Barcelona y L’Hospitalet se preparan para municipalizar guarderías privadas
Ambas ciudades tiene una falta endémica de plazas públlicas y ven en la medida una forma más rápida y barata para incrementar la oferta
Construir una escuela resulta caro y lento, a lo que se añade la dificultad de encontrar un solar en el lugar que más se necesita. Así que ciudades como Barcelona y L’Hospitalet, con gran falta de plazas de guardería públicas, han decidido aprovechar la iniciativa que la Generalitat impulsa desde hace varios años de convertir colegios privados en públicos, y replicarla para las escuelas infantiles. “Debemos tener todos los mecanismos para ampliar plazas públicas. Solo con la nueva construcción no llegamos ni a toda la demanda ni a todos los barrios, así que hay que buscar nuevos instrumentos, y hemos visto que este modelo con la primaria ha funcionado”, asegura Pau González, concejal de Educación de Barcelona.
La gran asignatura pendiente de la capital catalana es la falta de escuela pública. La escolarización en la privada supera a la que ofrece el Gobierno en todos los niveles educativos, y la etapa infantil no es una excepción. Barcelona cuenta con 103 guarderías municipales que acogen unos 8.500 alumnos, lo que supone un 25% de niños escolarizados en centros públicos (el doble contando a la privada). “Todavía tenemos mucho camino por recorrer”, admite González.
El primer reto, explica el concejal, es “cubrir toda la demanda actual” -este curso quedaron 3.300 solicitudes sin atender-, pero también “hacer aflorar aquella demanda de familias que no solicitan plaza, pero podrían hacerlo”. Pero ¿cuántas escuelas harían falta para cubrir estas peticiones? “Necesitamos muchas”, admite.
El plan de trabajo del Consistorio para ampliar la oferta pública pasa, por un lado, por la construcción de nuevas escuelas: el próximo curso abrirá una nueva guardería y se acabará la ampliación de otra. “Pero también hemos reactivado la maquinaria para construir otras, por ejemplo, con la expropiación de algún solar”, asevera el concejal. El Plan para la educación y crianza de la pequeña infancia, elaborado en abril de 2021, prevé ocho nuevas guarderías públicas para el curso 2024-25. Pero la nueva construcción plantea numerosos problemas: encontrar un solar, el coste de la obra, el coste de mantenerlas y el tiempo que requiere (unos seis años desde que se halla el solar), detalla el concejal.
Por este motivo, el Ayuntamiento ha elaborado un reglamento para municipalizar escuelas infantiles privadas ya existentes, con ciertos requisitos: que el centro se ubique en una zona con falta de pública, que cuente con un mínimo de aulas y de área de patio o que tenga cocina, entre otros aspectos. Con esta iniciativa, “se soluciona la poca disponibilidad de espacios, se aprovecha el personal cualificado que ya está haciendo el trabajo, hay poca intervención en obras y se dispone de la escuela casi inmediatamente”, resume González.
Privadas subvencionadas
L’Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad catalana más poblada, cuenta tan solo con nueve escuelas infantiles públicas (municipios con un poco menos de población como Terrassa tienen 14 o Sabadell, 11), de las cuales seis son municipales y tres de la Generalitat. Pero la ciudad dispone de un catálogo particular de guarderías, ya que a estas se les añade 23 escuelas privadas, de las cuales siete están subvencionadas por el Ayuntamiento y la Generalitat. Se trata principalmente de cooperativas sin ánimo de lucro que ofrecen cuotas más económicas que una privada convencional gracias a esta aportación de la Administración.
El Ayuntamiento tiene la mirada puesta en cinco de ellas. “Son las que están ubicadas en edificios municipales. Queremos hacer una concesión de servicios sacando a licitación su gestión, el mismo modelo que actualmente tenemos con las públicas”, abunda el concejal de Educación, David Quirós. El regidor admite que se trata de un “proceso complejo”, pero añade que las empresas que actualmente gestionan estos cinco centros se podrán presentar al concurso. La idea es que la licitación se publique en breve para que ya el próximo septiembre inicien el curso como públicas. “En algunas la concesión administrativa del edificio está a punto de finalizar y en el resto se quiere forzar, siempre con el acuerdo de las partes”, añade.
Con la incorporación de estas cinco escuelas infantiles, el Ayuntamiento ganaría 380 plazas públicas hasta alcanzar las 1.100, una cifra que llegará a las 1.300 con las dos escuelas infantiles que la ciudad tiene proyectadas. Todo ello dará oxígeno al sistema, ya que la fuerte demanda de este curso -las solicitudes se incrementaron un 22%, alimentadas por la gratuidad de la etapa Infantil- ha llenado hasta los topes las guarderías públicas, mientras las cinco subvencionadas tienen una ocupación del 75%, según datos del Consistorio.
Quirós destaca también los beneficios de la integración de centros existentes respecto a la construcción de nuevos. “Hemos optado por esta vía porque estas cinco guarderías ya están en edificios públicos. Además, se aprovecha un equipamiento ya existente, con un buen proyecto educativo y sacamos rendimiento de un centro que está a medio gas”.
Los recelos de las patronales
Barcelona quiere aprobar el reglamento antes de las elecciones del próximo mes de mayo, pero admite que, de momento, no tiene centros candidatos para absorber. Además, no tendrá fácil consensuar el texto con las patronales, que ya han mostrado sus objeciones. “Han cogido el camino más lento, complejo y el más difícil de aplicar”, resume Jordi Fibla, secretario general de la Associació de Llars d’Infants de Catalunya. El sector asegura que los requisitos que se piden no se corresponden con la realidad, y esperan una nueva propuesta. “Escuelas como las que pide el Ayuntamiento puedes encontrar una o dos en toda Barcelona, porque acostumbran a ser muy pequeñas”, añade Conxita Pericó, presidenta de otra de las patronales, la Associació Catalana de Llars d’Infants. “Las privadas que funcionan no van a querer pasar a públicas. ¿Qué ganan? Esto debería hacerse para rescatar a las que tienen problemas”, rematan las patronales.
Los responsables de la privada optan, como alternativa, por la concertación de plazas. “La privada puede ofrecer plazas y la Administración las puede subvencionar para bajar las cuotas, siguiendo el modelo que se está haciendo ahora con Infantil2”, proponen. De momento, los ayuntamientos lo rechazan.
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