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Los traumas de ‘Il trovatore’ vuelven al Liceo

El director de escena Àlex Ollé ambienta la célebre ópera de Verdi en las trincheras de la Primera Guerra Mundial

Un momento del ensayo de "Il trovatore", en el Liceu.
Un momento del ensayo de "Il trovatore", en el Liceu.Quique García (EFE)
Àngels Piñol

Un cementerio, bayonetas, máscaras de gas y soldados con uniformes de la Primera Guerra Mundial. Il trovatore, una de las óperas, junto a La Traviatta y Rigoletto, que conforman la trilogía popular de Giussepe Verdi, viaja de la mano del director de escena Àlex Ollé a las trincheras de la Gran Guerra. El Gran Teatre del Liceu presenta este jueves una de las obras más célebres del compositor italiano, en una producción ya vista en París y Ámsterdam y bajo la dirección musical de Riccardo Frizza. Esta ópera de venganzas, odios, amor y sobre todo traumas se representará en 10 funciones -hasta el 8 de noviembre- y su elenco reúne a Ksenia Dudnikova (Azuzena), Saoia Hernández (Leonora), Juan Jesús Rodríguez (Conde Luna) y Vittorio Grigolo (Manrico).

Inspirada en la obra del dramaturgo español Antonio García Gutiérrez y con el libreto de Salvatore Cammarano, un Verdi ya maduro quedó fascinado por esta truculenta historia ambientada en Aragón y Vizcaya en el siglo XV. La absurda trama contiene todos los ingredientes del folletín y desgrana toda las pasiones del romanticismo: Azucena, una mujer gitana, a la que le guía el odio profundo para vengar la muerte de su madre, quemada en una hoguera por el Conde Luna. Y no escatima esfuerzos para ello aunque por error sacrifique a su propio hijo y crie a Manrico, el hijo del Conde, como propio. La ópera se estrenó en 1853 Roma (no en Nápoles y Venecia) y logró un éxito apabullante. Sólo un año después, llegó al Liceo.

Una veintena de enormes pilares de base rectangular, que crecen y menguan hasta desaparecer bajo el escenario, bastan para simular un campo de batalla, las lápidas de un cementerio, la almena de un castillo, un calabozo, o el hueco de las trincheras. El escenógrafo Alfons Flores explicó en la presentación de la obra que se decantaron por ambientar Il Trovatore en la Primera Guerra Mundial porque cuando pensaron en la producción estaba leyendo Nos vemos allá arriba, la fascinante novela de Pierre Lemaitre, que arranca en esa contienda, con una trama tan “rocambolesca” o más que la propia de la obra de Verdi. .

Ollé apunta que la célebre opera de Verdi reúne la culminación del espíritu romántico con tanta fatalidad, amor, odio y venganza y que al final es una historia de traumas

El odio de Azucena y de los dos protagonistas, enamorados de la misma mujer y hermanos sin saberlo, les empujó a situar la escena de esta “sucesión de desastres” en las trincheras. “Es una historia de traumas. El Conde Luna está traumatizado porque su hermano desaparece, Manrico por la duda de quién es su madre, Leonora, porque se ha enamorado de un gitano y Azucena por la venganza”, explica Ollé, el director residente al resaltar que es un libreto tan absurdo que contiene todo el espíritu de la fatalidad del romanticismo. Frizza señala que Il Trovatore supuso un paso atrás de Verdi respecto a Rigoletto en la estructura musical “Quizá Verdi prefirió dar un paso atrás y la innovación está en como cuenta la historia. Es una historia muy compleja pero nos salva la música”, sintetizó Frizza que elogió la buena prestación tanto de la orquesta como de los coros, potentísimos y soberbios durante el ensayo.

La soprano Ksenia Dudnikova, de Uzbekistan, solo había estado en Barcelona como turista y debuta en el Liceo encarnando el papel de Azucena a la que definió como un personaje trastornado y en constante lucha . “Ella basa su vida en la crueldad que sufrió su madre y comete muchos errores mirando solo al pasado”, afirma. La soprano Saoia Hernández afirmó que intentaba construir una Leonora menos etérea. Y, de hecho, encarna un momento cumbre de la función cuando descubre que el trovatore aún vive y canta mientras todos los personajes quedan paralizados unos segundos como si compusieran un cuadro y el tiempo se hubiera detenido. El barítono Juan José Rodríguez (Manrico) se mostró feliz de volver al Liceo pero dolido después de que su agente le comunicara que el teatro no contará con él en los próximos cuatro años.

Una imagen del elenco de Il trovatore. De izquierda a derecha, Ángel Ódena, Àlex Ollé, Saioa Hernández,  Riccardo Frizzi y Víctor García de Gomar. Delante, Alfons Flores, Ksenia Dudnikova y Juan Jesús Rodríguez en la presentación de la obra. /  EUROPA PRESS
Una imagen del elenco de Il trovatore. De izquierda a derecha, Ángel Ódena, Àlex Ollé, Saioa Hernández, Riccardo Frizzi y Víctor García de Gomar. Delante, Alfons Flores, Ksenia Dudnikova y Juan Jesús Rodríguez en la presentación de la obra. / EUROPA PRESS EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)

”Me gustaría estar más presente. Me sorprende por lo que represento”, afirmó. El comentario generó incomodidad en la mesa mientras García de Gomar atribuyó a una dinámica circunstancial, que el Liceo está enfrascado en recolocar a todas las personas cuyos contratos quedaron en el aire por la pandemia. Nada más arrancar la presentación, el propio García de Gomar recordó que el célebre Caruso decía que un buen trovatore necesitaba a los cuatro mejores cantantes. “Entiendo tu sorpresa pero estás aquí por tu calidad”, le dijo al tenor tras reconducir la situación.

El Liceo ofreció este miércoles una función exclusiva para menores de 35 años a precios asequibles. La función del día 5 será la primera que se podrá ver a través de la plataforma Liceo + live, que permitirá ver vía digital cinco funciones esta temporada (Il Trittico, Tosca, Macbeth y Manon). El director general de la Institución, Valentí Oviedo, explicó que la plataforma digital del Liceo cuenta ya 12.000 personas registradas a este teatro virtual y 2.000 de ellas al abono digital para ver cinco óperas. Del total, un 40% de ellas abonadas del teatro. El 70% son de Barcelona, el 20% de fuera y un 10%, del extranjero.


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