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Un tercio de las residencias catalanas tiene casos de covid

Las familias denuncian que las medidas de contención del Govern llevan al confinamiento de los usuarios y “vulneran derechos fundamentales”

Josep Catà Figuls
Usuarios de la residencia Vila Clavellina de Premià de Mar, libre de casos de coronavirus, participan en una actividad.
Usuarios de la residencia Vila Clavellina de Premià de Mar, libre de casos de coronavirus, participan en una actividad.Joan Sanchez (EL PAÍS)

La quinta ola de la pandemia de covid-19 ha hecho empeorar los datos de la evolución epidemiológica en las residencias de personas mayores y de dependientes, aunque el éxito de la campaña de vacunación en estos centros ha mitigado el impacto. Desde el 1 de julio, aproximadamente cuando empezó el nuevo auge de contagios, las residencias han registrado 176 fallecidos —en el conjunto de la población catalana ha habido 502 muertes— según los datos del departamento de Salud. Mientras que hace apenas dos meses la situación en las residencias era de control absoluto y con cifras de contagios y fallecidos muy bajas, actualmente un tercio de los centros en Cataluña tiene casos de covid. Asociaciones de familiares lamentan que no todos los trabajadores estén vacunados y que el Govern haya tomado medidas restrictivas que, a la práctica, llevan a un confinamiento domiciliario de los usuarios “que vulnera sus derechos fundamentales”.

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El informe semanal de la Generalitat sobre la pandemia en las residencias indicó ayer que, del total de 1.026 centros para personas mayores, el 12,28% (126 residencias) está catalogado con el color rojo, es decir, que tienen casos de covid y nuevos brotes que aún no están controlados. 204 centros (el 19,98% del total) se consideran “naranja”, con casos de covid pero bien sectorizados y aislados. Y el resto, dos tercios del total, están libres de virus.

Estas cifras representan un aumento progresivo de las residencias que tienen casos de coronavirus desde que empezó la quinta ola: en mayo todas estaban libres de virus y a principios de julio solo había presencia de la covid 19 en un 5% de los centros. Sin embargo, este empeoramiento de las cifras nada tiene que ver con la situación dramática que vivieron las residencias en las primeras olas de la covid-19, que se ensañaron con este segmento de la población (desde el inicio de la pandemia ha habido 37.472 casos acumulados, la mitad de la población residente, y 8.988 fallecidos). La vacunación, que empezó justamente en estos centros, ha protegido a los usuarios, que están prácticamente todos con la pauta completa.

No obstante, no todos los trabajadores de estos centros tienen la pauta completa. Solo la ha recibido el 90,5%. “Que aumenten los contagios era previsible, porque tenemos un porcentaje de trabajadores sin vacunar muy alto”, lamenta María José Carcelén, portavoz de la plataforma de familiares Coordinadora 5+1. “El virus entra por los trabajadores, porque son los que están en el día a día con los usuarios, los mueven, se acercan... No entra por los familiares, que apenas podemos hacer visitas y vamos con distancia y mascarillas”, añade.

Al no tener a todos vacunados y ante el auge de la quinta ola, el Govern endureció a mediados de julio las medidas que había impulsado dos semanas antes. Las preventivas consisten en un cribaje a los trabajadores no vacunados tres días por semana mediante test de antígenos rápido (TAR) o pruebas PCR, un cribaje semanal a empleados vacunados y TAR a todos los familiares visitantes. “Estamos de acuerdo con estas medidas, lo que discutimos es que se encierre a los abuelos”, dice Carcelén, que alerta del deterioro físico y mental que provocan las restricciones más duras. Estas son la reducción a dos personas del máximo de visitantes y la prohibición de salidas de menos de tres días, incluidos los paseos por las inmediaciones. “En la práctica, es un encierro domiciliario, porque son muy pocas las familias que pueden tener en casa a sus mayores durante más de tres días, las casas de la gente no están adaptadas. Encerrarlos es ilegal y además no sirve de nada”, afirma. La coordinadora, que ha puesto una denuncia a la Fiscalía al entender que se vulneran derechos fundamentales, ha tratado de reunirse con la consejera de Derechos Sociales, Violant Cervera, pero esta ha declinado hacerlo y ha delegado en una dirección general, que aún no ha convocado a la plataforma desde que lo pidieron en el mes de abril. “Estamos radicalmente contra este aislamiento salvaje, que el Govern ha decretado sin pasar por los tribunales. Son presos sin delito ni condena, y si la pandemia ha venido para quedarse, ¿qué tenemos que hacer, encerrarlos para siempre?”, lamenta. Además, Carcelén destaca que la falta de personal en las residencias, especialmente en verano, hace que no se estén cumpliendo los planes de sectorización y que no se respeten los grupos burbuja dentro de los centros. “Hay que hacer más inspecciones y sin avisar”, avisa.

El Govern anima a los universitarios a vacunarse

La Generalitat ha puesto en marcha una campaña para animar a los estudiantes universitarios a vacunarse antes de que empiece el curso. Uno de cada dos jóvenes catalanes menores de 29 años dispone ya de al menos una dosis de la vacuna, pero el objetivo del Departamento de Salud es que sean más, con el fin de garantizar al menos el 70% de presencialidad de las clases fijado por el plan de protección civil catalán (Procicat). En este momento, la vacunación en Cataluña está abierta a todas las edades a partir de los 12 años. La campaña del Govern dirigida a los estudiantes universitarios incluye que estos pueden presentarse con o sin cita previa en el centro de vacunación y prioriza a los estudiantes que tienen previsto ir a otros países a hacer el curso.

En el conjunto de Cataluña, la situación epidemiológica va mejorando, con un índice de transmisión del virus (Rt) de 0,74 y una incidencia acumulada en los últimos 14 días de 521 casos por cada 100.000 habitantes.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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