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El brote de El Segrià se estabiliza mientras el del área de Barcelona sigue creciendo

El alcalde de Lleida admite que el confinamiento domiciliario está causando una grave crisis económica

Un equipo de trabajadores convierte el pabellón 11 de Setembre de Lleida en un hospital provisional. En vídeo, los sanitarios piden reforzar la Atención Primaria para las labores de rastreo y ante la posibilidad de que haya un rebrote en Barcelona.Vídeo: JAVI MARTÍN | Atlas

El brote de covid-19 en la comarca leridana del Segrià apunta a estabilizarse. “Empezamos a ver un poco de luz al final del túnel”, ha admitido Jacobo Mendioroz, responsable de la unidad de seguimiento de la covid-19 del Govern. La tasa de casos confirmados es de 469 por 100.000 habitantes, todavía muy alta, cinco veces más que en el punto álgido de la pandemia en el mes de marzo. Sin embargo, lleva varios días en torno a esas cifras. “Es todavía prematuro para hablar de que ha parado, pero nos da la oportunidad de ser un poco optimistas”, ha concretado Mendioroz.

El Govern ha presentado este jueves la situación epidemiológica de Cataluña y la tendencia global es al alza: los casos crecen en la comunidad, 60,9 casos por 100.000 habitantes. Pero El Segrià, que sufre desde hace semanas el azote del virus y acumula 3.182 positivos desde que el 17 de junio empezase a aumentar la cifra de afectados en la zona, “parece que se estabiliza”, ha anunciado el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon. El riesgo de rebrote, no obstante, sigue siendo alto —todavía la incidencia es muy elevada y el número reproductivo básico (que mide las personas que contagia un infectado) está por encima de 1— y las medidas restrictivas adoptadas en la zona no se relajarán todavía. “La evolución parece que es favorable y, a partir de aquí, con medida y precaución, tiraremos hacia atrás estas medidas, aunque falta ver la evolución en los próximos días”, ha apuntado Argimon. El secretario de Salud Pública ha insistido, en cualquier caso, en que la retirada de medidas también será gradual.

La tendencia en Barcelona y su área metropolitana es, sin embargo, completamente distinta a la del Segrià: crecen los casos en la zona y la situación es “crítica”, insistió Argimon, en referencia a que la curva se encuentra en un momento clave donde incidir en las medidas de protección y la distancia social marcarán la diferencia entre doblegarla o revivir el escenario de marzo.

En L’Hospitalet de Llobregat la tasa de positivos está en 203,6 casos por 100.000 habitantes y en Barcelona está en 67 casos por 100.000 habitantes. Aunque la tasa está muy por debajo de la de El Segrià, “los brotes son diferentes”, ha dicho Argimon, y la realidad de cada territorio, como la densidad de población, eleva el riesgo de diseminación. El secretario de Salud Pública ha admitido que hay transmisión comunitaria —el virus circula de forma descontrolada entre la población— en Barcelona, parte del área metropolitana, El Segrià y Figueres.

El director de Sistema Catalán de la Salud (CatSalut), Adrià Comella, también ha advertido de que el sistema sanitario ha aumentado la presión. “El sistema no está tensionado. Pero la tendencia es preocupante y no podemos bajar la guardia”, ha avisado.

Así, si en la semana de Sant Joan, a finales de junio, 2.050 personas recurrieron a la atención primaria por sospecha de covid-19, en la última semana esta cifra ha ascendido hasta las 8.551. El 4% de las urgencias de los hospitales esta semana también son por este motivo, mientras que hace 15 días eran el 2%. Hay 437 personas ingresadas en camas convencionales por la covid-19 y 61 personas en la UCI cuando a principios de julio eran 131 y 50 respectivamente.

El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo, se ha declarado “moderadamente optimista” tras conocer la noticia de la estabilización del brote. “Ha quedado claro que los confinamientos hacen su función, es como si a un paciente le aplicas un tratamiento que es muy bueno y, a la vez, tiene unos efectos secundarios muy graves. Cuando se decretó el segundo confinamiento en El Segrià los datos eran preocupantes. Tras este sacrificio espero que se aplane todavía más la curva y salgamos en mejor situación”.

Pueyo, en una conversación con EL PAÍS, ha advertido a otros municipios donde siguen subiendo los contagios de que el ejemplo de Lleida tiene consecuencias desastrosas: “Nosotros hemos tenido el raro privilegio de ser los primeros a los que se han aplicado medidas más duras y yo creo que se están empezando a insinuar medidas similares en otros lugares de Cataluña y España”.

Precisamente, esta mañana en Lleida, un grupo de hosteleros han roto decenas de platos delante del Ayuntamiento de la ciudad en protesta por el cierre de los negocios impuesto por la Generalitat para evitar contagios. Los empresarios pedían así que se levantará de inmediato el confinamiento de los negocios en la ciudad.

“Esta crisis está provocando la pérdida y el cierre de una parte de la estructura económica. Debemos convivir con el virus durante un tiempo y debemos tomar medidas que nos permitan reducir el contacto social pero al mismo tiempo llevar una vida lo más normal posible. El impacto económico en la hostelería, restauración y comercio está siendo muy grave. El impacto sobre la moral de la ciudadanía con este segundo confinamiento, al que le ha precedido el cierre perimetral de El Segrià, ha provocado mucha frustración”, admite Pueyo.

Mientras, decenas de operarios seguían esta mañana trabajando en el pabellón deportivo municipal 11 de Setembre de la capital de El Segrià para reconvertirlo en una planta para enfermos covid. La planta podría entrar en funcionamiento la primera semana de agosto.

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