Medio centenar de afectados por un brote de gastroenteritis en un hotel del Imserso en Mallorca
Inspectores de Salud Pública del Gobierno balear han clausurado la cocina del establecimiento a la espera de determinar el origen del brote
Un brote de gastroenteritis de origen desconocido afecta a casi medio centenar de turistas del Imserso que se encuentran alojados en un hotel de tres estrellas de la zona de Playa de Palma, en la isla de Mallorca. Varios grupos de personas adscritas al programa de turismo estatal se arremolinaban este miércoles por la tarde a las puertas del hotel Palma Bay Resort Beach, un establecimiento de la turística Playa de Palma, un núcleo vacacional que en temporada alta acoge principalmente a turistas alemanes.
Los allí presentes intercambiaban opiniones sobre el episodio de diarreas y vómitos que ha asaltado estos últimos días a medio centenar de clientes del hotel, todos participantes en el programa vacacional. “La medianoche del martes llegué a la habitación y estuve entre el váter y la bañera toda la noche. Hoy en la cama todo el día” cuenta Manoli González, que llegó al hotel con su grupo de amigas el sábado procedente de Roquetas de Mar (Almería).
El servicio de Epidemiología del Gobierno balear recibió el pasado martes un aviso de un grupo de personas afectadas por un episodio de diarreas y vómitos que se había extendido a otros clientes del establecimiento en el que se alojaban. La Consejería de Salud envió un inspector de la dirección general de Salud Pública para realizar un examen a las cocinas del hotel y determinar si el brote venía provocado por una intoxicación alimentaria derivada de algún alimento en mal estado. El inspector dictó la clausura de las cocinas por una “deficiencia estructural” según explican desde la Consejería, que no tenía que ver con alimentos o productos. El miércoles un inspector regresó al lugar para practicar una revisión más exhaustiva y recoger muestras de alimentos y ratificó la clausura cautelar de las cocinas. Salud Pública está pendiente de obtener los resultados de las muestras recogidas para determinar si el brote fue provocado por alimentos en mal estado o por un virus.
María, amiga de Manoli, es otra de las afectadas, aunque precisa que no ha estado tan mal como otros de los viajeros, de los que refieren incluso un desmayo durante una excursión. “A mí no me ha dado tan fuerte, pero he estado vomitando por arriba y por abajo. Ya no voy al comedor a comer” cuenta. Ambas se dirigen con una tercera amiga, Lola, a una farmacia cercana para comprar “probióticos y unos sobres” que les corten la diarrea. Con una bolsa de medicamentos en la mano, Pepe intercambia opiniones con otra viajera. Es madrileño y explica que su mujer está en cama en la habitación del hotel aquejada de vómitos y diarrea. “Lleva tres días fastidiada devolviendo por arriba y por abajo y no sabemos la causa, hay más gente así. Ha venido el médico y nos ha dado unos sobres y suero” explica, puntualizando que llegaron hace una semana con sus cuñados, que afortunadamente tampoco se han visto afectados por el brote. El matrimonio acudió a un centro de salud cercano al hotel, donde el médico pasó consulta a su mujer y le recetó medicinas para tratar los vómitos y los dolores de estómago.
Mascarilla
Algunos turistas han acudido a un centro de salud cercano y otros han pasado consulta con un médico contratado por el propio hotel. Frente a la puerta, un turista con mascarilla procedente de Barcelona que prefiere no dar su nombre, espera un taxi para trasladar a su mujer a un centro de salud. Afirma que lleva tres días con vómitos y diarreas y que casi no ha podido moverse de la cama. “Ha estado en la cama, ya se le ha ido la fiebre, pero tiene diarrea y vamos a un centro de salud para que nos atiendan y nos digan qué tiene” cuenta. A última hora de la tarde, un agente de seguridad custodiaba los alrededores del edificio.
Los inspectores de la Consejería han ratificado la suspensión de la actividad de las cocinas del hotel, situadas en el edificio Acapulco, que a su vez forma parte del complejo de Palma Bay Resort gestionado por la cadena hotelera MLL y que aglutina en la zona hasta tres edificios hoteleros. EL PAÍS ha intentado en varias ocasiones contactar con la cadena hotelera para recabar su versión, pero no han respondido a las llamadas. Tras el cierre de las cocinas, los turistas del edificio Acapulco tienen que acudir ahora a los comedores del edificio Habana, situado justo enfrente. El grupo formado por José, Julia, Rafael y Felisa cuenta que llegaron desde Córdoba el sábado y no se han visto afectados por el brote. Sin embargo, están contrariados por tener que trasladarse a otro edificio para desayunar y comer. “Ahora nos tenemos que aguantar, pero nos lo tendrían que haber avisado”, lamentan.
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