Diez testigos apuntan al supuesto asesino yihadista de Algeciras: “Iba a por Diego porque pensaba que era cura”
Arranca en la Audiencia Nacional el juicio contra Kanjaa, el hombre que atacó mortalmente a un sacristán e hirió a un sacerdote en enero de 2023


La tarde del 25 de enero de 2023 Yassine Kanjaa, machete en mano, sembró un camino de terror de 500 metros entre dos iglesias del centro de Algeciras. En aquel deambular, el marroquí agredió de gravedad a Antonio Rodríguez, párroco de San Isidro, hirió a Ahmed L., un compatriota de 20 años y asesinó al sacristán de la iglesia de la Palma, Diego Valencia. Lo ocurrido —grabado por presentes en la plaza y corroborado por testigos— tiene escaso margen de error. Distinto es determinar si Kanjaa actuó movido por una motivación yihadista, como prueba el material que consumió los días previos, o por el cuadro psicótico que también sufre, según prueban los informes médicos. Esa disyuntiva es justo la clave en torno a la que gira el juicio que ha arrancado la mañana de este lunes en la Sala de lo Penal 1 de la Audiencia Nacional.
Kanjaa ha comparecido en la sala —procedente de una cárcel de Huelva, donde se mantiene en prisión provisional— con apariencia tranquila y vestido con una sudadera negra con la capucha puesta. El acusado ha requerido la presencia de un traductor en árabe para que entendiese los cargos que el magistrado Afonso Guevara, presidente y ponente del tribunal, le leía. La Fiscalía de la Audiencia Nacional pide para él penas de prisión de 50 años (25 años por el asesinato de Valencia, 15 por el intento contra el párroco y 10 por la agresión al joven), además de una suma de indemnizaciones de hasta 270.000 euros. De las diversas acusaciones populares (desde Abogados Cristianos al propio Obispado de Cádiz), las ejercidas por Vox y el letrado Jorge Piedrafita, de la Asociación Defensa Integral Víctimas Especializada, han elevado la petición a prisión permanente revisable por atentado terrorista con resultado de muerte.
Los tres delitos figuran con el agravante de terrorismo, pero a su vez, han experimentado el atenuante de alteración psíquica muy cualificada, tal y como recoge el escrito de calificación de la Fiscalía. En él, se detalla como el enjuiciado presentaba “una descompensación psicótica aguda con importante grado de implicación afectiva y conductual”. Sin embargo, pese a la afectación, “sus capacidades volitiva e intelectiva no estaban totalmente anuladas por su enfermedad”, según añade el fiscal del caso, Emilio Miró.
Aunque el debate entre los problemas mentales de Kanjaa y la motivación yihadista es la piedra angular sobre la que girará el juicio —especialmente durante la jornada de este martes, en la que está previsto que comparezcan policías y peritos—, la primera sesión solo se ha tocado parcialmente esa disyuntiva. Las declaraciones de los diez testigos que han comparecido presencialmente, por videoconferencia o en comparecencias grabadas durante la instrucción se han centrado especialmente sobre lo que ocurrió aquella tarde del 25 de enero de 2023, en torno a las 19.00.
En ese recorrido que duró algo más de una hora, Kanjaa fue a la iglesia de San Isidro y se encaró con una feligresa al acusarle de que el cristinanismo era “una religión falsa”, tal y como explicó el sacerdote Antonio Rodríguez, víctima superviviente del ataque, en una declaración realizada durante la instrucción, antes de que falleciese por un cáncer en octubre de 2023. El agresor regresó cuando la misa ya estaba a punto de terminar y asestó un machetazo a Rodríguez. “Le dejé pasar, e intenté salir corriendo. Pero, a mitad de la iglesia, recibí un machetazo, veía caerme la sangre sobre las vestiduras sagradas”, relató el sacerdote, que sufrió un corte en la parte trasera del cuello de 17 centímetros.
Kanjaa enfiló sus pasos hacia la iglesia de la Palma y allí se enfrentó al sacristán Diego Valencia, justo cuando la misa había terminado. “Vi una fijación, como una presa, con un objetivo”, ha declarado el sacerdote del templo y testigo presencial, Rubén. El primer ataque contra la víctima se produjo en el patio de la iglesia, con un cenicero de forja, como ha declarado otra testigo, una feligresa. El segundo ataque fue ya en la fachada del templo, ya con el machete de grandes dimensiones y de varios golpes. “Salió detrás mía. Él iba a por Diego, porque pensaba que era cura. Cuando lo vio, me dejó a mi. Creía que me mataba y remató a Diego en la plaza Alta”, ha relatado esa feligresa, visiblemente emocionada.
Todos los testigos han coincidido en señalar la actitud tranquila y silenciosa —casi “como un espectro”, como ha relatado el sacerdote de la Palma— que tuvo el acusado. Kanjaa abandonó la plaza caminando, se dirigió a un mirador cercano y allí dejó el machete en el suelo y “se arrodilló a rezar”, ha relatado un policía de paisano que contempló la escena. Karim, un compañero de piso okupa en el que vivía el acusado en la calle Ruiz Tagle, ha asegurado en una comparecencia grabada que era problemático, que se enfrentaba a él cuando bebía alcohol, pero que no tenía constancia de que consumiese material yihadista: “Es una persona que no es normal, solo quiere pelearse y drogarse. Siempre se peleaba con cuchillos”.
Pero la Policía Nacional sí que localizó indicios que podrían apuntalar cómo cómo Kanjaa “había experimentado en los meses anteriores un proceso de radicalización, asumiendo las tesis más rigoristas del islam”, como defiende el fiscal Miró en su escrito de calificación. Muestras de ello fueron los vídeos compartidos en sus redes sociales protagonizados por Khaled Al Rashed y Muhammad Hassan, considerados propagandistas radicales de la yihad y de tesis del Estado Islámico, además del abundante material de imágenes y audios de contenido religioso que se localizaron en su móvil y que está previsto que se muestren este martes en el juicio.
La defensa de Yassine Kanjaa ya se empleó a fondo durante la instrucción para intentar desmontar esta tesis, antes incluso de la llegada a juicio. Lo hizo recurriendo la decisión de que el que el caso se juzgase en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, competente en cuestiones de terrorismo. La pretensión era que el caso recayese en la Audiencia Provincial de Cádiz. Sin embargo, el pasado mes de diciembre el Tribunal Supremo confirmó que el caso era competencia de la institución judicial nacional. Tras esta primera sesión del juicio oral con la presencia de los testigos, la del martes centrada en policías y peritos, está previsto que sea el miércoles cuando Kanjaa declare.
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