Colau planea dedicar una escultura a Cerdà en Glòries para reivindicar su legado
El Ayuntamiento recoge la demanda histórica de colegios profesionales y entidades cuando se cuestiona su proyecto de Superilla en el Eixample
El gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, presentará en los próximos días la idea de dedicar una escultura al ingeniero, arquitecto, urbanista y político Ildefons Cerdà, autor de la archifamosa trama urbana cuadriculada del Eixample, el distrito central de la ciudad. La escultura se ubicará en la plaza de les Glòries, un espacio en plena transformación desde hace casi una década y donde Cerdà ubicó el centro de la ciudad cuando diseñó el Eixample en 1860.
A tres meses de las elecciones, el equipo de Colau lanza un mensaje político con el homenaje a Cerdà: reivindica su intervención en el Eixample con el proyecto Superilla, que saca coches de cuatro calles y las llena de verde y vida vecinal para reducir la contaminación. La propuesta se puede interpretar también como una respuesta a agentes sociales y económicos de la ciudad que acusan a los comunes de atentar contra el legado del ingeniero y urbanista. El consitorio presentará el proyecto de la mano de dos colegios profesionales: el de Ingenieros de Caminos y el de Arquitectos, y de entidades vecinales que han pedido que se rinda tributo a Cerdà.
Es un reconocimiento “a la figura” de Cerdà, pero también a “su obra”, señalan fuentes municipales. La elección de la ubicación está cargada de mensaje: la centralidad de la plaza de les Glòries costaba de imaginar hace unas décadas, pero con la prolongación de la avenida de la Diagonal hasta el mar, entorno al año 2000, se visualiza perfectamente. En la plaza de les Glòries se cruzan las tres principales arterias de Barcelona: Meridiana, Diagonal y Gran Via.
La idea de que Cerdà tenga una escultura en Barcelona no es nueva. El último alcalde que anunció un proyecto para hacerlo fue Jordi Hereu, en febrero de 2011, también en víspera electoral. El Ayuntamiento se había comprometido a hacerlo durante la celebración del año Cerdà (a caballo entre 2009-2010) y llegó a tener el visto bueno de la comisión de esculturas. La decisión fue instalar el monumento en la plaza de les Glòries y elegir el autor de la obra en una consulta restringida a cuatro artistas.
De esto hace solo 13 años, pero en medio han cambiado muchas cosas: se derribó el tambor viario elevado de la plaza, se han construido los túneles que han soterrado el tráfico de la Gran Via en su entrada y salida de la ciudad, y el espacio es una plaza, aunque todavía por completar. También han cambiado los alcaldes. Después de Hereu, socialista, ha habido otros dos alcaldes: Xavier Trias (2011-2015, de Convergència) y Colau (2015 hasta la actualidad, de Barcelona en comú).
Lo que poca gente sabe es que Cerdà sí ha tenido una escultura en la ciudad, en los años 60 y 70. Concretamente, entre 1959 y 1971. Se ubicó en la plaza que lleva su nombre, en la otra punta de la Gran Via, en el límite con Hospitalet de Llobregat. El autor de la obra fue Manuel Riera y la inauguró el alcalde franquista José María Porcioles en 1959, al mismo tiempo que la plaza. “La pieza era un conjunto de bloques cúbicos y poligonales de hormigón, enlazados por barras metálicas dispuestas en tiras horizontales y verticales”, recuerda en una entrada de 2010 el blog Barcelofília. Inventario de la Barcelona Desaparecida. “El diseño no entusiasmó mucho a la oficialidad de la época”, señala el autor. El monumento permaneció dos décadas en la plaza, hasta 1971, cuando la construcción de una de las rondas de circunvalación de la ciudad (la Ronda del Mig) obligó a reurbanizar la plaza, donde durante esas décadas todavía hubo un edificio de la antigua fábrica Seat en el barrio de la Zona Franca. Entorno al año 2000, el artista Javier Mariscal ideó una gran escultura vegetal para colocar en la rotonda en la que ha acabado convertida la plaza de Cerdà, pero no llegó a ser realidad.
De materializarse la escultura que planea Colau, el homenaje se sumaría al discreto pero efectivo mausoleo de Ildefons Cerdà que hay en el cementerio de Montjuïc: una obra de mármol blanco que dibuja en relieve la inconfundible cuadrícula y los distintos tipos de manzana que creó. En 2010, en Centelles (Osona Barcelona), donde nació Cerdà, se inauguró un monumento en su honor, obra del escultor Jordi Díez, que lo representa en una escultura hecha de mental en una actitud pensativa, como si estuviera imaginando su obra más conocida.
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