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El Liceu apuesta por una ‘Tosca’ pasoliniana

Rafael Villalobos incorpora en su puesta en escena de la célebre ópera de Puccini una trama paralela sobre pasajes de la vida del director de cine

Una imagen del segundo acto de un ensayo de Tosca, el pasado día 29.
Una imagen del segundo acto de un ensayo de Tosca, el pasado día 29.Quique García (EFE)
Àngels Piñol

Tras cerrar el año con el fascinante Il Triticco, de Giacomo Puccini, el Liceu abre hoy este 2023 con Tosca, una de las óperas más célebres del compositor de Lucca y que está en el podio de los tres títulos más representados en el Teatro de La Rambla. No será la Tosca más clásica o convencional. El director de escena Rafael Villalobos plantea una (Floria) Tosca en la que se pueden hacer varias lecturas al establecer un paralelismo, pese a los 175 años que les separan en el tiempo, entre el asesinato del personaje de Mario Cavaradossi, un pintor liberal e ilustrado, de 1800, y el del director de cine y escritor romano Pier Paolo Pasolini, declarado antifascista, por ser “artistas incómodos” para las estructuras de poder en Roma. La obra se estrena hoy y estará en cartel -se representan 14 funciones- hasta el día 21.

Coproducida por el Teatro Le Monnaie, de Bruselas, la Ópera de Montpellier, la Maestranza de Sevilla y el propio Liceo, Víctor García de Gomar, director artístico, recuerda que esta historia que cautivó a Puccini desde que vio a Sarah Bernhardt representando a Tosca contiene amor, tortura, celos, pasión e idealismo. Y, por supuesto, crímenes. Todo pasa en 16 horas a un ritmo trepidante en la Capilla en la iglesia de San Andrea della Valle, el Palacio Farnese y el Castelo de Sant Ángelo. Bajo la batuta del director húngaro Henrik Nánási, el reparto está encabezado por la soprano italiana Maria Agresta (Tosca); el estadounidense Michael Fabiano (Cavaradossi) y el serbio Zeljko Lucic (Scarpia).

Con una carrera meteórica repleta de premios y conocido por sus montajes rompedores, Villalobos debuta con esta Tosca en el Liceu. Su sello, dice García de Gomar, es que concibe los montajes con capas diferentes, y en este caso son Roma, Pasolini y el pintor Caravaggio. “Respeto al máximo la partitura y esta es una producción clásica. Cuenta la historia de Tosca de pe a pa aunque me gusta ofrecer diferentes capas de lectura”, puntualiza Villalobos que afirma que Roma, “capital de la moral de Occidente”, es en realidad la gran protagonista. El director teatral sostiene que Tosca más que una historia de amor entre la diva y el pintor es una obra muy política. “Roma aniquila a personajes incómodos para su sistema. Cavaradossi es asesinado por sus ideas políticas como le pasó a Pasolini siglo y medio después cuando escribía un libro sobre la estructura de poder en Italia”, dice en alusión al director de asesinado en 1975.

Una elegante estructura circular, de blanco inmaculado, abraza a los tres escenarios donde se produce la trama pero que evoca a diferentes monumentos romanos como el mismo Coliseo. La historia de Tosca avanza mientras de forma paralela se van narrando diversos momentos de la vida de Pasolini especialmente en el segundo acto donde se evocan pasajes de su controvertida y póstuma película Salò o los 120 días de Sodoma para retratar la abyección sexual de Scarpia, el torturador jefe de policía vaticana con retratos de jóvenes desnudos y efebos que duermen después de una cruel orgía, dice el podcast del Liceo. El pintor Santiago Ydáñez ha creado unos lienzos gigantes sobre unos desnudos, una Magdalena y una versión del cuadro de Caravaggio de Judit y Holofernes.

De izquierda a derecha, García de Gomar, Lucic, Fabiano, Villalobos, Agresta y Nánási.
De izquierda a derecha, García de Gomar, Lucic, Fabiano, Villalobos, Agresta y Nánási.

“La belleza nos ayuda a mirar de frente lo que nos da miedo”, dice Villalobos en una puesta escena que hace seis meses estuvo empañada en polémica porque tanto el tenor Roberto Alagna como la soprano Sandra Kurzak renunciaron a sus respectivos papeles al no compartir la puesta en escena. El teatro insinuó que en realidad su negativa obedeció a que los ensayos de la ópera eran incompatibles con la apretada agenda del tenor francés. En cualquier caso, el nuevo elenco se ha rendido a esta Tosca. “No soy muy fan de las producciones modernas. Soy clásico. Pero esta me ha sorprendido favorablemente. Y Rafa (Villalobos) nos permite hacer nuestro trabajo, cantar, de la mejor manera posible”, dice Lucic. “Es una maravillosa nueva Tosca. Y lo aplaudo. Lucha contra el fascismo mostrando una visión oscura de la Iglesia y de como las estructuras de poder pueden dañar el bien común”, añade Fabiano. “Estoy enamorada de mi personaje. Tosca no se arrodilla ante los prepotentes. Si logramos que una sola mujer asuma ese mensaje, habrá valido la pena”, remacha Agresta,

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Tras confesar que desde que era estudiante guardaba en su escritorio un programa de mano de la Tosca que cantó Renata Tebaldi en el Liceo en 1952, Villalobos apunta que su puesta en escena admite lecturas diversas porque habrá quien vea una Tosca muy “clásica o pictórica o cinematográfica o que entrarán en el paralelismo de dos artistas perseguidos”. Nánási, el director de escena, apunta la dificultad que entraña dirigir una obra archiconocida que incluyen varias arias de las más conocidas de la historia de la ópera. “La obra se debe recrear. Hay que empezar de cero y redescubrirla con todos sus colores”.

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