Trece comarcas catalanas están en riesgo alto de rebrote
La curva epidémica se estabiliza en Cataluña, pero la incidencia sigue elevada en la comunidad
Cataluña ha empezado a contener su curva epidémica, pero todavía está lejos de bajar la guardia: hay 77 positivos por 100.000 habitantes en la comunidad y la velocidad de reproducción del virus sigue elevada. El secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, admitió que la situación se está estabilizando en la comarca leridana del Segrià y en Barcelona, donde estaban los focos activos más preocupantes, pero todavía no está bajo control la situación en Figueres o Castelldefels. Según los datos del Departamento de Salud, entre el 21 y el 27 de julio había 13 comarcas catalanas en riesgo alto de rebrote.
“No vamos mal. No digo que vayamos bien, pero no vamos mal”, terció el jueves Argimon. Salud mide el riesgo de rebrote —los eventuales casos a 15 días y la posible aparición de focos— a través de una fórmula que combina la incidencia acumulada en 14 días con la velocidad de reproducción media del virus —el número reproductivo básico (R0), que mide a cuántas personas infecta, de media, un positivo—. Según este indicador, en la semana del 21 al 27 de julio, Cataluña está en un umbral alto de riesgo (163, cuando cero es ningún riesgo y más de 100 es peligro elevado de rebrote), aunque la realidad epidémica es muy diferente según los territorios. En concreto, las zonas en alto riesgo se ubican en 13 comarcas catalanas: el Alt Penedés, el Baix Llobregat y el Barcelonès, el Vallès Occidental, el Alt Empordà, Garrigues, La Noguera, Pla d’Urgell, Segarra, Segrià, Urgell, Montsià y Ribera d’Ebre.
La mayoría de estas zonas tiene importantes focos activos y, aunque algunos de ellos están controlados, como en el Segrià o el Barcelonès, la curva epidémica reclama no bajar la guardia. El índex de riesgo de rebrote en la comarca leridana azotada por el episodio infeccioso más preocupante y que obligó a confinar perimetralmente a siete municipios durante dos semanas es de 629: la R ya está por debajo de 1, como recomiendan las autoridades sanitarias, pero la incidencia sigue alta, en 327 casos por 100.000 habitantes. La combinación de estas dos variables fijan el nivel de riesgo: así, en la comarca tarraconense de Ribera d’Ebre, el peligro de rebrote es elevado (310) porque, aunque la incidencia (72 casos por 100.000) es más baja que en el Segrià, la R es de 3,81, la más alta de las comarcas catalanas.
En el Barcelonès, que aglutina a la capital catalana, Badalona, Sant Adrià del Besòs, Santa Coloma de Gramenet y L’Hospitalet, el riesgo de rebrote sigue siendo elevado (261), pero cae respecto a las semanas anteriores. En Barcelona y L’Hospitalet hay transmisión comunitaria y la velocidad de contagios de las últimas semanas obligaron a la Generalitat a desplegar un paquete de restricciones sociales en la zona para contener el virus. “Yo soy moderadamente optimista. En el Segrià todos los datos apuntan a que la situación ha mejorado mucho y Barcelona y su área metropolitana también están muy estables, aunque el índice reproductivo está aún por encima de 1”, valora Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Al Govern le preocupa ahora, no obstante, el Baix Llobregat. Municipios como Castelldefels han disparado su curva epidémica y, con ella, el riesgo de rebrote. Por cada infectado en este municipio costero se contagian, de media, casi 3,5 personas, una velocidad de reproducción muy por encima de la que exigen los expertos. No en vano, este municipio reclamó a Salud desplegar también medidas restrictivas en la zona para evitar la diseminación del virus.
“Es evidente que Barcelona y su área metropolitana tardarán más en estabilizarse que el Segrià porque en las primeras no ha habido confinamiento perimetral y, además, las condiciones de los dos focos son diferentes: los de Barcelona están ligados a la actividad social y de ocio y el del Segrià, a empresas hortofrutícolas”, agrega Almirante. El médico confía en que, con la aplicación de medidas restrictivas, “mejorará” la situación en todo el área metropolitana.
La mayoría de las restricciones sociales impuestas a unos tres millones de catalanes para contener los focos infecciosos —prohibición de reuniones de más de 10 personas, cierre del ocio nocturno y reducción de aforo en bares, comercios y eventos deportivos y culturales— todavía no han cumplido dos semanas en marcha. Los expertos piden prudencia para achacar ya a estas medidas la estabilización de los brotes. “Yo no me atrevería a decir a qué se debe la estabilización. La incidencia se está ralentizando y la presión sobre los hospitales no ha seguido aumentando. Quizás estamos empezando a ver los efectos de las medidas, pero la mejoría no es suficientemente buena ni persistente para saber qué está funcionando. También puede influir que la gente se ha ido de la ciudad, por ejemplo”, valora, prudente, Joaquim López-Contreras, jefe clínico de la unidad de Enfermedades Infecciosas del hospital Sant Pau de Barcelona.
Movilidad responsable
La otra gran preocupación de Salud Pública es que los focos infecciosos se trasladen a zonas vacacionales. De hecho, Argimon ha vuelto a apelar esta semana a una “movilidad responsable” y no relajar las medidas de protección. La comarca del Alt Empordà, por ejemplo, sigue con el riesgo de rebrote disparado (419,5 y subiendo). Esto se debe a los focos activos en Figueres y Vilafant, de difícil control y cuya curva sigue al alza. “Detectamos casos en algunos lugares, pero no era fácil detectar población para hacer cribados ampliados. Son locales públicos, pero no tenemos control de personas concretas que han estado allí”, explicó el responsable de la unidad de seguimiento de la covid-19 en Cataluña, Jacobo Mendioroz, a propósito del brote de Figueres. En el resto de la Costa Brava, el riesgo de rebrote es moderado o bajo.
También en la Costa Daurada la situación está controlada. Solo en la comarca del Montsià hay un riesgo de rebrote elevado, pero esto está relacionado con un brote en una gran empresa del municipio de Amposta y ya se ha hecho un cribado a los 500 empleados.
Los expertos coinciden, no obstante, en que no se pueden relajar las medidas ni el control. “No es lo mismo afrontar estrategias de control en una zona concentra o en zonas dispersas y hay que pensar que más de una cuarta parte de los barceloneses se está desplazando ahora a segundas residencias. Esto no es preocupante para el seguimiento de contactos, pero sí tienes que ampliar las zonas de control”, apunta Almirante. “Hay que estar atentos. Es importante reforzar el mensaje de las medidas de protección y detectar bien y rápido los casos y aislarlos. El virus sigue circulando por todas partes”, agrega la epidemióloga Maria Teresa Puig.
Presión hospitalaria al alza, pero contenida
El auge de contagios en la calle ya ha empezado a tensionar la atención primaria y, aunque a un ritmo lento, también llega a los hospitales. Según el director del Servicio Catalán de la Salud, Adrià Comella, esta semana se registraron 12.000 consultas por sospecha de covid-19 en la atención primaria, un 45% más que la semana anterior. Los ingresos en planta superan los 600 esta semana, 100 más que la anterior, y las hospitalizaciones en cuidados intensivos superan el centenar, el doble que hace dos semanas.
“Estamos en un escenario de cierto incremento, de cierta presión asistencial”, apuntó Comella el jueves. Aunque la situación nada tiene que ver con la primera oleada, donde llegó a haber 1.500 personas en la UCI. Los hospitales catalanes, de hecho, todavía no han tenido que desplegar sus planes de contingencia. Solo algunos, sobre todo en las zonas donde hay transmisión comunitaria, optaron por restringir las visitas para evitar riesgos de contagios.
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