Los cuentos afilados de Irene Pujadas y la traducción de ‘Crim i càstig’ de Miquel Cabal, premios Ciutat de Barcelona
El Ayuntamiento reconoce también un poemario de Edgardo Dobry y la biografía del psiquiatra Tosquelles. Los Edebé cumplen 30 años con obras que retratan duras realidades
El cuento en catalán, con clásicos indiscutibles como Calders o Trabal, tiene una riquísima tradición. Y a ella debe añadirse desde ahora la labor de Irene Pujadas, al menos a tenor de la opinión del jurado de los premios Ciutat de Barcelona, que así lo ha explicitado al concederle la distinción en el ámbito de la literatura en catalán por los relatos que conforman Els desperfectes (L’Altra Editorial). Los galardones que convoca el Consistorio (dotados con 9.500 euros por categoría) también han reconocido en el ámbito de las letras la ingente labor de Miquel Cabal al afrontar Crim i càstig de Dostoievski (Alpha) en el apartado de traducción al catalán; el poemario de Edgardo Dobry El parasimpático (Club Editor) en el ámbito de la literatura en castellano, y la biografía de Joana Masó Tosquelles. Curar les institucions (Arcàdia) para el ensayo.
Los relatos de Pujadas (Sant Just Desvern, 1990) rezuman “humor afilado y estilo vibrante”, según el jurado, y muestran un “atrevimiento y ambición literaria” que comportan “una significativa aportación a la tradición cuentística catalana”, se dice de los relatos de un libro que ya obtuvo el premio Documenta y práctica unanimidad en el elogio de la crítica, entre otras razones por la variedad de opciones y recursos técnicos empleados. El mismo consenso que mereció la versión que Cabal firmó de Crim i càstig, la única en catalán desde que en 1929 Andreu Nin se atreviera con la primera, ya entonces de gran prestigio. La “riqueza y diversidad de registros” que refleja la obra (casi cada personaje tiene un uso propio del ruso según su estrato social), así como la labor de contextualización de la novela, son los elementos que han merecido la distinción, según el jurado.
Es, en cambio, la “distancia humorística” y “la luz cálida sobre lo ordinario” lo que ha destacado el jurado de los versos del argentino afincado desde 1987 en Barcelona Dobry (Rosario, 1962). Una luz inédita también arroja la biografía de Tosquelles, revolucionario psiquiatra republicano que marchó exiliado a Francia y que le ha valido a Masó, profesora de la Universidad de Barcelona, el Agustí Duran i Sanpere, nombre que recibe el apartado de ensayo de los galardones.
Los reconocimientos se suman a los cuatro premios Ciutat de Barcelona fallados esta misma semana: la compañía La Veronal (artes escénicas), el festival Bachcelona (música), el festival Reteena (audiovisuales y cultura audiovisual) y Laia Estruch (artes visuales).
Los Edebé llegan a su 30 edición
Iván Mishukov fue un niño ruso al que su abuelo alcohólico abandonó en las calles de Reutov, cerca de Moscú. Sobrevivió unos años así porque cuatro perros abandonados se convirtieron en su inseparable familia y le alimentaron y dieron calor. La historia real generó una película, una obra de teatro y un libro y ahora es la base de la novela de corte introspectivo Rey, con la que la autora asturiana Mónica Rodríguez (Oviedo, 1969) ha obtenido el premio Edebé de literatura infantil, con una bolsa de 25.000 euros, y en la que la prolífica y reconocida autora afincada en Madrid (setenta libros publicados, premio Ala Delta, Anaya y Gran Angular, entre otros) narra el impacto sentimental que puede tener un abandono así de un niño.
Una cruda realidad es también la que presenta Un ewok en el jardín, del novelista Pedro Ramos (Madrid, 1973), donde el también publicista y guionista aborda los efectos de la depresión y las sombras del suicidio a partir de la compleja vida emotiva de un joven de 16 años y que se ha alzado con el galardón en la categoría juvenil (30.000 euros).
Los premios Edebé, de los mejor dotados del género en España, han alcanzado ya su 30ª edición, desde que un desconocido Carlos Ruiz Zafón, con 28 años, inaugurara el palmarés del apartado juvenil con El Príncipe de la niebla. Tres obras reconocidas en los Edebé han cosechado a lo largo de las tres décadas también el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil: La isla de Bowen, de César Mallorquí; Palabras envenenadas, de Maite Carranza, y El efecto Frankenstein, de Elia Barceló.
Las obras ganadoras de este año, elegidas de entre los 239 originales presentados (140 de infantil y 99 de juvenil), se publicarán en marzo, en las cuatro lenguas cooficiales del Estado y en braille, y tanto en soporte papel como en e-book y audiolibro.
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