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Ábalos: “No tengo ni dinero, ni nada en el extranjero. Tampoco a través de terceras personas”

El exministro denuncia que la Guardia Civil incautó dispositivos a la trama corrupta donde había información personal suya: “Me han reventado la intimidad”

El exministro de Transportes José Luis Ábalos, el pasado julio, en su escaño del Grupo Mixto en el Congreso de los Diputados.
El exministro de Transportes José Luis Ábalos, el pasado julio, en su escaño del Grupo Mixto en el Congreso de los Diputados.Claudio Álvarez
Joaquín Gil

Cuando al exministro de Transportes José Luis Ábalos se le pregunta si esconde una fortuna en el extranjero por el cobro de comisiones ilegales, como investiga la Guardia Civil, el actual diputado del Grupo Mixto lo desmiente: “Me hace mucha gracia la pregunta. No tengo dinero, ni patrimonio ni nada. Ni de forma directa ni a través de terceras personas”, responde por teléfono a EL PAÍS el que fuera hasta 2021 uno de los pesos pesados del PSOE y del Gobierno de Pedro Sánchez.

La investigación del caso Delorme, una presunta red corrupta que colonizó el Ministerio de Transportes que dirigió entre 2018 y 2021, confiere a José Luis Ábalos (Torrent, Valencia, 64 años) un papel nuclear en la trama delictiva que facturó a administraciones públicas más de 53 millones de euros en adjudicaciones de material sanitario durante lo peor de la pandemia.

El diputado niega haberse lucrado con estos negocios. “¿Que si tengo fondos en la República Dominicana?, ¿yo qué tengo que ver con todo eso?”, replica tajante sobre la línea de investigación abierta que sigue el rastro de las supuestas comisiones pagadas en el país caribeño por el empresario Víctor de Aldama.

Ábalos declarará el próximo jueves 12 de diciembre como imputado en el Tribunal Supremo por esta causa. Asegura que entre los dispositivos electrónicos que manejan los investigadores de la Guardia Civil hay información “íntima” sobre él y denuncia su indefensión: “Mi intimidad está reventada”. El exministro se lamenta porque siente que la investigación abierta le ha privado del “derecho a la intimidad y el honor”; cree que no se respeta su presunción de inocencia y lamenta que el embrionario caso Koldo haya transmutado en el caso Ábalos.

La investigación judicial se dispersa por una maraña de diligencias sobre el rescate de Air Europa con préstamos de 475 millones aprobados por el Consejo de Ministros en 2020; sobre el pago de 90.000 euros del apartamento de lujo que ocupó durante un tiempo una expareja del político o sobre el vidrioso viaje a España de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez.

El exministro se siente víctima de una operación política que tiene como objetivo derribar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Mi imputación estaba predeterminada. Me han investigado siempre, incluso cuando estaba aforado”, señala. Y enmarca las detenciones del resto de integrantes de la trama en una estrategia para acorralarlo penalmente. “Con un Víctor de Aldama [empresario, expresidente del Zamora C. F. y presunto cabecilla de la trama] y un Koldo García [asesor del exministro] no haces una causa como esta”, opina.

Ábalos asegura que puede desmontar las acusaciones de Aldama, quién sostuvo ante el juez que había entregado al exministro hasta 250.000 euros y 100.000 euros más a su asesor, Koldo García, como contraprestación por el negocio que hizo —con un beneficio de casi seis millones de euros— en su intermediación para la venta de mascarillas. “Los pagos en efectivo [de comisiones ilegales] no se pueden demostrar, porque no existieron”, responde.

Respecto a la estrategia de Aldama de denunciar múltiples corruptelas en sus relaciones con la Administración socialista, el que fuera uno de los hombres más poderosos del Gobierno de Sánchez interpreta las motivaciones del empresario: “En general, todo lo que dice [Aldama] es mentira. Algunas cosas son verdad. Para que una historia sea creíble, siempre tienes que decir alguna verdad”.

El ex número tres del PSOE se muestra muy crítico con la decisión del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno de dejar en libertad al empresario Aldama después de que confesara el supuesto pago de mordidas al exministro, a Koldo y a varios cargos del Ejecutivo y del PSOE. “Necesitaban esta acusación que hace Aldama. Su testimonio resulta clave para alimentar el ruido mediático”, denuncia.

Ábalos afirma que no conoce de nada a la empresaria de hidrocarburos, Carmen Pano, quien declaró a El Español haber acudido en octubre de 2020 a la segunda planta de la madrileña sede del PSOE en la calle de Ferraz para entregar dos bolsas con 90.000 euros en efectivo. El exministro cuestiona la afirmación de Pano de que, a modo de blindaje penal, registró ante notario la supuesta entrega de efectivo para conseguir favores políticos. “Si [la empresaria] dejó constancia notarial de su visita a Ferraz, fue una irregularidad. El notario está obligado a denunciar un delito y no puede levantar acta”, explica el exdirigente.

El exministro niega también que planeara recibir una vivienda de lujo valorada en 1,9 millones de euros propiedad de Aldama como contraprestación por las adjudicaciones del Ministerio de Transportes a constructoras, tal y como recoge un contrato presentado por el empresario en el Tribunal Supremo como prueba del supuesto cohecho. “Es todo mentira. En el piso había un inquilino. No me acuerdo si llegué a firmar ese contrato. Pero era imposible materializar [el acuerdo]”, explica. La defensa de Aldama aportó en el alto tribunal un supuesto contrato de arrendamiento con opción de compra de un inmueble en el Paseo de la Castellana de Madrid que presuntamente pasaría a manos del exministro, que nunca llegó a ocupar la vivienda.

Sobre las mordidas que supuestamente pagaban las empresas por la adjudicación amañada de obras en el ministerio de Transporte, Ábalos anima ahora a las constructoras señaladas por Aldama a denunciar al empresario. Dos de estas empresas ya han anunciado que estudian acciones penales.

Ábalos rechaza también haber disfrutado gratis de un chalé en La Línea de la Concepción (Cádiz) adquirido supuestamente por la trama cuando era ministro de Transportes (2020-2021). “Puedo demostrar que tengo un contrato de alquiler [de la propiedad], que he pagado las mensualidades desde mi cuenta, que me desahuciaron, y que hay dos inspecciones de Hacienda de 2022 y 2023 que así lo acreditan″, indica.

Cuando se le pregunta por su horizonte político ante las acusaciones de Víctor de Aldama, el exministro Ábalos, que salió abruptamente del Gobierno en 2021 y hoy ocupa un escaño en el Grupo Mixto, se siente amortizado. También se lamenta de que haya sido abandonado por los suyos. “Soy material desechable”, reconoce. “No ha importado meter a mi familia de por medio”, añade. El antiguo responsable del aparato socialista que dirigía el partido se presenta como ahora como la diana de una “cloaca mediática” que mercadea con su vida privada. “¿Te imaginas qué pasaría si accediéramos a los wasaps personales de todos los implicados en el caso? Conmigo vale todo. Hasta lo más mínimo”, concluye.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.
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