El sector ve con preocupación otro cambio en Cultura
El relevo de Mariàngela Vilallonga por Àngels Ponsa es el sexto en el departamento en los últimos cinco años
La sustituta, a partir del próximo martes, de Mariàngela Vilallonga al frente de Cultura, será Àngels Ponsa (Artesa de Segre, 60 años), que desde junio de 2018 estaba dentro del organigrama del Departamento tras ser nombrada directora general de Cooperación Cultural y más tarde, en julio de 2019, directora general de Creación, Acción Territorial y Bibliotecas. Ponsa es la sexta consejera de Cultura en los últimos cinco años; un departamento que, por motivos políticos o sanitarios, no consolida los proyectos lanzados por el consejero de turno. Tras los 18 meses en el cargo, Vilallonga no ha conseguido que la cultura catalana deje de estar a la cola de los departamentos en cuanto a su presupuesto, ya que los 287 millones de euros, solo representan el 1,1% de las cuentas de este año de la Generalitat; lejos del 2% que reclaman todos los actores culturales catalanes.
Tras conocerse el nombramiento de Ponsa para relevar a Vilallonga, han sido muchos los que han manifestado —sobre todo en las redes sociales— su perplejidad por el nuevo cambio y han afeado que Torra la haya escogido por su marcado perfil político para satisfacer al ala dura del independentismo que defiende Carles Puigdemont.
La nueva consejera, si bien es una desconocida para los catalanes, porque siempre ha ejercido un papel callado y discreto, sí que es conocida dentro el mundo de la gestión cultural, sobre todo desde 2018 en el que se le ha visto acompañando o sustituyendo a las dos últimas consejeras de Cultura: Laura Borràs, que la nombró y, desde marzo de 2019, a Vilallonga.
“Curranta”
Quien la conoce y ha trabajado con ella asegura que, “bajo su apariencia seria, se esconde una persona curranta que siempre ha estado picando piedra”. Y la consideran muy capacitada para llevar las riendas de la cultura catalana. “Era normal su nombramiento porque conoce muy bien la realidad cultural; es muy activa y se la ha podido ver en todos sitios en los últimos años”. Ella misma, cuando fue nombrada en 2018 dijo que su cargo le permitiría estar “vinculada directamente con el territorio; con los ayuntamientos, las bibliotecas, los centros de artes audiovisuales y los festivales de cultura; en definitiva, con la cultura viva que se hace en todo el país”.
Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y máster en gestión pública por la Universidad Autónoma de Barcelona, Ponsa ha sido profesora de Historia del Arte en la Escola Massana entre 1988 y 1991. Comenzó en el ámbito de la docencia y en el de la gestión municipal, pero ha acabado vinculada al mundo de la cultura donde su nombramiento no ha sorprendido, porque desde la dirección general de Cooperación Cultural era ella la que se reunía con los representantes del sector acompañando o no a la consejera Vilallonga. Una presencia que la pandemia ha hecho más visible a través de videoconferencias con los representantes del teatro, la música, la cultura popular, el arte, etcétera. Ella ha sido también la cara visible en presentaciones de exposiciones organizadas por el Departamento en el Arts Santa Mònica, un centro sin director desde 2017. El pasado miércoles Ponsa estuvo en Girona en la presentación de Temporada Alta como representante del Departamento.
Militante de Convergencia Democrática de Cataluña, ha sido miembro del comité de Sant Cugat, municipio donde ha sido regidora de Serveis a la Persona entre 1995 y 2003 y secretaria de la delegación de Òmnium Cultural. Ponsa también es miembro del Consell Social de la Llengua y del Consell Escolar de Catalunya.
En 2011 ocupó un escaño en el Parlament en sustitución de Jordi Cuminal; en 2013 en vez de Lluís Recoder y el 2017 en lugar de la exconsejera Neus Munté. Como diputada ha sido portavoz del grupo parlamentario de CiU en la Comissió de Cultura i Llengua del Parlament. Durante estas tres legislaturas ayudó a redactar la Ley del audiovisual catalán, que tumbó el Constitucional en 2017 por la tasa a las operadoras y la del cine catalán.
Pese a que nació en la localidad de Lleida, desde los años ochenta reside en Sant Cugat, donde ejerce como sancugatense de forma activa, participando en todos los actos culturales de la población. Como en el Coro de Góspel de Sant Cugat, una formación formada en 2008 por unos 80 cantantes amateurs, entre los que se encuentra, también, el exalcalde Lluís Recoder. Según ha declarado, su interés por la política le viene de su “abuelo materno”. En una entrevista radiofónica de 2015 dijo también que le gusta cocinar y viajar. Su destino anhelado es Australia, que, por ahora, por la pandemia y el cargo que ocupará desde el próximo martes, tendrá que esperar.
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