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Junts endurece las condiciones para investir a Pere Aragonès

ERC avisa que unas nuevas elecciones serán inevitables si no cuentan con el apoyo de los posconvergentes para formar Gobierno

Pere Aragonès (derecha) y Elsa Artadi (centro), el pasado abril tras una reunión celebrada en la cárcel de Lledoners (Barcelona).
Pere Aragonès (derecha) y Elsa Artadi (centro), el pasado abril tras una reunión celebrada en la cárcel de Lledoners (Barcelona).Susanna Sáez (EFE)
Cristian Segura

La política catalana lleva casi una década moviéndose a base de golpes de efecto. Son “jugadas maestras”, como los ha acuñado el independentismo, que en la mayoría de ocasiones han acabado fracasando. Así sucedió cuando Artur Mas avanzó las elecciones autonómicas en 2012 creyendo que Convergència i Unió obtendría mayoría absoluta, y terminó perdiendo doce escaños. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) jugó el sábado este comodín de la sorpresa y la audacia al anunciar que se dispone a gobernar en solitario. La ejecutiva de ERC comunicó que da por hecho que sus todavía socios de gobierno, Junts per Catalunya, darían apoyo sin condiciones a la investidura de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat. Solo un día después de este anuncio, Junts ya ha advertido que cualquier voto a favor de Aragonès debe ser negociado y luego aprobado por las bases del partido. “Nuestros votos no pueden ser gratis”, ha dicho la vicepresidenta de Junts, Elsa Artadi.

Artadi es miembro del equipo de Junts que ha estado negociando infructuosamente desde el pasado febrero la formación de un nuevo ejecutivo de coalición. ERC afirma que tras casi tres meses de diálogo no solo no se ha avanzado hacia el pacto, sino que se ha retrocedido. “Intuimos que Junts no quería el acuerdo porque por cada paso adelante ha habido tres hacia atrás”, ha afirmado este domingo en Catalunya Ràdio la portavoz de ERC, Marta Vilalta. Aragonès argumentó el sábado que era necesario asumir la investidura en solitario porque las diferencias entre las dos partes son demasiado grandes y solo quedan poco más de dos semanas para que se produzca la convocatoria automática de unas nuevas elecciones.

Aragonès detalló que uno de los escollos insalvables es el Consell per la República, un órgano presidido desde Bélgica por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Junts presiona para que el Consell sea el ente que dirija la estrategia de los partidos independentistas, que coordine las votaciones de estos en el Congreso de los Diputados e incluso las negociaciones de la Generalitat con el Gobierno central. Aragonès recalcó que él, como presidente de la Generalitat, no puede aceptar esta tutela.

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ERC se aferra a las declaraciones previas del secretario general de Junts, Jordi Sànchez, quien había reiterado que, en caso de no haber acuerdo, darían apoyo a un gobierno en solitario de los republicanos. Sin embargo, como es habitual, la realidad se enreda con la letra pequeña del contrato. El propio Sànchez planteó el sábado un apoyo con condicionantes: Junts facilitaría la investidura de Aragonès en segunda votación, en la que necesita mayoría simple, con la abstención de 28 de sus diputados y el voto favorable de cuatro de ellos. Con esta fórmula, Junts obliga a Aragonès a contar con el apoyo en la investidura de los anticapitalistas de la CUP y de los comunes: solo así evitaría que los partidos no independentistas bloqueen su elección.

Repetición electoral

A la enrevesada fórmula planteada por Sànchez se han añadido nuevos condicionantes: “Junts nunca ha dicho que regalamos los votos. Uno, cuatro, diez o treinta votos, cualquier decisión final la toma la militancia. Cualquier acuerdo sobre la mesa, de investidura o de legislatura, debe negociarse y debe pasar por nuestras bases”, ha avisado Artadi en Catalunya Ràdio. Vilalta ha replicado que ERC solo espera el voto favorable de todos los diputados de Junts. Sergi Sabrià, vicesecretario general de ERC, ha sido rotundo en Rac-1: si Junts no permite la investidura de Aragonès, habrá repetición electoral. “Si hay que elegir entre elecciones y llamar a la puerta del PSC para que nos ceda cuatro votos, hay elecciones”, ha afirmado Sabrià. El dirigente de ERC se refiere así al compromiso de su partido durante la campaña electoral del pasado febrero de no suscribir ningún tipo de pacto de gobierno con los socialistas catalanes. Tanto ERC como Junts y CUP consideran que el PSC es un partido que da apoyo a una supuesta represión antidemocrática contra las formaciones independentistas. Jordi Sànchez y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, cumplen condena en la prisión de Lledoners (Barcelona) por el juicio sobre la carrera unilateral de independencia, celebrado en 2019 en el Tribunal Supremo.

El PSC también se ha cerrado en banda. Su candidato a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, ha insistido este fin de semana en que no piensa facilitar la investidura de un presidente de la Generalitat que busque la independencia de Cataluña. Illa ha pedido a Aragonès que le dé apoyo a él para ser presidente de la Generalitat, puesto que fue el ganador en votos de las pasadas elecciones.

Cambio en los Comunes

Sabrià ha reiterado que el objetivo es que, durante la legislatura, ERC amplíe el gobierno a otras fuerzas políticas. Los republicanos no solo mantienen las puertas abiertas a Junts, pese a las malas relaciones, sino también a la CUP y a En Comú Podem. Carles Riera, diputado de la CUP, ha confirmado que los anticapitalistas darán apoyo a la investidura de Aragonès pero sin formar parte del ejecutivo. Los Comunes, en cambio, sí se plantean la posibilidad de acceder a la Generalitat junto a ERC. La líder de En Comú Podem, Jessica Albiach, ha celebrado en una entrevista en Catalunya Ràdio que ERC “haya dado un paso importante para emanciparse de Junts”.

Albiach ha anunciado que la próxima semana iniciarán negociaciones con Aragonès para abordar el posible apoyo a su investidura, e incluso la posible entrada de su formación en el ejecutivo. Estas declaraciones indican un cambio en la posición de los comunes: La misma Albiach había manifestado esta semana que sus diputados no participarían en un pacto de gobierno que dependa de los votos de la derecha nacionalista de Junts.


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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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