Teresa Ribera: “La citación a Begoña Gómez demuestra que nos estamos jugando el Estado democrático”
La candidata del PSOE cree que las elecciones europeas pueden convertirse en un plebiscito a Alberto Nuñez Feijóo y no a Pedro Sánchez
La citación judicial de Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, por un presunto delito de tráfico de influencias ha sacudido la recta final de la campaña de las europeas. Teresa Ribera (Madrid, 55 años), vicepresidenta tercera del Ejecutivo y candidata del PSOE a esos comicios, tilda de “burda” esa decisión del juez; y se muestra confiada en que, si el domingo hay un plebiscito, será Alberto Núñez Feijóo el cuestionado, y no Pedro Sánchez. La entrevista y el vídeo se realizaron horas antes de que se conociera la citación de Begoña Gómez, y el texto se actualizó este miércoles.
Pregunta. ¿Hay interés político detrás de la decisión del juez Juan Carlos Peinado de anunciar la citación de Begoña Gómez en plena campaña electoral?
Respuesta. Creo que ha sido un movimiento sorpresivo. Cuando el Tribunal Supremo afirma que no es conveniente impulsar causas cuya base esté sustentada exclusivamente en informaciones periodísticas no contrastadas, y tenemos un informe de la UCO [Guardia Civil] confirmando que no hay ningún indicio, y cuando la práctica habitual es que las decisiones judiciales respetan los tiempos electorales... Esta decisión es, como poco, sorprendente.
P. ¿Cree que el juez está prevaricando?
R. Eso es algo que corresponderá determinar a quien hace valoración del Código Penal. Lo que sí sé es que lo que estamos viendo es muy burdo y coincide con lo que el director de comunicación de la presidenta de la Comunidad de Madrid [Miguel Ángel Rodríguez] anunció el lunes y jaleó la misma tarde del martes.
P. La citación ha sacudido la campaña. ¿Desmovilizará a la izquierda?
R. Al contrario: esto pone de manifiesto que lo que nos estamos jugando es la credibilidad de las instituciones, el Estado democrático, y que la campaña basada exclusivamente en cuestionar la legitimidad del presidente del Gobierno no es una campaña para resolver los problemas europeos. Solo pretende dar confort al presidente del PP.
P. ¿Comparte que hay una intención espuria y un intento de interferir en el resultado electoral, como afirma el presidente en su última carta a la ciudadanía?
R. Esto viene siendo así desde el pasado 23 de julio, cuando [las derechas] pensaban que iban a ganar de calle y se encontraron con que no sumaban.
P. El PP basa su campaña en las críticas a la amnistía a Puigdemont y en el caso de Begoña Gómez.
R. Eso lo que hace es alimentar y engordar la ultraderecha y el populismo. Lo hemos ido viendo a lo largo de los años. Cuando todo era anti, alimentaron dos referendos y una declaración unilateral de independencia [en Cataluña]. Es posible que tengamos dos partidos de ultraderecha españoles en el Parlamento Europeo y al PP estancado tras absorber a Ciudadanos. Haber caído en esa trampa es un inmenso error.
P. El PP afronta estas elecciones como un nuevo plebiscito contra Pedro Sánchez.
R. Creo que podemos y vamos a ganar. Es muy triste pensar que alguien que no tiene ni propuestas, ni ideas, ni análisis y sobre la base del no a todo pueda salirse con la suya. Hay que dar respuestas a los problemas, no esconderlos. El PP nunca tiene nada más que decir que todos contra Pedro Sánchez. Es un planteamiento muy pobre. Para alguien que aspira a ser presidente del Gobierno es paupérrimo, es miserable. Dicho lo cual, a lo mejor Feijóo se encuentra que el plebiscito es contra él y lo que tiene es un problema en su casa.
P. Pero, si gana el PP, ¿Sánchez habrá perdido el plebiscito?
R. ¿Qué significa que gana? Hace tres meses se decía que podía haber una diferencia de 10 puntos y hoy estamos en empate técnico. Con toda la artillería que ha disparado el PP, es insignificante. Estamos en plena remontada.
P. ¿La UE está de veras en peligro?
R. Sí, la UE se puede encontrar con una mayoría que presume de su voluntad de ir hacia atrás en la integración y en la construcción del proyecto europeo, con aspectos vinculados con una identidad excluyente. Esto es peligroso, es contrario al alma, al espíritu de convivencia con el que se gestó la UE.
P. ¿Por qué crece tanto la ultraderecha?
R. Una de las razones es el desencanto que generó la respuesta a la anterior crisis [de 2008], la manera en la que muchos europeos se vieron desprotegidos. A eso hay que sumar la velocidad a la que se producen los cambios y las amenazas del exterior. Eso provoca miedo. El diagnóstico requiere más Europa y no menos Europa. La respuesta tiene que ser más verde y más social.
P. ¿Pero hay algo de autocrítica de quienes defienden el Pacto Verde, como usted, ante el hecho de que los agricultores en media Europa se hayan levantado contra las medidas medioambientales?
R. Tenemos que consolidar un diálogo mucho más intenso, sobre todo con los titulares de pequeñas explotaciones familiares, a quienes les desborda la necesidad de completar papeles y burocracia y cambiar sus modos de cultivo. Hemos pasado de un modelo que exigía mayor productividad a uno en el que cada vez más se pide un equilibrio entre variables ambientales, ecosistemas y producción. Y eso no se hace de la noche a la mañana. Esta situación ha sido aprovechada como un caldo de cultivo idóneo por quienes, en lugar de proponer soluciones a problemas complejos, prefieren una simplificación mucho más emocional, agresiva y contestataria.
P. ¿Qué le preocupa más, el ascenso de una ultraderecha negacionista o el freno que algunos partidos clásicos han impuesto a la agenda verde?
R. Que la derecha convencional asuma y normalice el discurso de la ultraderecha. La degradación rapidísima del sistema climático y de la biodiversidad se puede frenar con una acción decidida por parte de los gobiernos o se puede hacer de forma defensiva, con mucho más coste personal y económico. Me sorprende que, en lugar de hacer una gestión inteligente de ese gran desafío, prefieran decantarse por matar al mensajero o negar la realidad. Si no lo hacemos nosotros, serán otros los que aprovechen las oportunidades económicas y esto acabará haciendo pequeñita a la UE.. Que el PP se decante por ese discurso simplista, frenando o escondiendo los problemas debajo de la alfombra, es una gran torpeza.
P. En el debate organizado por PRISA los candidatos del PP y de Vox competían entre sí por ver quién no había apoyado el Pacto Verde, por ejemplo, quién había votado en contra de la Ley de Restauración de la Naturaleza.
R. Me pareció lamentable, profundamente repulsivo, que hubiera una batalla por ver quién denigraba más la agenda de transformación y diría que de paz y de seguridad más importante que tiene Europa. ¿Hay seguridad económica o social en España si no nos preparamos para las grandes sequías que ya nos atenazan? ¡Pues claro que no! El primer perjudicado va a ser el sector agrario.
P. El PP le acusa de criminalizar a los agricultores.
R. Es pura demagogia electoral, una perversión de la realidad. Lo que es una gran amenaza para el campo es hacer que los problemas no existan. Me siento satisfecha de que dos dirigentes del PP hayan resistido las presiones de Vox en su territorio y hayan entendido que aquello que beneficiaba más a la población local, incluidos los agricultores, haya sido la agenda verde, la restauración de ecosistemas en el mar Menor y en Doñana. Es más, hasta el señor [Carlos] Mazón [presidente de la Comunidad Valenciana] me lo pidió para la Albufera y luego como que se ha arrepentido y ha hecho demagogia por el camino.
P. ¿Ve posible que Feijóo saque adelante una moción de censura con los votos de Junts?
R. Feijóo no tiene principios. Solo tiene un objetivo, derrocar a un Gobierno legítimo y progresista, y le da igual cómo conseguirlo: con mentiras, insultos o cambiando de chaqueta de la mañana a la noche.
P. Feijóo ha propuesto que las personas migrantes “que quieran formar parte de la UE” han de “adquirir un compromiso, de adhesión y respeto a los valores fundacionales de Europa”.
R. Son declaraciones sorprendentes y se deslizan de nuevo tal y como hizo en la campaña en Cataluña por ese discurso xenófobo, que asocia la inmigración a cosas malas. Es una falta de responsabilidad de un partido que aspira a ser un partido con peso institucional y con capacidad de gobierno. A Feijóo se le cae la careta de la moderación insinuando que existen chivos expiatorios a los que responsabilizar de los problemas que puedan aparecer.
P. ¿La unidad de las izquierdas es suficiente para frenar la ola ultraderechista en Europa?
R. Es muy importante que los votantes progresistas se movilicen para frenar a la ultraderecha. Hay que votar masivamente al PSOE, que es quien puede detenerla. Esto no va de cómo de perfecta es cada una de las propuestas. Va del ejercicio responsable de nuestra mejor herramienta para frenar a la ultraderecha, que es el voto. El votante progresista tiende a ser mucho más quisquilloso y a quedarse en casa, pero el domingo es simplemente el principio de lo que pueda venir, de si dejamos que nos arrolle ese tren de la ultraderecha.
P. Apelan al voto progresista. ¿No les preocupa crecer o mantenerse a costa de Sumar?
R. Los progresistas necesitamos ser convincentes y ganar en masa. Confío en que a Sumar le vaya muy bien. Y a Podemos. No debe quedarse nadie en su casa.
P. ¿A qué cargo aspira en la Comisión Europea?
R. Aspiro a que España tenga la voz que se merece en un tiempo tan importante como va a ser para Europa esta década. Y, por tanto, que en el Colegio de Comisarios esa capacidad de modernización vinculada a la agenda verde y a la agenda social tenga una respuesta institucional en una vicepresidencia, en una comisaría vinculada a esa agenda. Hay que buscar la combinación adecuada, con un componente económico y un componente verde.
P. ¿Va a recoger el acta de eurodiputada?
R. No voy a recoger el acta de eurodiputada. Estaría muy bien si todos los gobiernos, que son los que proponen a los comisarios, presentaran en sus listas a quienes les gustara que fueran sus representantes en el Colegio de Comisarios. Mi partido, salvo contadísimas excepciones, mantiene [la máxima de] una persona, una responsabilidad, un cargo. Y por eso hemos renunciado al acta de diputado la inmensa mayoría de integrantes del Gobierno.
P. ¿Cuándo dejaría el Gobierno?
R. Cuando se conformara el Colegio de Comisarios.
P. Y si no es comisaria, ¿seguiría en el Gobierno?
R. Son futuribles que ya veremos.
P. ¿Sería comisaria en una Comisión Europea con un peso de la ultraderecha potente?
R. ¿España debe renunciar a su presencia en el Colegio de Comisarios? No solamente no hay que resignarse, hay que dar la batalla con todos los argumentos y con toda la artillería a la ultraderecha. En campaña y en las instituciones. No podemos renunciar al Colegio de Comisarios.
P. ¿Estas elecciones terminarán de estabilizar la legislatura o pueden acabar de hundirla?
R. Estoy segura de que tendremos una legislatura estupenda hasta el final y ojalá, confío en ello, una próxima legislatura también.
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