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El repunte en la ruta migratoria canaria pulveriza todos los récords mientras se multiplican los muertos

Las 31.817 personas desembarcadas en las islas superan ya el hito de la crisis de los cayucos de 2006. Los rescatados llegan en condiciones de salud “cada vez más preocupantes”, aseguran fuentes oficiales

Decenas de personas en un cayuco, a su llegada al muelle de La Restinga, en la isla de El Hierro, el pasado 4 de noviembre.
Decenas de personas en un cayuco, a su llegada al muelle de La Restinga, en la isla de El Hierro, el pasado 4 de noviembre.H. Bilbao (Europa Press)

El cielo plomizo y las lluvias ocasionales no evitan que un pequeño grupo de senegaleses pasen la mañana sentados en una pequeña plaza cercana al dispositivo de acogida Canarias 50, en el barrio de La Isleta (Las Palmas de Gran Canaria). Este cuarteto ha superado con vida la primera fase de un camino alejado de la pobreza y la grave crisis política de su país. “Pasé mucho miedo en la barca, no paró de moverse”, relata uno de ellos con ojos desconfiados. Tanto, que rechaza dar su nombre. “Pero tenía que salir de mi país: ahí no hay futuro”.

El viaje de estos chicos se suma al de otras 31.813 personas que han alcanzado las costas de las islas en lo que va de 2023, un récord nunca antes visto. La estadística solo tiene en cuenta a los más afortunados, los que llegan con vida. El programa Missing Migrants, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), recoge 515 fallecidos en este trayecto. Pero la realidad, que estas cifras apenas reflejan, es aún más cruda. Este lunes ha fallecido otro de los migrantes que estaba ingresado en el hospital Virgen de los Reyes de El Hierro, tras su llegada en una de las cuatro embarcaciones rescatadas la madrugada del pasado sábado. Se trata del tercer inmigrante fallecido en el hospital insular este fin de semana, el quinto contando con los dos cadáveres que llegaron a bordo.

Tumba de uno de los dos inmigrantes enterrados este domingo en el cementerio de Valverde (El Hierro).
Tumba de uno de los dos inmigrantes enterrados este domingo en el cementerio de Valverde (El Hierro). Gelmert Finol (EFE)

Todo parece indicar, además, que el número de fallecidos va a ir en aumento. Los rescatados llegan en condiciones de salud “cada vez más preocupantes”, señalan fuentes oficiales, que añaden que esta circunstancia indica que las condiciones meteorológicas están empeorando. Las llamadas calmas, que dejan el mar como un plato, han terminado y, desde el viernes, toda Canarias está en alerta por viento y corrientes que pueden llegar a generar olas de hasta 5,5 metros. “El mar se está poniendo desagradable para navegar de forma tan precaria. Me temo que vamos a tener más incidencias”, añaden fuentes de los servicios de rescate. En las últimas semanas, cada vez son más frecuentes los relatos de supervivientes que admiten haberse desembarazado de cadáveres durante la travesía, como el cayuco que alcanzó Tenerife a finales del mes pasado, cuyos pasajeros aseguraron haber tirado por la borda una veintena de cuerpos.

Punta de llegadas

Las 31.817 llegadas acumuladas hasta el 5 de noviembre han pulverizado todos los récords desde que la ruta canaria se abrió en 1994, incluido el de 2006, el que hasta ahora se consideraba el año más crítico. Solo en el mes de octubre desembarcaron tantas personas (14.976) como en los nueve meses anteriores. Estas cifras, también inéditas si se tiene en cuenta un único mes, han devuelto al primer plano una ruta que parecía controlada desde finales de 2021. No es la única ruta migratoria hacia España en la que está aumentando el tránsito, pero las llegadas a Canarias suponen cerca de un 70% las 44.404 entradas irregulares que se habían registrado el pasado 31 de octubre.

Un factor clave que explica este repunte en Canarias es la reaparición en junio de los cayucos. Parten, sobre todo, de Senegal, de donde proceden cerca del 57% de los recién llegados, según fuentes policiales. El país atraviesa una grave crisis política que ha derivado en un declive democrático para asfixiar cualquier conato de protesta contra el Gobierno.

Estas enormes embarcaciones de pesca, mayores y más resistentes que las pateras tradicionales, son capaces de cubrir los aproximadamente 1.400 kilómetros que separan las costas senegalesas de las canarias en unos siete días. Los cayucos se han dirigido principalmente a El Hierro, la isla más pequeña y occidental del archipiélago que, en apenas unas semanas, tras recibir a más de 11.000 personas (el equivalente a su población), se ha convertido en el principal puerto de llegada.

El ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, viajó la semana pasada a Dakar para reunirse con su homólogo senegalés, Sidiki Kaba, y convencerle de que refuerce el control de sus costas. Interior también ha tratado de reactivar vuelos de deportación a Senegal, pero Dakar se resiste porque es una medida que provoca un enorme rechazo popular. En la coyuntura actual, el mayor freno lo acabarán ejerciendo las peores condiciones meteorológicas.

La gestión de este repunte ha sido muy distinta al vivido en 2020 y 2021. El Gobierno ha apostado esta vez por rápidas derivaciones desde Canarias a otros puntos de España, una estrategia que ha provocado las protestas de diversas comunidades autónomas y ayuntamientos gobernados por la derecha. Entre las críticas se señalaba la falta de comunicación desde el Ministerio de Migraciones, que se encarga de estas derivaciones, una acusación que el ministro José Luis Escrivá lleva ya semanas remediando. Después de una reunión telemática con los alcaldes, Escrivá ha convocado para el próximo 20 de noviembre la conferencia sectorial de migraciones, a la que se ha convocado a los consejeros responsables de temas migratorios en cada comunidad autónoma, además de tres representantes de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Menores extranjeros canarias
Varios migrantes llegaban al muelle de La Restinga, en El Hierro, el 4 de noviembre.H. Bilbao (Europa Press)

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