Las voces blancas enmudecen en Covadonga
La falta de niños obliga al Arzobispado de Oviedo a cerrar la Escolanía del Real Sitio tras casi 80 años de historia
El Papa Juan Pablo II escuchó su armonía en 1989 durante su visita al santuario. Los Reyes de España y dignatarios internacionales sucumbieron a su fervor. Ahora, después de casi 80 años de historia, las voces blancas enmudecen en el Real Sitio de Covadonga. “El cabildo del Santuario de Covadonga hace público, con gran pesar, el cese de la actividad de la Escolanía de Covadonga”. Así arranca el comunicado que pone fin a los 78 años de historia de un internado en el que cientos de niños asturianos, pero también de provincias vecinas como León, vivieron, estudiaron y se formaron musicalmente a lo largo de casi ocho décadas.
Ahora, el “progresivo declive”, según las explicaciones del santuario, que recibe más de dos millones de visitas al año, ha sido el determinante para el final de una historia en la que el coro de voces blancas se había quedado reducido a siete niños internos que eran apoyados en algunas celebraciones litúrgicas por cuatro externos y antiguos escolanos. Atrás quedan décadas gloriosas en las que la Escolanía de Covadonga llegó a tener entre 60 y 70 niños.
Lo cierto es que se veía venir. Por eso, en los últimos años desde el santuario se reforzaron las acciones para la captación de nuevas voces, que no han dado sus frutos. Buscaban continuar la actividad de la escolanía y mantenerla abierta, con el internado, que ofrecía vivir en Covadonga, cursar la formación reglada en los centros educativos de Cangas de Onís y adquirir formación musical por las tardes en el santuario. “No tenemos voces. Hemos hecho todos los esfuerzos posibles. Llevamos dos años visitando parroquias, colegios, apareciendo en medios de comunicación. No la cerramos nosotros, la cierran las circunstancias”, explicó el Abad del Real Sitio, Adolfo Mariño.
Como centro educativo católico, ofrecía el cuidado de los escolanos, niños entre 9 y 16 años, basado en cinco pilares: humano, intelectual, musical, espiritual y comunitario. Contaba con un equipo de profesores y educadores que, bajo la dirección del Cabildo, tenían como objetivo la formación humana, cristiana y musical de los niños que la componen. Las Hermanas Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo se encargaban, desde hace unos años, de los cuidados de los niños.
“La realidad fue decreciendo de tal manera que nos encontramos con esta situación. A nadie le gusta tener que cerrar la escolanía”, confirmó el abad, que descartó que el gasto, que asumía el Cabildo, fuera la causa. “La inversión en las personas nunca es un gasto. No es un tema económico, es que no tenemos voces”, concluyó. Esta decisión se comunicó a profesores y padres, que ahora están en periodo de vacaciones en sus casas.
Escuela y profesión
La escolanía fue creada por el obispo Benjamín Arriba y Castro en mayo de 1945 y erigida como seminario menor, por decreto del 30 de septiembre de 1946. Su primer rector fue el abad de Covadonga, Amaro Alonso Campal, y Medardo Carreño Suárez, su primer director artístico. En el verano de 1948 interrumpió su actividad debido al fallecimiento del director y traslado de alguno de sus alumnos al seminario de Oviedo.
En 1951, el empeño de un joven canónigo recién llegado a Covadonga, Emiliano de la Huerga (años más tarde, abad del santuario), y el arzobispo de la diócesis, Francisco Javier Lauzurica y Torraba, decidieron crear una nueva escolanía.
La primera sede se situó en el edificio frente a la basílica; más tarde y hasta finales de los sesenta, en el antiguo Mesón de Peregrinos; luego, en el edificio del antiguo Hostal Favila o del Seminario Menor.
Se trata de una escuela-hogar en la que durante este último curso tan solo residían siete niños, frente a los más de 20 que hace un lustro recibían, además de la enseñanza reglada, estudios de solfeo y la especialización en un instrumento. “Tratamos de que la educación musical sea lo más amplia posible en esas edades. Comienzan estudiando el grado elemental y luego el acceso al conservatorio, al grado medio y al profesional, y con ello estudian lenguaje musical y un instrumento, piano, violín, violonchelo, contrabajo u órgano, por ejemplo, para que el día de mañana puedan, si así lo desean, dedicarse profesionalmente al mundo de la música”, algo que ha sido muy frecuente a lo largo de estos años de historia del coro”, explica Fernando Álvarez, organista del santuario.
De la escolanía han salido en estas casi ocho décadas de historia, grandes músicos, que han podido dedicarse profesionalmente a una carrera forjada ante la mirada de la Santina. Muchos de ellos continuaron los estudios en el conservatorio y en la actualidad son músicos, compositores, directores de masas corales… “Tenemos antiguos escolanos que se han enfocado hacia la dirección de coros, pero también tenemos directores de conservatorio, directores de orquesta, profesores, instrumentistas… Hay un amplio elenco de personas que salieron de la escolanía y pudieron trabajar en ese ámbito”, señala el organista.
La participación de esta masa coral de voces blancas era esperada en todas y cada una de sus apariciones públicas dentro y fuera del santuario. Durante años, fue un centro reglado de educación general, donde los niños estudiaban los cursos académicos y, por supuesto, música. También estaban presentes en algunas de las misas de los sábados y los domingos, durante la Semana Santa, la novena, el día de Covadonga y las fiestas relevantes en el santuario.
Aunque su objetivo principal es el culto a la Virgen de Covadonga y hacer más bellas las celebraciones del santuario, cantando en las misas de los sábados y los domingos, en Semana Santa y las fiestas más señaladas, también desarrolló una labor de difusión del canto coral, tanto en el ámbito religioso como en el popular, por lo que habitualmente participaba en fiestas religiosas y conciertos en otros puntos del principado.
Se fueron perfeccionando musicalmente hasta alcanzar un alto nivel interpretativo. Tal fue así que, a comienzos de los ochenta, los escolanos participaron junto a la Orquesta Sinfónica de Asturias, en el Teatro Campoamor, en óperas como Carmen, de Bizet; o la Bohème, de Puccini. Pero, sin duda alguna, la actuación que marcó la diferencia es la que ofrecieron el 26 de septiembre de 1987 en Bolonia (Italia) dentro de un festival en el que interpretaron obras junto al Coro de la Scala de Milán y la Orquesta Sinfónica de Londres, dirigida por Lorin Maazel. Entre el público asistente a este festival, además de numerosas personalidades del mundo de la cultura, se encontraban Teresa de Calcuta y el Papa Juan Pablo II.
Recogida de firmas
A través de Change.org, un grupo de personas iniciaron hace unos días una campaña contra el final del coro de niños del Real Sitio. “La Escolanía de Covadonga existe desde hace 78 años, ha sido y es cuna familiar de tantísimos niños, ha sido y es referente cultural y musical en Asturias y en España. Los que aquí firmamos nos oponemos al cierre sin diálogo de dicha institución que ha representado a Asturias y Covadonga en tantísimas ocasiones. La Escolanía es símbolo del esfuerzo de muchos niños, padres y madres, profesores/as, maestros/as, educadores/as, monitores/as, cocineros/as, limpiadores/as… Todo asturiano que va a Covadonga y escucha cantar a la Escolanía se siente en casa, arropado y en familia”, reza el texto.
Los impulsores de la iniciativa prosiguen: “No se debe permitir el cierre no dialogado de una institución como es la Escolanía de Covadonga. Se deben escuchar a todas aquellas personas que tienen algo que aportar para que esta institución educativa, musical y académica no se cierre. Por ello, quienes firmamos aquí buscamos convencer a quienes tomaron esta decisión de buscar una plataforma de diálogo entre todos para no permitir el cierre”. Y ponen una fecha límite: “Todo esto antes del 8 de septiembre, día de Asturias y día de Covadonga”.
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