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Las urgencias médicas por agresiones sexuales en Barcelona caen un 34% con la pandemia

El hospital Clínic, centro de referencia para estas cuestiones, atendió 260 hasta octubre. Los domicilios particulares son los lugares donde se producen más casos, sobre todo durante el estado de alarma

Jessica Mouzo
Una enfermera del Hospital Clínic de Barcelona prepara el Box 3, un área específica para tratar a pacientes que han sufrido una agresión sexual.
Una enfermera del Hospital Clínic de Barcelona prepara el Box 3, un área específica para tratar a pacientes que han sufrido una agresión sexual. Mar Sifre

La pandemia también ha repercutido en las urgencias médicas por agresiones sexuales en Barcelona. Hubo menos. Aunque no necesariamente eso implica menos delitos sexuales, matizan los profesionales del Hospital Clínic, centro de referencia en la capital catalana para atender estos casos. Hasta el mes de octubre, el centro sanitario atendió 260 personas por agresiones sexuales, un 34% menos que en el mismo período del año anterior. La inmensa mayoría (el 90%) de las víctimas son mujeres y los agresores son, en el 100% de los casos, hombres. Con las restricciones sociales y de movilidad que generó la pandemia, incluido el cierre del ocio nocturno, los domicilios particulares se han convertido en el lugar donde se producen más agresiones, sobre todo durante el estado de alarma.

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“La pérdida de la relación social aumenta el aislamiento, la vulnerabilidad y las posibilidades de recibir ayuda de la comunidad. Al mismo tiempo la accesibilidad a los centros sanitarios se dificulta y se reduce”, advierte Lluïsa García Esteve, psiquiatra y presidenta de la Comisión de Violencia Intrafamiliar y de Género del Clínic. Los datos del Clínic de urgencias médicas por agresiones sexuales llevaba varios años de tendencia al alza y alcanzó el año pasado los 503 casos atendidos. De hecho, en los dos primeros meses de este año, antes de la crisis sanitaria, el crecimiento seguía consolidándose respecto a 2019, pero la pandemia lo frenó todo.

“Puede haber pasado que, por la restricción de la movilidad y la dificultad de acceso a centros de salud”, señala Esteve, las personas agredidas no hayan acudido al centro. “Hay miedo al contagio y hay como una advertencia de que a los hospitales mejor no acercarse porque tienen mucho trabajo y casos muy graves”, apostilla. Los expertos del hospital hipotetizan también con que también pueden haber disminuido las agresiones en contextos de ocio porque no ha habido estas actividades. “Eso ligaría con el indicador de la sumisión química que más frecuentemente se usa en estos encuentros y que ha caído”, apunta Esteve. En el 16% de mujeres agredidas atendidas en el Clínic había indicadores de sumisión química —uso de sustancias para anular o someter la voluntad de la víctima—. En 2019, este porcentaje era del 28%.

En cualquier caso, el análisis de las entradas en urgencias por agresiones sexuales refleja una fluctuación de la demanda de atención durante la pandemia. Así, antes del estado de alarma llegaban una media de nueve casos a la semana, una cifra que cayó a tres durante el confinamiento más duro y volvió a remontar en el verano con la llamada nueva normalidad, cuando se registraron una media de seis entradas semanales. Con la segunda ola, el endurecimiento de las restricciones sociales y el toque de queda, las urgencias médicas por esta causa volvieron a bajar a dos cada semana. “En situaciones confinamiento, estado de alarma y restricciones de los encuentros sociales, la exposición al riesgo de ser agredida sexualmente se concentra en el ámbito privado i/o en el ocio clandestino. Los factores sociales de protección disminuyen o desaparecen”.

El centro ha detectado un crecimiento de casos entre las menores de edad, sobre todo antes de confinamiento. Se registraron 25 casos, esto es, casi un 10% del total. En 2019, apenas fueron el 4%. El hospital alerta, además, de que las agresiones a manos de la pareja o expareja son el 11%, aunque esta cifra creció hasta el 18% durante el estado de alarma. “Estas agresiones a menudo se acompañan de violencia física. Y se han observado situaciones de riesgo, como que se han atendido algunos casos de agresiones cometidas en domicilios fruto del intercambio de menores en parejas separadas”, apunta Esteve. Otra situación de riesgo, señalan, son las parejas separadas que siguen conviviendo juntas por motivos económicos.

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El hospital insiste en que, pese a la crisis sanitaria, disponen de un circuito no covid específico para este tipo de urgencias médicas, donde se preserva al máximo la confidencialidad y la intimidad de la víctima. “El Clínic es un espacio seguro”, insiste Esteve.

El Instituto Catalán de la Salud (ICS) ha alertado de que, en lo que va de 2020, los centros de atención primaria han registrado 2.135 casos de violencia machista. El ICS también ha realizado un cribado de este tipo de violencia en embarazadas con un cuestionario específico a casi 28.000 gestantes atendidas en los centros de atención a la salud sexual y reproductiva (ASSIR). En cerca de un millar de ellas confirmaron casos de violencia machista.

Atención al agresor

El Departamento de Asuntos Sociales, por su parte, ha anunciado que a lo largo de 2021 abrirá tres servicios especializados para tratar a agresores y trabajar en “nuevas masculinidades y prevención de la violencia machista”. Estos programas piloto serán voluntarios y para casos que no estén judicializados.

En 2019, los servicios de intervención especializada, que ofrecen atención integral a la mujer y sus hijos durante el proceso de recuperación y reparación de las situaciones de violencia machista vividas, atendieron a 4.933 mujeres. Durante este año, hasta el 15 de noviembre, estos dispositivos —hay 16 unidades en toda Cataluña—, han atendido ya a 6.141 mujeres y 1.412 hijos.




Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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