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Operación Bentley: los sicarios que se esfumaron tras tirotear a un empresario en Marbella

La Fiscalía pide prisión permanente revisable para los dos acusados del asesinato, que formaban parte de una organización a la que se achacan, al menos, otros diez cadáveres

Absueltos dos acusados de matar a tiros a un empresario en Marbella
Uno de los detenidos en el marco de la Operación Bentley, en Marbella (Málaga).Policía Nacional
Nacho Sánchez

Marcos, empresario con varios locales de ocio nocturno en Puerto Banús, en Marbella (Málaga, 150.725 habitantes), llegó a su casa pocos minutos después de las tres de la mañana del 21 de enero de 2019. Su vivienda está ubicada en una calle tranquila de la urbanización Guadalmina, área repleta de grandes y lujosas villas a un paso de la playa. Abrió la puerta del garaje al volante de su coche Bentley color negro y mientras se adentraba en el recinto otras dos personas se colaron detrás de él. Llevaban sus cabezas ocultas por gorros y le dispararon sin mediar palabra. Siete tiros. Murió en el acto. Tenía 49 años. Los asesinos escaparon en un Audi robado al que prendieron fuego horas después antes de esfumarse. Fue el primer reto al que se enfrentaron los policías seleccionados para formar el grupo que se dedica en exclusiva a investigar ajustes de cuentas en la Costa del Sol. Era su primer caso, que ahora llega a los tribunales con dos acusados y una petición de prisión permanente revisable para ambos, cuya culpabilidad o no decidirá un jurado popular. Se les considera muy peligrosos y parte de una organización de sicarios con diez cadáveres en la espalda.

Identificar, localizar y detener a los autores ha sido una de las operaciones recientes más complejas para la Policía Nacional. Los agentes del grupo de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) centrado únicamente en investigar los ajustes de cuentas del litoral malagueño lo recuerdan bien porque fue su debut. Marbella y su entorno habían vivido un 2018 sangriento con al menos una veintena de muertos por arma de fuego y la tendencia seguía, siempre en casos relacionados con el narcotráfico. Aquel asesinato fue la gota que colmó el vaso. El Ministerio de Interior alumbró finalmente a este equipo especializado el 15 de febrero 2019, apenas un mes más tarde de la muerte del empresario. Para su primera investigación partían de cero: en el escenario del crimen no había restos de ADN ni huellas. Solo había imágenes de cámaras de seguridad de dos encapuchados. También una leve idea sobre un tercer implicado que no ha sido incluido en la causa porque ya cumple prisión permanente revisable en Países Bajos. Más allá no tenían más pistas que un coche calcinado en una zona rural. “Al principio se nos atragantó un poco”, reconocen fuentes de la investigación.

Sicarios Marbella (Málaga)
Sicarios Marbella (Málaga)Policía Nacional

El vehículo que los autores del crimen usaron y quemaron había sido robado en verano de 2018 en Conil de la Frontera (Cádiz). Era un Audi A4 que fue facilitado a los sicarios una vez aceptaron el encargo de acabar con la vida del empresario. Los dos residían de forma habitual en Países Bajos y solo viajaron a la Costa del Sol para cometer su asesinato a cambio de un pago. Aparcaron cerca de la casa de su objetivo, esperaron a que llegara, aprovecharon que el portón se abrió para que la víctima entrase al volante de su Bentley y le dispararon al menos siete veces con dos armas de fuego de nueve milímetros Parabellum. Rompieron la luna trasera del automóvil y lo mataron en el acto. El empresario “no tuvo posibilidad alguna de defenderse”, relata la fiscal que lleva el caso, que añade que el hombre no tenía “posibilidad de escapatoria”. Las heridas causaron su fallecimiento de “inmediato”. Un reguero de casquillos de bala quedó repartido por el suelo. Un familiar avisó a emergencias, pero ya era tarde. La víctima dejó un hijo mayor de edad y seis hermanos, a los que ayudaba económicamente, como también hacía con sus padres.

Los autores del asesinato escaparon con rapidez y aparcaron su vehículo en el garaje de una urbanización en Benahavís, a pocos kilómetros de Marbella, según averiguó la investigación policial. Dos días más tarde, el 23 de enero, recogieron el Audi A4 y lo condujeron hasta la zona conocida como Hacienda Los Canasteros, en la carretera que une Marbella con Ojén, donde le prendieron fuego a las 23.15 horas para eliminar huellas y generaron a su vez un incendio en la zona que obligó a varios equipos de bomberos a trabajar en su extinción. Las cámaras de seguridad con sus imágenes eran la única pista para identificarlos. Había poco hilo del que tirar. La investigación casi cae en punto muerto cuando una reunión con la policía holandesa dio alas a los policías. Allí investigaban a un grupo de sicarios muy peligrosos a los que se achacan hasta una decena de asesinatos, incluidos un abogado y un periodista. Todo empezó a cuadrar.

Diez asesinatos

La organización cometía sus asesinatos principalmente en Países Bajos, pero “disponían de la estructura necesaria para desplazarse a cualquier país”, según la Policía Nacional. Trabajaban a sueldo de los grupos criminales que los contratasen y se les consideraba una de las organizaciones de sicarios más activas de Europa “presuntamente implicada en 10 asesinatos”, según fuentes policiales. “Acudían a ellos para que saldaran cuentas pendientes con miembros de otros grupos con los que se encontraban enemistados”, añaden las mismas fuentes. Esos problemas surgían por luchas de poder para controlar un determinado territorio para el tráfico de drogas, algún robo de mercancía o cualquier otra contienda. Pero el motivo por la que alguien encargó matar al empresario de Puerto Banús es aún una incógnita.

Sicarios Marbella (Málaga)
Sicarios Marbella (Málaga)Policía Nacional

Con la investigación en marcha, justo un año después del asesinato, la historia se repitió. Los mismos sicarios recibieron un nuevo encargo y su objetivo volvía a estar en España, se desconoce si también en la Costa del Sol. Dispusieron todo para viajar de nuevo en coche desde Países Bajos. Era el momento perfecto para culminar una investigación en la que los agentes llevaban tanto tiempo invertido. Esperaron a que cruzaran la frontera consiguieron localizar y detener, cerca de La Junquera, a cuatro de los miembros del grupo de asesinos en un operativo en el que participaron miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) dada la alta peligrosidad de los arrestados. Era el 4 de marzo de 2020. Eran O. C. y B. K., ambos neerlandeses y en prisión provisional desde entonces. En el coche, escondida, portaban un arma semiautomática con silenciador y munición. “Le salvamos la vida a alguien, aunque nunca sabremos a quién”, subrayan fuentes cercanas a la operación policial, bautizada Bentley por la marca del vehículo tiroteado.

La policía holandesa, de forma paralela, detuvo a otras dos personas más en su país para dar por desarticulada la estructura criminal. De los seis arrestados, a tres se les considera colaboradores al facilitar la logística —vehículos, casas, teléfonos encriptados— para cometer el asesinato en Guadalmina y que forman parte de otra causa judicial en su país. La fiscalía cree que el cuarto individuo ayudó a planear el asesinato, aunque no será juzgado porque ya cumple prisión permanente revisable en Países Bajos. Los dos restantes son los presuntos sicarios.

Este lunes, casi cuatro años después de aquellas detenciones y cerca de cumplirse los cinco del asesinato del empresario en su casa, se sentarán en el banquillo de los acusados. Se enfrentan a prisión permanente revisable por un delito de asesinato y otro de pertenencia a grupo criminal con agravante de disfraz. La Fiscalía también solicita dos años de cárcel por tenencia ilícita de armas y otros tres por daños mediante incendio. Además, se requieren 42.000 euros de indemnización a cada uno de los progenitores, 65.000 euros a su hijo y 16.000 a cada uno de los hermanos.

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