_
_
_
_
ANÁLISIS
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sánchez viste traje de Estado para el “Plan Unidad, Eficacia y Responsabilidad”

El presidente rescata la “cogobernanza” y “el respeto institucional” en la gestión de la dana para subrayar que España ya no es un país centralista

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la rueda de prensa de este martes en La Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la rueda de prensa de este martes en La Moncloa.Mariscal (EFE)
Javier Casqueiro

La dana que ha asolado la provincia de Valencia, generando una conmoción transversal en toda España y alertando a la cuestionada clase política del país no ha sido la única grave crisis que ha afrontado Pedro Sánchez durante sus seis años en La Moncloa. En ese aspecto, no ha tenido un día de asueto. Se han escrito libros e innumerables reportajes sobre su capacidad de resiliencia, externa, por todo tipo de imponderables, y también interna, con encarnizadas batallas. Muchos camaradas, compañeros, conmilitones, amigos, colaboradores, rivales y adversarios del actual líder del PSOE han sucumbido en ese camino. Otros han sido rehabilitados, tras el conveniente purgatorio. Es legendaria, también, su memoria. El presidente del Gobierno es un político práctico y utilitarista en lo ideológico, lo que muchos han simplificado con una crítica a sus camaleónicos cambios de opinión. Lo que es incontestable es que Sánchez tiene muchos trajes en su armario y también que ahora, con esta tremenda crisis sobre la mesa, ha rescatado el de hombre de Estado y adalid de los servicios públicos, bajo el “Plan Unidad, Eficacia y Responsabilidad” presentado este martes para afrontar las consecuencias de la catástrofe de la dana.

Una sangrienta división interna para ser elegido secretario general del PSOE tras ser aclamado por los militantes en unas primarias, una crisis económica, un volcán, la borrasca Filomena, una pandemia mundial, una guerra en Ucrania, el recrudecimiento del conflicto en Oriente Próximo, llegadas masivas de inmigrantes, los indultos y la amnistía a los líderes del procés y ahora la peor catástrofe natural en décadas. El balance de contingencias a las que se ha enfrentado Pedro Sánchez desde que llegó a la presidencia a través de una inédita moción de censura en 2018 no tiene fáciles precedentes. Hasta sus rivales aceptan que su perfil político es el de un arrojado, y sus partidarios lo ensalzan como alguien valiente, que no se amilana y que se crece ante los castigos.

El único momento en el que Sánchez entró públicamente en shock, como reconocen en su entorno, fue cuando comenzó lo que él considera un acoso judicial, mediático y político contra su esposa, Begoña Gómez. Eso le llevó a escribir y publicar una carta personal a la ciudadanía en la que anunciaba que se tomaba cinco días de meditación para decidir si merecía la pena continuar con su inagotable pasión política y de poder. Ese debate lo relegó hace tiempo, pero la herida abierta en su entorno más personal sigue supurando.

La dana le ha devuelto otra vez a la lona de los combates imprevisibles. Tras unos días de dudas y de estudiar alternativas, en los que ha parecido que muchos responsables del PSOE, del PP y de otros partidos sopesaron que el desastre podría capearse como cualquier otra desgracia, con excusas o argumentarios partidistas, el presidente se ha enfundado su perfil más institucional. Los insultos, agresiones y ataques sufridos el domingo en Paiporta (Valencia), donde acompañó a los Reyes, han supuesto un punto de inflexión.

“Todos somos Estado”, soltó el jefe de Gobierno este martes en la sala de prensa de La Moncloa, al fin en una comparecencia con preguntas. Antes contó los cuatro objetivos de su millonario plan de inversiones y subvenciones para los afectados por la dana, pero también reivindicó el funcionamiento de los distintos servicios públicos implicados, nacionales y autonómicos. El líder del PSOE es un obseso de la “opinión pública y publicada”, es decir, de todo lo que se cuenta de él y su Gobierno, y por eso quiso dedicar un capítulo de su intervención para recuperar aquel término de la “cogobernanza” que tanto le gustó durante la pandemia. Sánchez subrayó ahí de nuevo la a veces olvidada obviedad de que España es ahora un “Estado autonómico, compuesto, no centralista”, para salir al paso de los que le reprochan no haber declarado la emergencia nacional o el estado de alarma en la Comunidad Valenciana, lo que habría supuesto quitarle la autoridad máxima al presidente de esa región, Carlos Mazón, del PP. Insinuó que sí tuvo ese debate, aunque, por “respeto institucional” a las competencias de Mazón, lo desechó. Ahora aún lo mantiene vivo el PP.

Los periodistas sondearon a Sánchez sobre varias trifulcas relacionadas con su supuesta responsabilidad en la tragedia y algunas decisiones que podrían haber retardado la acción, especialmente, de la Unidad Militar de Emergencia (UME), la que creó hace 19 años el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y que fue tachada por algunos populares entonces como un “chiringuito”. Sánchez se mordió la lengua y no cayó en ese anzuelo. Solo se permitió señalar “los discursos diferentes” entre Mazón y el presidente de su partido, Alberto Núñez Feijóo. Tampoco hizo ninguna autocrítica o reconocimiento de fallos. Hubo, sí, un momento en el que el presidente bajó la guardia y avanzó, sin que le preguntaran específicamente, cómo se siente tras haber recibido un palazo y graves improperios en Paiporta. “Estoy bien”, confesó.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_