Colau pide a Junts y ERC negociar la investidura sin “líneas rojas” y pensando en “desencallar la agenda catalana”
La líder de los comunes y exalcaldesa de Barcelona ve “perfectamente posible” llegar a un acuerdo entre independentistas, el PSOE y Sumar
No son pocas las voces que desde diversos sectores económicos y sociales de Cataluña piden reiteradamente a las direcciones de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya que se avengan a pactar la investidura de Pedro Sánchez y eviten así la repetición de los comicios generales. Este viernes se les ha sumado la de la exalcaldesa de la capital catalana y líder de Barcelona en Comú, Ada Colau. Su gran hombre de confianza y en el pasado mano derecha en la Alcaldía, Jaume Asens, es el designado por la líder de Sumar, Yolanda Díaz, como el encargado de negociar con Carles Puigdemont y por ello Colau ve “perfectamente posible” llegar a un pacto. Eso sí, pide a los secesionisras desterrar de las conversaciones “líneas rojas” que propongan “soluciones mágicas” —en referencia a exigir un inminente referéndum sobre la independencia— y les ha invitado a centrarse en lo que ha calificado de “gran oportunidad para desencallar la agenda catalana”.
“Creo que Junts sí es consciente de lo que ha votado Cataluña, a favor de un Gobierno progresista y de parar la extrema derecha, antes que cualquier otra consideración”, ha asegurado Colau en una entrevista con EFE. Es por ello que, ha ahondado la exalcaldesa, la formación fundada por el expresident “sabrá escuchar la voluntad de la ciudadanía de Cataluña expresada el 23-J. Es perfectamente posible que lleguemos a un acuerdo”. Con todo, la líder de los comunes sí ha aceptado que el panorama tras las elecciones es el de unos resultados “muy ajustados” y ello hace que sea necesario “mucho diálogo, mucha prudencia, mucho reconocimiento” entre todas las partes implicadas.
Para que la investidura de Sánchez tire adelante y se reedite el actual Ejecutivo de PSOE y Podemos (que ahora sería Sumar), son necesarios los 14 votos afirmativos de las formaciones en que militan Oriol Junqueras y Puigdemont. Ambos partidos ponen la amnistía y el referéndum de independencia en el centro de sus exigencias, aunque con matices en el cómo, y coinciden en que debe ser el líder socialista quien tiene que dar el primer paso, haciendo una oferta para convencerlos sobre votarle. Pero más allá de eso, Colau ha defendido que “no tiene sentido” plantear de antemano la negociación en términos de “o todo o nada”, sino que, con los resultados que ha obtenido, Junts debe calcular “cómo puede avanzar lo máximo posible en sus objetivos y su programa”.
Los comunes, la segunda formación más votada tras el PSC en Cataluña en los pasados comicios, siempre han logrado llegar a acuerdos de diferentes tipos con Esquerra y ha rechazado algunos pactos de Gobierno con Junts, por ejemplo en la propia alcaldía de Barcelona, al considerar que son una formación de derechas, sin matices con respecto a la extinta Convergència. De ahí que la presión que pueda ejercer Colau sobre los de Puigdemont sea muy acotada, aunque sí es claro que rema con ellos al valorar que la actual coyuntura tiene que ser “gran oportunidad para desencallar la agenda catalana” tanto en lo sectorial como en “la resolución del conflicto político”.
“Las fuerzas catalanas, no solo Junts, somos decisivas para esta investidura y para el próximo mandato”, ha recordado la actual concejal en el Consistorio barcelonés, y ha pedido no se deje pasar esa oportunidad para avanzar en “esta agenda eternamente pendiente” que incluye tanto “culminar el camino de la desjudicialización” como el “traspaso de Rodalies [las Cercanías catalanas], la mejora de la financiación o el blindaje del catalán en la escuela”. Colau, que votó en el referéndum ilegal del 1-O, ha pedido huir de las “soluciones fetiche” que pretenden presentarse como “el gran desatascador”. “No tienen sentido los conceptos que hemos escuchado demasiadas veces en los últimos años, como líneas rojas o soluciones mágicas. No existen las soluciones mágicas. Y las líneas rojas es un concepto que hemos de erradicar de nuestro lenguaje democrático”, ha añadido.
La exalcaldesa ha hecho referencia a la propuesta lanzada hace un año por el president Pere Aragonès y que sigue sin tener realmente eco en Cataluña: el llamado acuerdo de claridad. Se trata de un planteamiento inspirado en el caso canadiense y que busca que, sin tener ninguna fecha en el calendario ni establecer ultimátum alguno, ambos gobiernos determinen cuáles serían las condiciones y reglas de un referéndum sobre la independencia en el caso de que llegase a celebrarse. Se trata de una vía que, al plantear al menos sobre el papel una división de la soberanía del Estado, ya se ubicaría fuera de la Constitución. “Es una de las propuestas a estudiar y que puede ayudar para encontrar soluciones, pero no hemos de limitarnos a un solo concepto”, ha puntualizado Colau, tras recordar que la primera propuesta sobre este camino vino de su espacio. Eso sí, ha recordado que “las soluciones hay que construirlas de forma conjunta”.
“Cualquier formación política que se presenta a las elecciones sabe que, si no consigues la mayoría absoluta, debes negociar con tus votos para conseguir el máximo posible de tus objetivos y tu programa. En esto consiste la democracia”, ha remarcado. Para Colau, “lo bonito de la democracia es que siempre hay margen”, porque “se basa en el diálogo entre diferentes, en buscar puntos en común y negociar para poder avanzar”, sin que “una parte se imponga a la otra”, ha remachado.
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