Barcelona empieza las obras del tranvía en Glòries sin tener garantizada la llegada a Francesc Macià

Cuando las cosas se alargan tanto, acaban teniendo paradojas y peros. Y es lo que le ocurre en el arranque, este lunes, de las obras para unir las dos redes del tranvía de Barcelona (que funcionan desde 2004) por la avenida de la Diagonal. La idea que se llevó a un alcalde por delante (Jordi Hereu, tras la consulta que dijo ‘no’ al proyecto de reforma de la Diagonal en 2010); que se olvidó durante el mandato de Xavier Trias; y retomaron los comunes de Ada Colau... comienza los trabajos para unir Glòries con Verdaguer ya en la recta final de su segundo mandato. La idea es que esta primera fase esté operativa en enero de 2024.

Pero, a día de hoy, la unión de las dos redes del tranvía no tiene garantizada la continuidad hasta la plaza de Francesc Macià: lo que culminaría el enlace entre el Trambaix y el Trambesòs y que daría sentido a una obra que, si se mira el mapa de la ciudad, tiene mucha lógica (el tramo que falta no llega ni a cuatro kilómetros pero conectaría nueve municipios) pero que ha sido víctima de mil batallas políticas durante por lo menos cuatro mandatos. Los técnicos han dejado claro que por ellos no será, que dejarán el proyecto listo, pero su aprobación y la disponibilidad presupuestaria es cuestión de los políticos y de las prioridades que fijen. Las autoridades políticas no han aceptado preguntas de los periodistas en el acto “institucional” donde han celebrado el inicio de los trabajos.

El Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat han querido dar máxima relevancia al inicio de las obras y la alcaldesa Ada Colau y el president Pere Aragonès han comparecido en un acto en Glòries con una treintena de invitados, entre ellos varios alcaldes y entidades que han reclamado el tranvía, como la Plataforma por el Transporte Público o la FAVB. “Es una gran obra metropolitana, se ha impuesto el sentido común”, ha celebrado la alcaldesa. “Estamos transformando la ciudad y una vía emblemática como es la Diagonal, recuperando espacio público para la gente”, ha añadido antes de citar otras obras de pacificación de grandes arterias donde se ha ganado espacio a costa de los coches.

La teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, ha destacado la importancia de mejorar el transporte público “en un contexto de emergencia climática”. Aragonès ha celebrado el tranvía como un transporte “mucho más seguro, más amable, que va de la mano de la pacificación urbana y de la combinación de medios de transporte que es indispensable”.

Antes del acto oficial, en una sesión informativa con técnicos, al ser preguntados por si quedará blindada la continuidad de la unión antes de que acabe el mandato, han venido a decir que por ellos no será. “Las grandes obras se proyectan con idea de continuidad”, ha defendido el director general de Bimsa, la empresa municipal de obras, Ángel Sánchez. “No tendría sentido hacer hasta Verdaguer y no continuar”, ha apuntado el arquitecto jefe, Xavier Matilla. “Dejaremos acabado el proyecto ejecutivo”, ha añadido el gerente de Movilidad e Infraestructuras Manuel Valdés. “Hemos firmado un convenio para que sea así”, ha remachado Lluís Alegre, director del área de Movilidad de la ATM.

Pero faltará aprobarlo y tener presupuesto, han admitido. Una cuestión que escapa a lo técnico y entra en el terreno político. En su discurso, Janet Sanz se ha referido así a la continuidad: “Desde ya nos ponemos a trabajar para completar la conexión, el tranvía tiene que llegar cuanto antes a Francesc Macià”.

Cuando entre en funcionamiento este primer tramo, el tranvía ganará 19.000 viajeros al día (58% más que lo tiene ahora el Trambesòs). Las obras alcanzan los 110 millones de euros de inversión: 52 millones de euros que paga el Ayuntamiento y 56 la Generalitat, a través de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM).

Los trabajos se han adjudicado en cuatro tramos en los que las dos administraciones trabajarán conjuntamente: el Ayuntamiento se encarga de la urbanización (aceras, carriles, mobiliario urbano, vegetación) y la Generalitat de la infraestructura propia del tranvía (las vías, la tecnología) y las estaciones.

Para este tramo del tranvía, con grandes cruces (el mayor, Aragó, Diagonal, Sardenya) se ha elegido un sistema que permite prescindir de las catenarias. Se llama ATC (Alimentación continua por el suelo) y consiste en un tercer carril entre las dos vías por las que caminan los tranvías: un carril que proporciona energía eléctrica a los trenes, y lo hace solo cuando pasan.

Durante los más de dos años de obras que afronta la Diagonal no habrá grandes afectaciones a la movilidad en coche porque la avenida ya sufre cortes desde noviembre de 2020. Sí habrá afectaciones en algún momento en la L2 de Rodalies, o en cortes cuando se urbanicen las calles verticales que cruzan la Diagonal.