La salud mental de los chavales de Barcelona (también) va por barrios

Los adolescentes de Barcelona, de entre 13 y 19 años, tienen y sienten que tienen una buena salud en general. Lo afirma la encuesta que cada cinco años realiza la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que lleva por nombre FRESC, Factores de Riesgo en los Estudiantes de Secundaria. El informe pregunta a estudiantes de segundo y cuarto de ESO y de segundo de Bachillerato o Ciclos Formativos. Se realiza desde 1984 y este martes el Ayuntamiento ha presentado la de 2021 (la anterior fue en 2016). Si se hace, ha explicado la concejal de Salud, Gemma Tarafa, es para tomar la temperatura a la salud de los jóvenes de la ciudad y ver por dónde orientar las políticas públicas. Pero bajando al detalle de la encuesta (realizada entre febrero y mayo de 2021, cuando lo peor de la pandemia había quedado atrás, aunque algunos de estos estudiantes no habían vuelto a clase) se observan datos preocupantes. La encuesta señala que la prevalencia de la salud mental es “muy elevada”. Existen diferencias de género y nivel socioeconómico, y aumenta el alumnado en situación económica desfavorecida: dos de cada 10 declara que la situación económica de su familia es de privación.

Respecto a la salud mental el 30% de los jóvenes declara tener malestar emocional. El porcentaje se eleva al 38,6% en el caso de las chicas, 20,3% en los chicos. El 20% de chicas está en riesgo de sufrir un problema de salud mental y en los chicos, es el 11,1%. Y además, este capítulo de la salud de los chavales, va por barrios: a menor renta, mayor malestar emocional. Los distritos con menor renta llegan a doblar el riesgo de sufrir un problema de salud mental: en el caso de las chicas, es del 10,9% en Sarrià-Sant Gervasi o del 13,5% en Les Corts; y salta al 28,6 en Ciutat Vella y el 27% en Nou Barris. Igual ocurre con el sentimiento de soledad; es mayor en las chicas y mayor en barrios desfavorecidos.

La encuesta muestra como las cifras globales son muy positivas y es cuando se baja al detalle cuando aparecen porcentajes que llaman la atención. Por ejemplo, el 86% de las chicas y el 93% de los chicos declaran tener una salud excelente, muy buena o buena. Y la satisfacción global con la vida es alta o muy alta para más del 65% de las chicas y más del 77% de los chicos. Pero este indicador también varía en función de los barrios: es menor en los más desfavorecidos. Y también a medida que los alumnos crecen. También resulta positivo que más del 75% declara tener relaciones familiares y en la escuela buenas o muy buenas. O que el consumo de alcohol, tabaco y cannabis cae.

Entre los detalles negativos, destaca que el 60% de los adolescentes está insatisfecho con su cuerpo, una insatisfacción que se dispara respecto a 2016 y que alcanza el 63% en las chicas y el 55% en los chicos. O que en el 15,7% de las respuestas de chavales de entornos desfavorecidos aseguran que pasan frío en invierno, frente a poco más del 2% de entornos favorecidos. También destaca que casi una cuarta parte de las chicas de segundo de Bachillerato o de Ciclos Formativos (las más mayores de la encuesta) asegura que ha sufrido maltrato por parte de su pareja (un 24,8% que se reduce al 19,2% en el caso de las chicas de segundo de ESO). O que el 54% de las chicas y el 45% de los chicos duermen menos de ocho horas.

La encuesta ha preguntado por primera vez aspectos relacionados con el juego con dinero. Esta práctica es más frecuente entre los chicos y aumenta con la edad. Un 12% de los chicos declara haber jugado con dinero el año pasado (solo un 2,7% las chicas) y un 6% admite que es un juego problemático (haber mentido para continuar jugando o apostar cada vez cantidades mayores).