Torra equipara la ejecución de Companys a la situación de los políticos presos en el discurso de la Diada
El Govern ha cancelado los actos oficiales y no irá a las concentraciones de la ANC y Òmnium pero el president no ha desaconsejado a los ciudadanos que asistan
Probablemente las calles de Cataluña no hiervan este viernes con la intensidad de Diadas pasadas —entre otras cosas, por las restricciones sanitarias— pero una parte del independentismo no quiere bajar la marcha. Quim Torra aprovechó su alocución de este jueves para equiparar el fusilamiento del expresident Lluís Companys por el régimen franquista tras la Guerra Civil con la situación de los políticos presos del procés. “La salud colectiva en tiempos de pandemia; la libertad en tiempos de represión. Tendremos lo que sepamos ganarnos”, ha dicho el jefe del Govern.
El tradicional mensaje con el que el president da inicio a los actos de conmemoración del sitio y caída de Barcelona en 1714, en la Guerra de Sucesión, se ha centrado en la denuncia de “la represión” y, a la vez, la lucha contra el coronavirus. El jefe del Govern ha insistido en una vieja demanda de gran parte del catalanismo: reclamar una disculpa de Estado por la persecución, detención y fusilamiento de Companys en 1940 y la de los miles de catalanes muertos en el exilio tras la Guerra Civil, en los campos de concentración nazis y en las prisiones catalanas.
El próximo 15 de octubre se cumple el 80º aniversario de la ejecución del expresidente catalán a manos del régimen franquista, y hace unos días trascendió que la reforma de la ley de memoria histórica que prepara el Gobierno declarará nulo el juicio a Companys, entre otras medidas. Torra ha demandado que Felipe VI y Pedro Sánchez deben pedir disculpas “en un acto solemne”.
Esta petición ha venido acompañada de cierta comparación entre los represaliados de la dictadura franquista y los políticos independentistas que lideraron el procés de 2017, a los que se ha referido como “presos políticos” (en referencia a los condenados por sedición y malversación) y “exiliados” (en alusión a los fugados). “Nuestra historia no es fácil: solo se explica en términos de la aspiración de los catalanes de recuperar su libertad. Es un combate persistente por la esperanza. Lo ha sido también durante estos casi tres años desde el referéndum del 1-O, ante toda la represión que ha descargado el Estado español”, ha dicho el president. Para Torra, los líderes independentistas en prisión o huidos “padecen todavía una persecución política propia de un estado autoritario y vengativo”.
Aparte de hacer un llamamiento a una vuelta al colegio con especial cuidado por la pandemia, Torra no ha aprovechado su discurso para dar alguna pista sobre el futuro cercano de la legislatura. El próximo jueves, el Tribunal Supremo revisará la condena por desobediencia dictada contra el presidente catalán por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña a raíz de la negativa del jefe del Govern a retirar la pancarta a favor de los presos de la fachada de la Generalitat. Torra se niega a explicar qué hará si se confirma su inhabilitación, pese a las peticiones de ERC y la CUP de pactar una respuesta ante un fallo que consideran injusto.
Al ya crónico enfrentamiento entre los dos socios del Ejecutivo catalán se suma así un nuevo elemento de distorsión. Los republicanos insisten en pedir que no sea la justicia la que determine cuándo serán los nuevos comicios. La potestad de convocar a las urnas es de Torra y lo único que ha manifestado es que los grupos parlamentarios no deberían elegir a otro presidente, como muestra de rechazo a la decisión del Supremo. De acuerdo con la Ley de Presidencia, el vicepresidente Pere Aragonès asumiría el mando de la Generalitat pero sin todas las atribuciones del presidente, y el Parlament tendría que elegir a otro o disolverse.
Puigdemont terció este jueves en el debate y afirmó en una entrevista en RAC-1 que “no sería correcto que se planteara otro candidato a la presidencia” de la Generalitat, apoyando así el planteamiento de Torra. Si eso ocurriera y se siguiera el mecanismo propio de la Cámara, las elecciones se celebrarían de manera automática en febrero. El expresident, sin embargo, aprovechó para decir que él preferiría agotar la legislatura pero que entiende las dificultades que eso implicaría. El también eurodiputado aprovechó para salir al paso de algunas críticas por el contenido de su último libro, en el que plasma algunos epigramas y carga contra figuras como el líder del PSC, Miquel Iceta, al que llama “malnacido”. “En el sentido que lo dicen los catalanes, sí. Es un burlón”, dijo.
La Diada es tradicionalmente un termómetro para sentir el pulso del independentismo en la calle. El Govern canceló todos sus actos oficiales y no irá a las concentraciones de la ANC y Òmnium, de pequeño formato y con medidas de seguridad. Torra, sin embargo, evitó desaconsejar asistir pese a que así lo hacen, por ejemplo, Protección Civil de la Generalitat o las entidades sanitarias. El president argumenta que no se puede restringir el derecho de manifestación.
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