Cataluña aplaza la decisión de nuevas medidas contra la covid por el freno en el descenso de los positivos

Los casos positivos por coronavirus no descienden en Cataluña en los últimos días al ritmo deseado y la Generalitat apurará hasta el último momento para decidir qué medidas se aplicarán a partir del próximo lunes 22 de febrero. El departamento de Salud quiere comprobar si la ligera desaceleración de la bajada de la pandemia de las últimas horas es un simple bache o una tendencia. El Govern tenía previsto reabrir algunos sectores, pero los registros epidemiológicos condicionan ahora aún más su decisión y espera a tener más “datos consolidados” hasta adoptar nuevas medidas. De momento, la reunión del Procicat (Plan Territorial de Protección Civil de Cataluña) no se ha celebrado este jueves por la mañana, pero los representantes de Salud ya han avanzado que, de momento, no se esperan grandes aperturas.

La tasa de confirmados por cada 100.000 ha ralentizado su caída. El pasado domingo era de 139, un 7% menos que tres días antes (150), un porcentaje notablemente inferior al descenso conseguido los tres días anteriores, que fue del 17%. “El descenso se aplana, y esto no es una buena noticia”, avanzó el miércoles el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon. “Llevamos dos días que lo vemos muy lento”. La velocidad de propagación del virus (Rt) es actualmente de 0,85 tras encadenar tres ligeros ascensos consecutivos de una centésima diaria. La cifra sigue por debajo de 1, el umbral que marca un mayor descontrol de la pandemia.

Los expertos no concretan un motivo preciso para explicar la desaceleración, aunque sospechan del impacto de la cepa británica, más transmisible. “Que el porcentaje de positivos por la variante británica esté aumentando tiene que tener un impacto”, considera Pere Domingo, responsable de covid en el hospital Sant Pau. El epidemiólogo Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del hospital Clínic, también apunta a la nueva variante. “Es más transmisible y podría ser una causa potencial, pero es difícil de saber”.

Trilla también apunta a otra hipótesis para explicar la desaceleración: “Si no es la mayor circulación de la variante, quizás nos hemos relajado. O es una suma de las dos porque no son excluyentes”. Cataluña mantiene desde el 7 de enero unas restricciones que ido flexibilizando poco a poco en el sector de la restauración y del deporte en todo este tiempo, por lo que el departamento de Salud no ve claro que la movilidad sea el factor principal. “Esta vez, la reapertura ha sido muy ligera. No pensamos que esta sea la causa principal del aplanamiento”, afirmó Argimon.

Presión en las UCI

La situación epidemiológica condiciona ahora las decisiones del Govern sobre su plan de reapertura a partir del lunes y el departamento de Salud apura las últimas horas para observar la tendencia de la curva. “En clave sanitaria queremos las máximas restricciones posibles”, demanda Javier Tapia, subdirector médico del Hospital de Bellvitge. “Las medidas restrictivas funcionan. Esta es la necesidad sanitaria. La necesidad económica y social también debe actualizarse, pero estas decisiones son complejas”. Trilla pide “prudencia” en el análisis y en las decisiones. “Si acertamos, las cosas van bien. La palabra clave es la prudencia y hacer mucha reevaluación. Si sigue la desaceleración, hay que mantener las restricciones. Si se abre, hay un mayor riesgo de contagios”.

Los hospitales esperan con cautela la decisión del Govern porque las UCI siguen con una alta presión y se van vaciando muy lentamente: Cataluña registra 616 pacientes críticos, cuatro más que la víspera. “Esto es una película que ya hemos visto”, compara Domingo. “Los números ahora son preocupantes. Tenemos que ser prudentes y no tener prisa. Ya fuimos deprisa en septiembre y en Navidad. Es la dicotomía permanente: salud o economía. Si se reabre, ya sabemos el peligro que tenemos. La dinámica de las UCI es lenta”. Los hospitales catalanes acumulan un mes consecutivo con más de 600 pacientes en la UCI, con un pico de 731. Trilla coincide en alertar de la presión asistencial: “Si volvieran a subir los casos, nos cogería con las UCI muy llenas y el ascenso sería muy difícil de gestionar”.