El nuevo libro de Pedro Sánchez
Lozano tuiteó esta semana: “Se viene nuevo libro del presidente”. Parece naíf sorprenderse por la naturalidad con que aceptamos esta impostura narcisista, cuando los delincuentes participan en la redacción de las leyes que les afectan directamente
A diferencia de la ley de amnistía, las memorias de Pedro Sánchez, que se titulan Tierra firme (Península) y salen a la venta el 4 de diciembre, no han sido redactadas por su protagonista. El volumen anterior, Manual de resistencia (Península), se anunció con el reclamo de que era “el primer libro que un presidente español publica mientras está en el cargo”, y ya se sabe que los récords están para romperlos. A Kim Jong-Il se le atribuyen 890 libros entre 1964 y 1994: a su lado nuestro presidente es prácticamente un Bartleby. Pero la política democrática tiene servidumbres de las que la dictadura carece, y produce admiración que Sánchez haya encontrado hueco para elaborar otro libro. Es verdad que, como no los escribe él, se ahorra mucho tiempo.
Las dos entregas las ha redactado Irene Lozano, “pensadora, autora y política” según su perfil en LinkedIn, responsable de obras como Lenguas en guerra (Espasa) o Son molinos, no gigantes. Cómo las redes sociales y la desinformación amenazan nuestra democracia (Península) y de un prólogo a los ensayos de George Orwell en Debate. Fue diputada en el Congreso por UPyD y luego como independiente en las listas del PSOE (donde figuraba como experta en “regeneración democrática”), y diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid. Fue secretaria de Estado de España Global entre 2018 y 2020 y presidenta del Consejo Superior de Deportes de 2020 a 2021, y desde 2021 es directora general de la Casa Árabe, cuyo consejo rector preside el ministro de Exteriores.
Lozano tuiteó esta semana: “Se viene nuevo libro del presidente”. Parece naíf sorprenderse por la naturalidad con que aceptamos esta impostura narcisista, cuando los delincuentes participan en la redacción de las leyes que les afectan directamente, cuando ministros pasan al Tribunal Constitucional o la Fiscalía General del Estado, o cuando un gobierno democrático se somete a la fiscalización de un “mediador” desconocido en Ginebra tras comprometerse a borrar cientos de delitos a cambio de siete votos. Pero a veces uno recuerda que Sánchez llegó al poder por medio de una moción justificada por un caso de corrupción. En su primer Gobierno un ministro de Cultura tuvo que dimitir por una multa de Hacienda que ya había pagado y una ministra de Sanidad por plagiar un trabajo de fin de máster. Veremos si las memorias cuentan esa asombrosa travesía. @gascondaniel
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