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Primarias, más que la elección del candidato

En ERC está en juego la cohesión, mientras que en Junts se muestra la lucha entre dos almas

Damià Calvet y Laura Borràs, en el Parlament, en 2019.
Damià Calvet y Laura Borràs, en el Parlament, en 2019.Andreu Dalmau (EFE)
Camilo S. Baquero

Nadie sabe con seguridad si la pandemia permitirá celebrar las elecciones catalanas el 14 de febrero, pero todos los partidos han puesto en marcha su maquinaria interna para confeccionar listas y programas. Las tres formaciones más votadas en los pasados comicios (Ciudadanos, Junts y ERC) ejemplifican casos distintos para abordar esta fórmula. Los expertos consultados por este diario coinciden: más allá de las candidaturas, las primarias son una ventana para conocer la consolidación del proyecto.

Las primarias dejaron de ser la excepción para convertirse en la regla dentro de los partidos tras la ola del 15-M y un reclamo no solo a su militancia sino también a la ciudadanía. “Tienen una dimensión de marketing político, mostrar esa imagen de partido abierto y no convencional”, explica Jordi Muñoz, profesor de ciencia política a la Universidad de Barcelona. Pese a ello, no hay estudios sobre el efecto que pueda tener entre el electorado, es decir, si se premia esa apuesta por la apertura.

Muñoz recuerda que el votante suele castigar a los partidos “olla de grillos”. “El electorado no le da un plus a un partido por elegir su candidato en primarias”, agrega José Rodríguez Teruel, profesor de ciencia política de la Universidad de Valencia.

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En julio del año pasado, Ciudadanos realizó sus primarias internas y la actual portavoz, Lorena Roldán, logró el 86% de los votos para ser la candidata a la presidencia de la Generalitat. En agosto pasado, la dirección del partido decidió enmendar el voto de la militancia y ungió a Carlos Carrizosa como candidato. La decisión puede ser polémica y poner en tela de juicio el espíritu de las primarias, pero es muy difícil determinar si influirá o no en el resultado final, más allá de los malos augurios de las encuestas para Cs.

ERC, por ejemplo, tras unas primarias, cambió a Alfred Bosch por Ernest Maragall como cabeza de cartel por Barcelona. Hubo algunas voces críticas dentro de la militancia, pero la de Maragall fue la lista más votada.

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“Las organizaciones políticas catalanas no están tan organizadas para un principio democrático asambleario como el que implica unas primarias”, añade Rodríguez Teruel. Ambos expertos coinciden en que la apuesta de Junts por un sistema intrincado de elección de presidenciable, cabezas de lista y puestos de salida en cada candidatura tiene mucho que ver con el estadio de maduración en el que se encuentra como formación política. “No es que sean más democrático que el resto, sino que aquí las primarias son el mecanismo que va a despejar cuál es el equilibro que se da en la organización”, apunta Rodríguez Teruel.

En el caso de Junts, la lucha entre la diputada en el Congreso, Laura Borràs, y el consejero de Territorio, Damià Calvet, busca establecer qué alma de la nueva formación es mayoritaria. “Eso explicaría, por ejemplo, que el sector que venía de Convergència no se haya dividido con otras candidaturas que habían sonado, como la de los consejeros Jordi Puigneró o Ramon Tremosa. Sería dividir el voto ante Borràs”, cree el profesor de la Universidad de València. En otro momento, explica, esto habría podido servir para encontrar una “tercera vía”.

Muñoz cita como antecedente las primarias de Podemos en 2015, incluso abiertas a la ciudadanía. La formación morada y sus aliados catalanes poco a poco han ido modulando estos formatos y poniéndoles límite. “Los partidos consolidados encuentran otros mecanismos de gestionar la discrepancia interna”, agrega el profesor, que también pone el énfasis en la gran diferencia entre el perfil del militante y del votante y cómo eso también termina condicionando las ventajas de elegir al candidato.

Uno o varios candidatos

Las primarias pueden ser competitivas, con varios candidatos en liza, o lo que se podría denominar “coronación”, es decir, en donde solo una persona da el paso, usualmente el líder. Este ha sido el caso de Esquerra, que hace una semana quiso poner en valor que por primera vez escogía a todos sus cabezas de lista por voto de la militancia. De momento, y nada indica que haya cambios, solo hay una candidatura oficialista por demarcación. En Barcelona, al alimón que presidenciable, el candidato es el coordinador nacional de la formación, Pere Aragonès.

“Las primarias suelen tener poca participación si no son competitivas y hay algo extra que despierte el interés”, explica Muñoz. En el caso de ERC, el president en funciones se somete a que la militancia exprese su apoyo, según explica Rodríguez Teruel. Aquí no sería tanto el resultado sino el porcentaje de participación. “Esta es la primera elección sin Oriol Junqueras a la cabeza y puede ser un momento que cierta corriente exprese sus críticas”, añade Rodríguez Teruel.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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