Una reforma que tumbó el mandato de Hereu
Barcelona lleva una década discutiendo y sin resolver el futuro de la avenida
Como no puede ser de otra manera, Barcelona lleva largos años discutiendo sobre la reforma de la Diagonal. Sobre las mesas de técnicos está desde 2004, cuando el tranvía del Besòs empezó a funcionar y estaba a poco más de cuatro kilómetros del otro, el del Llobregat, en línea recta por la Diagonal. En el último mandato de Joan Clos, algunos —más bien los socios de ICV— ya apuntaban que si se unían los tranvías por el tronco central de la avenida se eliminaría tráfico privado y la avenida se podría convertir en un paseo agradable. El también socialista Jordi Hereu, cuando ganó las elecciones, en 2007, era escéptico ante las dos cosas: la gran reforma de la avenida y la unión de los dos tranvías porque supondría echar a muchos coches. Esa idea la mantuvo un año y en septiembre de 2008, a la vuelta de las vacaciones, Hereu abrazó la reforma de la Diagonal. Una conversión provocada más bien por la coyuntura política porque se le acusaba de falto de una idea o proyecto fuerte de ciudad.
Pese a que ya apuntaban los primeros signos de la crisis económica, el gobierno municipal se lió la manta a la cabeza y convocó una consulta ciudadana —que forzó Jordi Portabella de cuyo apoyo dependían para gobernar —que se saldó con un fiasco total para los socialistas. Los dos proyectos que se sometían a votación —o bulevard o rambla— pasaban por la unión de los dos tranvías por la Diagonal, lo que suponía una profunda transformación de la avenida y no pocos problemas para salvar algunas infraestructuras del subsuelo. El entonces jefe de la oposición, Xavier Trias, forzó una tercera opción —sus votos eran necesarios para convocar la consulta— que fue la más votada: ni una ni otra. El resultado fue toda una estocada de muerte para el gobierno del bipartito que perdió ante Trias en mayo de 2011.
Y ya instalados en plena crisis económica, la importante inversión económica que requería una reforma integral de la Diagonal le ha sido muy útil al alcalde nacionalista para no definir cuál es su modelo. Es más, hasta ahora solo se refería a actuaciones puntuales para mejorar la calidad del espacio público. Aunque ni esto ha llegado a concretar. ¿Anulando los parterres del paseo central? ¿Ampliando las aceras laterales y suprimiendo uno de la calzada? ¿Dónde colocar el carril bici? Hasta ahora no hay respuestas.
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