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Un brindis por la birra artesana en Vilanova

El Singlot nació hace 10 años como asociación y desde entonces se ha erigido en referencia de la nueva cultura cervecera en el Garraf

Dani Cordero
La barra de El Singlot, con Pepe López sirviendo una cerveza.
La barra de El Singlot, con Pepe López sirviendo una cerveza.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)

El pomo está algo suelto y la puerta de cristal de la entrada se atranca con el suelo. Pero los asiduos no parecen ver problema alguno para adentrarse en El Singlot, pequeño establecimiento con unos diez años de historia que huye de las zonas más concurridas de Vilanova i la Geltrú. Ni extiende mesas y sillas en las familiares plazas de la Vila o del Foment ni se plantea competir con las terrazas y el ajetreo veraniego del paseo marítimo. Apenas junto a su entrada cuenta con una mesa alta y dos sillas, que son casi más una salida para ganar espacio que para hacer caja.

Sede de una asociación creada para velar por la cultura cervecera, no cuenta como bar para la administración, pero según la RAE cumple a rajatabla: “Local en el que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador”. Y es allí donde se arremolinan los parroquianos, alrededor de la figura de Pepe, encargado de casi todo.

El lunes, sobre la pequeña barra sudaba un queso que invitaba al paraíso y, separado solo por un cuenco de tostadas, unas salsas de intenso rojo que, dice la experiencia, mostraban el camino del infierno. Un poco más escondidos están los tiradores. Su cerveza podría ayudar a escoger entre cielo y averno. O ambos.

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Se desentenderá de esa elección Pepe: cada intento de arrancarle un consejo sobre la consumición acaba con un discreto gesto que podría interpretarse como un “otra vez”, el giro de la cabeza y, acompañando con el dedo, lectura acotada de los cuatro tipos de cervezas apuntadas en unas pizarras, el menú del día. Y el silencio. Quizás es consciente de que una explicación más profunda no mejoraría mucho para alguien capaz de confundir una lager con una stout. Pero tras la elección y una pequeña espera, llega la cerveza, acompañada de un cómplice “salut!”.

Pepe López es el director del pequeño establecimiento y a quien responden los grifos que aguardan tras la barra. Con Uruguay como cuna y origen asimismo de su cultura cervecera, recaló en 2003 en Cataluña, donde empezó a ofrecer catas y cursos a pequeños grupos de gente interesada en algo que por aquel entonces era aquí un agujero negro: la cerveza artesana. Tras una serie de catas que hizo en Vilanova uno de los asistentes le trasladó la idea de abrir un local para ponerle dirección a ese interés divulgador. Corría el año 2010 y se pusieron en marcha con El Singlot. Hoy el establecimiento no solo alberga a parroquianos y a almas perdidas, sino que se ha convertido en el cuartel general desde el que, entre otras actividades, se organizan dos veces al año festivales (Fes-t’hiu en verano y Fes-t’hi en invierno) en los que se invita a cerveceros artesanos de todas partes a mostrar sus producciones para que quien quiera se las beba.

Para evitar las confusiones

Para evitar confusiones y viajes en vano: El Singlot no es lugar para tomar un café. Tampoco para comer un croissant de chocolate. Y por descontado, refrescarse allí con una cerveza industrial tendría pinta de desfachatez. No hay nada de eso. Solo cerveza artesana y, desde no hace mucho tiempo, algo de vino natural, “zumos de un colega de la Val d’Aran” y kombucha, nuevas referencias que han ampliado la oferta del local con el tiempo. Y para no caer en posibles estereotipos: no se trata de ningún local snob repleto de modernitos ni birras a precio de oro, ahí dentro lo de salirse del carril en temas de birra —si es que aún es así— parecen llevarlo con mucha naturalidad.

El encargado de este establecimiento comparte la elaboración de cerveza con las algo más de cuatro horas diarias de voluntariado —sin cobrar—, que pasa en El Singlot. Lo que sí hace la entidad es comprarle parte de la cerveza que produce su marca, La Font del Diable. “Me parece que con eso ya hay más que suficiente; yo aquí detrás ya me estoy formando cada día”, dice, modesto, pese a que el lunes en el menú del día no constaba ninguna de sus elaboraciones.

Todo lo que recauda El Singlot se invierte “en más cerveza y en la cultura de la birra”. Y en los quesos que van desapareciendo de la barra —las salsas y otras cuestiones como pepinillos gigantes en vinagre acostumbran a ser generosas aportaciones de los socios—. Hace un tiempo en El Singlot se podía pedir una tabla de quesos, e incluso otras delicadezas para picar por las que había que pasar por caja. Pepe, cansado de vigilar que el material no se echara a perder por la falta de capricho de los clientes, decidió cambiar de método. Comprarlo y dejarlo en el mostrador. “Ya que regalamos el queso, mejor que sea bueno y que se lo compremos a quien lo trabaja con cariño y honestidad”, dice sobre las piezas que maneja, muchas veces en colaboración con una tienda de quesos de la ciudad.

Y lo mismo que hace con la comida repite con la cerveza. “Intentamos tener cerveza de la gente que conocemos. Aquí no dejo entrar a un comercial, que lo único que quieren ver es a cuánto vendemos la cerveza”, explica. Su cultura debe ser vasta, porque además de las cervezas del menú diario, la carta la forman decenas de cervezas, de tipos, formas, tamaños y procedencias variadas, alineadas sobre las estanterías que visten las paredes del local.

En el local o en casa

Año de fundación: 2010

Propietario: El Singlot, una de las primeras asociaciones para dar a conocer la cultura en torno a la cerveza artesana en Cataluña

Plato recomendado: Como en casa, se come lo que hay. Para beber se puede pedir consejo entre las cervezas del menú y las de las carta (que son más para llevar; no todas caben en la nevera).

La mejor hora: Son cuatro, entre las 18.00 y las 22.00, las de apertura.


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Sobre la firma

Dani Cordero
Es integrante de la redacción de EL PAÍS en Barcelona, donde ha desempeñado diferentes roles durante más de diez años. Licenciado en Periodismo por la Universidad Ramon Llull, ha cursado el programa de desarrollo directivo del IESE y ha pasado por las redacciones de 'Ara', 'Público', 'El Mundo' y 'Expansión'. 

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