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Tres horas de cola para una PCR que permita volar

Turistas y barceloneses soportan largas esperas en laboratorios privados para hacerse un test para poder viajar a otros países

Clara Blanchar
Una cola frente a un laboratorio de análisis clinicos para realizar tests rápidos y PCR, el domingo.
Una cola frente a un laboratorio de análisis clinicos para realizar tests rápidos y PCR, el domingo.Massimiliano Minocri (EL PAÍS)

Hay laboratorios que facilitan cita previa y otros que no. En los primeros es más ágil, aunque de cuarenta minutos no bajan las colas. Sin cita previa la espera puede superar las tres horas. Es lo que deben aguardar estos días de vacaciones en Barcelona para hacerse pruebas PCR o test de antígenos los turistas que están en la ciudad de vacaciones y regresan a sus países, o bien barceloneses a punto de volar al extranjero por trabajo o también para conocer otras ciudades.

Se trata siempre de centros privados y abiertos los siete días de la semana. Cuanto más cerca del centro de la ciudad, más turistas congregan, incluso con maletas o mochilas, a punto para salir hacia el aeropuerto. Es el caso de laboratorios próximos al paseo de Gràcia, a escasos metros de la Sagrada Familia o en pleno Raval, al lado del teatro Romea. En barrios como el Camp d’en Grassot (Gràcia) o la izquierda del Eixample, el público es más local. Los precios: sobre los 40 o 50 euros un test de antígenos. Y a partir de 90 euros una PCR: más cerca de los 100 si el resultado llega en 24 o 48 horas; o a partir de 130 euros si el resultado se facilita en tres horas.

En el Centre Mèdic Travessera la espera alcanzaba ayer por la mañana las tres horas. La empleada que pedía a los presentes en la cola que rellenaran la ficha de datos aseguraba, atareada, que entre semana están realizando unas 200 pruebas, en horario de mañana y tarde, y 100 los fines de semana, porque cierran a mediodía. Antes de las 12 de ayer avisaba a los que llegaban de que ya no estarían a tiempo de hacerse el test, porque cerraban dos horas más tarde.

Los vecinos de la zona, mayoría en la cola, lamentaban la espera y el precio: “Llevamos desde antes de las 9 de la mañana”, se quejaba Xavi García, de 28 años, dispuesto a volar por la noche a Argentina. Pagó 130 euros por la prueba rápida. A su lado, Sònia López, de 35 años, aguardaba por el test para volar a Alemania. “No sé si es necesaria, pero haré PCR porque voy por trabajo y no quiero problemas”. Unos metros más adelante, Maria Antonia Moreno y Toni viajarán a Ciudad del Cabo este martes para visitar a su hija y sus nietos, que viven allí. Van para tres meses. En 2020, cuando estalló la pandemia, se tuvieron que quedar cinco meses. Ayer, como el resto, sospechaban que el personal en el laboratorio era insuficiente para una cola tan larga.

Muy distinto era el público en la Diagonal, en el laboratorio Certimedic. Aquí predominaban los turistas apurando las vacaciones en Barcelona, muchos ya con las maletas. La posibilidad de pedir cita por internet reducía notablemente la cola. Cada pocos minutos un empleado con bata se asomaba a la puerta para llamar a los presentes por su nombre. Nicolo y Andrea, italianos de Milán, esperaron unos 40 minutos por una prueba de antígenos. “Llevamos puestas tres dosis de la vacuna, pero igual piden una prueba realizada 24 horas antes del vuelo”, contaban tras pasar el fin de año en una ciudad que visitan a menudo y que esta vez les ha parecido más aburrida, por el toque de queda y el cierre de las discotecas. La Nochevieja la pasaron en el hotel, lamentaban.

Y a punto de regresar a los Estados Unidos estaba Nathalie Rizzi, tras pasar diez días visitando la capital catalana. Antes estuvo esquiando en las Dolomitas (le delataba el casco colgando de la mochila). Y antes en Alemania, de donde es originario su novio: “Allí hacen test gratis en cada esquina, seas alemán o turista, y te mandan el resultado por correo electrónico. Debería ser así en todos lados”. En Italia, también tuvo que pagar para viajar a España, lamentó.

Tests para descartar covid

Pero no todo son motivos de ocio en las colas. En Gràcia, Cristina Martínez, funcionaria, lamentaba tener que aguardar y pagar para una PCR cuando lo único que pretende es “descartar que esté enferma”. Relataba que el 26 de diciembre, festividad de Sant Esteve, estuvo con una persona que resultó positiva. Desde que le avisaron han pasado cinco días, y la mutua de los empleados públicos, Muface, le da cita “para dentro de dos días, más dos de espera para el resultado”. Con síntomas de resfriado, saber si es positiva o es una falsa alarma le costará 90 euros.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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