Debate de mitad de mandato: a Sánchez le tensan por todos lados pero la legislatura sigue
“No cuente conmigo para nada”, advierte el líder del PP al presidente mientras los socios le exigen un reseteo


El debate de mitad de mandato en el Congreso concluyó tras casi seis horas, fue duro y áspero en muchos momentos, por los ataques sin concesiones de PP y Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez por la corrupción y por las advertencias múltiples y diversas de casi todos los socios habituales, pero la legislatura sigue. Este peculiar mandato continúa pese a los anuncios de Junts sobre el bloqueo de todo tipo de proyectos e iniciativas, pese a las amenazas del hartazgo más radical de Podemos y los avisos agónicos más moderados de PNV, ERC, Coalición Canaria o BNG. No se ha acabado nada. Ni se anunció una hipotética moción de censura de la derecha y ultraderecha ni se concedió por el presidente una cuestión de confianza o un anticipo electoral. El presidente confrontó con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, su apuesta por los servicios públicos frente a los recortes, las privatizaciones y la mala gestión de los barones del PP en sus autonomías. Feijóo sentenció: “No cuente conmigo para nada”.
Al final de la mañana, ya tras más de cinco horas de frenéticas intervenciones, el portavoz del BNG, Néstor Rego, reconoció que estaban ante una comparecencia al menos “curiosa”. El debate se había programado sobre tantos asuntos de actualidad (cumbres internacionales, corrupción, inestabilidad parlamentaria y calidad de los servicios públicos) y en un momento tan específico (mitad de legislatura) que podía servir casi para cualquier cosa, como así ocurrió.
El presidente emitió así un discurso inicial con 60 minutos en los que eludió cualquier autocrítica ante los casos y problemas que acechan a su Gobierno y al PSOE y se remitió a confrontar su modelo ideológico de respaldo millonario a los servicios públicos, especialmente en Sanidad y Educación, para evidenciar que pese a los más de 300.000 millones de euros transferidos en sus siete años en La Moncloa a todas las comunidades autónomas los principales barones del PP en esos territorios no han sabido gestionarlos bien y han puesto en marcha un plan para desmantelarlos y favorecer su privatización. Sánchez, además, hizo “corresponsable” a Feijóo de esa estrategia. Luego despreció el tipo de oposición “destructiva” e “inútil” de Feijóo y constató que, pese a sus carencias parlamentarias, dispone de un “Gobierno de coalición en minoría estable, que funciona y avanza”.
Ante la corrupción que señala a sus dos últimos secretarios de Organización en el PSOE, el presidente del partido se zafó relatando todos los planes para combatir esa lacra anunciados o puestos en marcha y, sobre todo, con el baldón que persigue al PP por estar condenado y tener pendientes aún de juicio más de 30 casos.
Instalado el debate en esos términos, Feijóo se sintió interpelado por Sánchez como “líder de la oposición al PP” y evidenció el grado de enemistad personal y política al que han llegado los dos dirigentes de los partidos más importantes cuando afirmó para el Diario de Sesiones: “No cuente usted conmigo para nada”. El presidente del PP acusó a Sánchez de degradar poco a poco el horizonte del país hasta ubicarlo en una “crisis moral” histórica y ahí apuntó contra los socios del Ejecutivo para reprocharles muy directamente a PNV y Junts que hayan “normalizado lo inaceptable”. Feijóo retrató luego una España perdida en los peores datos de pobreza, enumeró los casos que afectan ahora al PSOE, pero los aderezó con alusiones al suegro fallecido de Sánchez, su hermano y su esposa y desató un momento de carcajadas en el hemiciclo cuando prometió que cuando gobierne destinará su vicepresidencia primera al área de la vivienda. Algunos diputados socialistas hicieron chanza así entre risas generalizadas con que “Abascal ya tiene cartera”. En el capítulo de anuncios y promesas, Feijóo avanzó otra decisión que tomará si llega a La Moncloa: “Yo no le voy a amnistiar ni a usted ni a los suyos”.
El líder de Vox, Santiago Abascal, dibujó un Gobierno “inundado de corrupción” y pendiente de que Sánchez “evite la cárcel”, pero resultó más enigmático cuando aconsejó a Feijóo que no empiece ya a repartir Ministerios para que no le suceda lo que ocurrió en las elecciones de 2023. Para Abascal, que está justo ahora negociando con el PP nacional el futuro del gobierno valenciano tras la caída final de Carlos Mazón, los populares son lo mismo que el PSOE, están juntos en Bruselas y en Ceuta, pactan aumentar los diputados en Castilla-La Mancha y se reparten el Consejo General del Poder Judicial.
Los aliados habituales que le quedan en el Congreso a Sánchez tampoco le regalaron los oídos, pese a los desprecios de Feijóo. La portavoz de Sumar, Verónica Martínez Barbero, le recordó a su socio de coalición asuntos pendientes a no relegar con la presión sobre Palestina, la vivienda y el calendario de cierre de las nucleares. Gabriel Rufián, de ERC, insistió sobre esas demandas, pero destinó más tiempo a arremeter con extrema dureza contra Feijóo por respaldar este año al “miserable Mazón” y sobre todo contra Junts, sus intereses y la reconvención que les achacan regularmente de estar apoyando a este Gobierno “a cambio de nada”.
La representante de Junts empezó y terminó por desconsiderar a Rufián como portavoz poco encubierto del PSOE y repitió el mensaje de sus últimas semanas tras la ruptura de su apoyo parlamentario a Sánchez. Su portavoz, Míriam Nogueras, había exigido que Sánchez compareciera para explicar cómo piensa seguir con la legislatura sin su apoyo y reiteró que el presidente “es un cínico e hipócrita” que “no tiene palabra, no cumple y solo le interesa el poder” y volvió a enumerar las leyes e iniciativas paradas en el Parlamento lanzadas como “zanahorias” o anzuelos en los que no piensan dejarse atrapar. Sobre la aprobada y polémica ley de amnistía y la concesión de los indultos a los líderes del procés independentista no mencionó nada.
Sánchez, luego, sí le replicó a Junts y los demás que se refirieron a la palmaria inestabilidad parlamentaria con la confesión de que a él tampoco le “fascina” la realidad de la actual aritmética en el Congreso, pero asumió que es la que determinaron los españoles en las urnas y ratificó que no está dispuesto a sacarlas a consultas cada vez que PP y Vox lo requieran. También les planteó a Junts una reflexión que no tuvo retorno: “Mi grupo necesita sus votos, pero su grupo parlamentario también necesita nuestros votos. ¿O va a negociar con quienes aspiran a prohibir el catalán y acabar con su autogobierno?”. Sánchez, eso sí, exigió a PP y Vox que permitan elecciones ya pero en la Comunidad Valenciana.
EH Bildu, por su lado, y BNG, Podemos y Compromís, desde el Grupo Mixto, lamentaron que no se aproveche este momento crítico de la legislatura para resetearlo todo y poner en marcha acciones más valientes en distintas materias, pero sobre todo en vivienda. Ione Belarra, de Podemos, hasta enumeró seis puntos para “reventar a la derecha y ultraderecha” que provocaron más eco en PP y Vox que en Sánchez. El PNV lleva un tiempo alertando de la situación agónica que observa en “el vodevil y circo” en el que se han convertido las Cortes y llamó la atención incluso de que sobre sus acuerdos bilaterales se avanza “pero no como se debiera”. Cristina Valido, de Coalición Canaria, intentó sin éxito poner algo de orden en tanto caos dialéctico, pero acabó por asumir que se saldría del debate sin moción de censura, ni cuestión de confianza, ni elecciones anticipadas.
Feijóo llamó a Sánchez “tertuliano” y le identificó como el presentador de un magazine mañanero de TVE o de algún informativo de sus desconexiones territoriales. Abascal le tildó de “cardenal moderadito” porque el presidente se refirió a una disposición papal. Rufián se vio tentado a ir más allá e imaginó una TVE controlada por PP y Vox con Bertín Osborne al frente del telediario, ahora conducido por Pepa Bueno, y al cantante andaluz José Manuel Soto en vez de David Broncano en La Revuelta. Rufián retó al final a Feijóo a aclarar si había dicho que él había sido el primero en hablar con Mazón la noche del desastre de la dana y si le había aconsejado no pedir la declaración de emergencia. Feijóo no lo aclaró, pero lo que sí había apuntado en su alocución fue que habló “primero” que Sánchez esa noche con Mazón y visitó antes la zona.
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