Las joyas artísticas de Rafael Tous revolucionan el Macba
El museo de Barcelona muestra la importante colección de arte conceptual donada por el empresario y mecenas que obliga a revisar la exposición permanente
Después de varios años en el que el Macba parecía solo donar noticias negativas tras desencadenarse la guerra por la capilla de la Misericordia; las últimas son todas buenas y positivas: se ha presentado el proyecto para ampliar el museo en la misma plaza dels Àngels que verá la luz en 2023 y este jueves se inaugura En tiempo real. La Colección Rafael Tous de arte conceptual, la primera presentación de la gran donación que hizo al museo el empresario textil y coleccionista Rafael Tous (Barcelona, 80 años) hace un año y que da sentido a la necesidad de ampliar el Macba más allá del edificio de Richard Meier. Un regalo de más de mil ítems artísticos fundamentales para entender el arte realizado en Cataluña desde la década de 1970 que revoluciona el museo del Raval y le obliga a reordenar su colección permanente donde repasa el arte del siglo XX.
La primera presentación, con una selección de 120 obras de 28 artistas, ocupa la planta baja y primer piso del museo, la Capella y la mítica sala Metrònom, propiedad de Tous y que fue el epicentro de la producción artística de estos convulsos años. Ahora se reabre para exponer una de las grandes piezas de la colección: Las puertas de Linares, creada por el Jordi Benito en 1989 para este espacio.
La obra de Benito es la guinda de una presentación que permite ver piezas creadas por artistas como Francesc Abad, Carmen Calvo, Jordi Cerdà, CVA (Comité de Vigilancia Artística), Alicia Fingerhut, Teresa Gancedo, Ferran Garcia Sevilla, Eulàlia Grau, Josep Maria Joan i Rosa, Àngel Jové, Antoni Llena, Eva Lootz, Fina Miralles, Antoni Muntadas, Pere Noguera, Carlos Pazos, Joan Rabascall, Àngels Ribé, Benet Rossell, Francesc Torres y Jaume Xifra; muchos de los cuales se han reencontrado ahora con producciones suyas después de años de no verlas expuestas, gracias a la selección (hasta el 9 de enero) realizada por las comisarias Antònia Maria Perelló y Claudia Segura, conservadoras y responsables de la colección del museo.
Como Eugènia Balcells que volvía a ver este miércoles su obra SupermercART creada en 1976 para la Sala Vinçon; una pieza que hace 45 años criticaba el consumismo y el papel de los medios de comunicación. Formada por tiras de plástico que contienen aire, arena, ceniza, cigarrillos, condones, guantes, hierba, lápices, libros, postales, gafas y vaqueros, entre otros y diversos materiales. “Mi abuela me dijo de todo y no vino a verla por lo de los condones. Ahora da risa, pero en ese momento no tanta. Lo mejor fue que vino a verla cuatro veces Joan Brossa y desde entonces fuimos amigos”, explica la artista emocionada. “Hay cosas que no recordaba”, explica junto a las tiras que podían comprarse en Vinçon en 1976. También estaba emocionado Antoni Miralda que descubría en las paredes del museo su Diez notas para un mantel, de 1975, como parte de la colección de Tous. Mientras que Benet Ferrer, creador de cerámicas hiperrealistas con forma de cubos de fregar, gamuzas y desatascadores, también le sorprendía saber que Tous los había adquirido todos ellos. “Estuvo en casa un par de veces, pero no recordaba que me hubiera comprado estas obras. Es fantástico. Estoy muy emocionado porque con esta donación mi obra está por primera vez en el Macba”, ha explicado Ferre.
Tan emocionados estaban, como el coleccionista que, exultante, no paraba de hacer fotos a esas piezas que ha conservado durante décadas en su casa, prestándolas paras innumerables muestras, pero que ahora, tras su enorme acto de generosidad (las ha donado sin ningún tipo de contraprestación al Ayuntamiento de Barcelona y a todos los habitantes de esta ciudad) volvía a verlas de nuevo expuestas.
“Tengo 80 años. Antes de hacer la donación lo consulté a mis cinco hijos y me dijeron que sí. Yo no nunca compré obras por inversión, sino por el cariño, por ayudar y acompañar a los artistas con los que he tenido una relación continuada durante 40 años. Iba a los talleres para ver cómo las hacían, viajaba con ellos por Europa, convivía con todos ellos. Nunca pensé en el valor que tenían, ni en su futuro. Pero estas obras son tan potentes, políticamente como estéticamente, que su mensaje durará siempre. Eso es lo que emociona y por eso he querido darlas a un museo”, ha explicado Tous. “Estoy muy contento porque muchos de estos artistas están aquí, aunque han muerto tres de ellos: Benet Rossell, Jaume Xifra y Jordi Benito”, ha dicho.
“Es difícil explicar lo que significa este acto de generosidad para el museo”, ha explicado Ferran Barenblit, director del Macba, tras recordar que se trata de “la donación más importante en la historia del museo”, durante el recorrido por las salas del centro. “Son obras que hablan de unas prácticas que siguen siendo tan vigentes como entonces”. Obras como la de Ferran Garcia Sevilla, Dejadme ver eso que no se ve. Las Meninas, un políptico de 1974, que crítica de forma feroz el turismo de masas, antes de que el fenómeno impidiera visitar los museos. O cualquiera de las obras de Francesc Abad, el artista más representado en la colección, como Analogies (1991), en la que aparece una enorme cabeza de la medusa barroca que recobra vida en un monitor de televisión que nos invita a mirarle a su mortales ojos y Auschwitz 1997, en la que la palabra del campo de concentración se va perdiendo, como la memoria de los hechos que allí se vivieron. También en la espectacular Avenida de la Victoria de Francesc Torres (1991), en la que el creador enfrenta 12 cascos usados en diferentes deportes con otros 12 usados en la guerra, que muestra sobre vitrinas de cristal, que habla el paralelo entre las rivalidades deportivas y guerreras.
Las instalaciones más espectaculares, por tamaño, son la de Francesc Abad, con Europa arqueología de rescat, instalada en la torre, al final del recorrido de la primera planta; No hay replay, de Carlos Pazos, en la Capella, una obra onírica y escenográfica que habla del paso del tiempo y la memoria y la impresionante Las puertas de Linares, de Jordi Benito, mezcla del rito de los toros y de la religión, que deja boquiabierto al espectador, en la que se mezclan dos toros auténticos disecados y el piano de Carles Santos para representar la muerte del arte total, en este caso Manolete en 1947. Las tres obras son producciones que pudieron verse a lo largo de 1989 en la mítica sala Metrònom, que dan idea de la importante actividad desplegada por esta sala.
Reapertura de Metrònom
“Estoy reflexionando, si a mis casi 81 años voy a mantenerlo abierto. Quería vender el edificio y quedarme con la sala Metrònom y el primer piso y poder continuar haciendo actividades mientras esté vivo. Me interesa la cultura y voy a seguir trabajando en el campo de la fotografía. No descartó que se puede volver a reabrir el espacio”, explicó el coleccionista tras preguntarle por la posibilidad de que la sala se reabra de forma permanente. Tous ha reunido también unas 2.000 imágenes de fotógrafos contemporáneos de todo el mundo, otras 2.000 piezas de arte africano y 10.000 dibujos originales de cómic, además de una biblioteca con 200.000 volúmenes de cultura.
Metrònom abrió en 1980, primero en Sant Gervasi, donde produjo 40 exposiciones, y luego en la calle Fusina, en el Born, que acabó siendo un campo de experimentación de las artes visuales, en la música, la danza y el teatro. Cerró en 2006 tras acoger más de 300 exposiciones de 700 artistas y conciertos de unos 300 músicos. Tous añadió: “Estoy intentando convencer a mi hijo menor, Nil, que vive en Canadá que regrese y se ocupe del tema”.
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