Educación ha optado por avanzarse y realizar una prueba piloto con estas últimas —las digitales y de final de etapa educativa—. “Queremos ver cómo va con los dispositivos y el aplicativo, porque tienen que hacerla todos a la vez y de forma digital, y esto es la primera vez que se hace”, asevera Mora.
El problema es que estas pruebas coinciden en curso y perfil con las que elabora la Generalitat. De momento, este curso Educación mantiene sus pruebas para comprobar “si el descenso de los resultados ha sido solo fruto de la pandemia o no”, sostiene Mora, haciendo referencia a la caída de notas en Matemáticas e Inglés de los alumnos de 4º de ESO. Pero con vistas al próximo curso podría haber modificaciones para no saturar los centros con tantas pruebas externas.
De hecho, voces de diferentes sectores son partidarias del modelo que plantea la Lomloe. “Las pruebas censales ayudan a tener un diagnóstico y una foto del sistema, que los centros sepan si van bien, se puedan comparar con otros, y vean en qué pueden mejorar. Pero estas pruebas hay que hacerlas en medio de la etapa de primaria o secundaria, no al final como ahora, así puedes tener margen para que ese grupo mejore antes de que abandone la escuela. Y al final de la etapa es suficiente con una prueba muestral bien hecha, donde estén representados centros de diferente territorio, complejidad, titularidad y tamaño”, abunda Miquel Àngel Alegre, jefe de proyectos de la Fundación Bofill, especializada en temas educativos.
En este argumento coincide Martí Valldeneu, director de la escuela Vedruna Sagrats Cors de Centelles y miembro del Consejo Superior de Evaluación, que también defiende que algunas pruebas no sean anuales para no “sobrecargar” a los centros y que estas pasen a ser digitales. “Los alumnos están acostumbrados a trabajar de forma digital, así que solo el hecho de realizar un examen en papel puede alterar los resultados”, añade.
Desde la federación de asociaciones de familias, Affac, también defienden las pruebas muestrales. “En las censales puedes identificar a los alumnos y los centros, y esto hace que algunas escuelas se centren en preparar a sus alumnos para los exámenes y sacar buenas notas en las pruebas, cosa que genera competencia entre centros y sesga los resultados. Se puede evaluar el sistema con una muestra aleatoria y anónima”, defiende su directora, Lidón Gasull.
Por su parte, los directores consultados, que esta semana recibieron la información sobre las pruebas, se muestran prudentes a la espera de que el departamento les explique con detalle cómo se harán las evaluaciones y con qué personal.
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