Las vacunas empiezan a caducar en Cataluña tras la caída del ritmo de inoculación
El Departamento de Salud admite que se descongelaron más dosis de las que se han podido administrar, pero no cifra los viales desaprovechados
Las vacunas contra el coronavirus empiezan a caducar en Cataluña. El ritmo de vacunación ha sido mucho más bajo del previsto por el Departamento de Salud de la Generalitat y algunos viales no se han podido administrar antes de los 31 días establecidos tras descongelarse. Algunos de los equipos de vacunación de Barcelona confirman que de momento unos centenares de dosis no se han podido pinchar en el periodo establecido y tendrán que retirarse del circuito a la espera de saber qué idea tiene el Ministerio de Sanidad para estos casos, y avisan de que hay “numerosas dosis” en peligro. Salud admite la situación, pero no concreta la cifra.
La Generalitat entendió que el interés por las vacunas aumentaría en septiembre después de un verano en caída: de las más de 725.000 dosis semanales administradas a principios de julio, Salud ha pasado a pinchar 123.000 dosis los últimos siete días, cuando el deseo del consejero de Salud, Josep Maria Argimon, era alcanzar los 500.000 pinchazos semanales.
El Departamento de Salud admite que anticipó “un repunte de la demanda” que no se ha producido, y asocia este “desajuste” al “alto porcentaje de mayores de 12 años inmunizados”, a pesar de que la cobertura global es menor que en otros territorios. Cataluña es actualmente la segunda comunidad con la menor cobertura contra la covid (71%), solo por detrás de Baleares (68%), y lejos de Asturias, que ya ha protegido al 82% de su población. La media de España es del 75%.
Cataluña es actualmente la segunda comunidad con la menor cobertura contra la covid (71%), por debajo de la media española (75%)
Ante la escasa demanda, Cataluña sufre ahora un excedente, y fuentes de Salud admiten la pérdida de algunos viales, aunque no detallan cuántos: “Algunos lotes no administrados tienen una fecha de caducidad muy próxima y, sin disponer de datos exactos, es posible que algunas unidades hayan caducado”. Los equipos de enfermería admiten la dificultad para convocar a personas sin proteger y las campañas del Departamento son mucho más selectivas que masivas para captar a población en la misma calle.
La ralentización de la vacunación es un problema común, por lo que el Gobierno pidió a Pfizer que retrasara el envío previsto esta semana para no acumular más dosis y evitar precisamente “que caduquen”, explicó a EL PAÍS una fuente del Ministerio de Sanidad. Cataluña tiene en sus neveras cerca de un millón de vacunas: ha recibido 11,8 millones de dosis y ha utilizado 10,8 millones, según dadescovid.
Circuito y mantenimiento
Las vacunas Pfizer y Moderna, las más utilizadas en España, tienen una vida útil de seis meses si se mantienen congeladas a entre 60 y 90 grados bajo cero. Pero una vez se trasladan a los puntos de vacunación y se descongelan, los sanitarios tienen un mes para administrarlas. Bajo estas premisas, los equipos de enfermería piden semanalmente un número de viales según sus previsiones, y una vez salen del congelador, empieza la cuenta atrás.
Salud ya detectó a finales de agosto que el punto de inmunización de la Fira de Barcelona tenía más dosis de las que acabaría inoculando, por lo que derivó una gran parte de estas, que caducaban el 15 de septiembre, a los centros de atención primaria (CAP) de la ciudad, según un responsable de una de las cuatro zonas de vacunación de la ciudad. Cada zona agrupa una quincena de CAP, aproximadamente. “Hicimos lo imposible para poder utilizar todas las dosis”, defiende este responsable, “pero se habrán perdido entre 300 y 400 dosis en una sola zona”. El responsable asegura que el excedente es similar en el resto de zonas de Barcelona, por lo que las vacunas perdidas probablemente ronden el millar, como mínimo. “Se me ponen los pelos de punto solo de pensarlo”, lamenta el sanitario. “Espero que la gente se dé cuenta de la situación en que nos encontramos y vaya a vacunarse para no perder más dosis”, pide.
“Espero que la gente se dé cuenta de esta situación y vaya a vacunarse para no perder más dosis”, pide una responsable
En el Campus Nord de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), las enfermeras que inoculan a los estudiantes sin cita previa contaban el martes con viales que caducaban este jueves, y un CAP del distrito de Gràcia buscaba esta semana a unas 60 personas para usar viales que caducan el próximo lunes.
De momento, las vacunas caducadas no se tirarán, a la espera de que los estudios científicos determinen si pierden mucha capacidad de inmunización, y se mantendrán en frío. “No tenemos precedentes en vacunas ARN mensajero”, recuerda Magda Campins, jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Vall d’Hebron de Barcelona. “Cuando una vacuna caduca, su capacidad de inmunización se reduce, pero con Pfizer y Moderna aún no lo sabemos”, completa.
La situación, sin embargo, puede corregirse porque la Comisión de Salud Pública acordó este jueves administrar una tercera dosis a personas con cáncer y ancianos de residencias, que se añaden a los grandes inmunodeprimidos (trasplantados o personas en tratamiento con fármacos anti-CD20). “Esta decisión es una gran noticia porque nos permitirá utilizar vacunas en riesgo de que caduquen”, celebra Campins. La epidemióloga asegura que esta semana se han administrado en Vall d’Hebron unas 1.000 dosis que caducaban este viernes.
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