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Visita al santuario de Covadonga

El Príncipe celebra su 36º cumpleaños en Asturias con su prometida

El Cumpleaños feliz se impuso ayer por dos veces al tradicional silencio que embarga el Real Sitio de Covadonga y su santuario, en el macizo occidental de los Picos de Europa. Unas vecinas de Cangas de Onís, primero, y el coro infantil de la Escolanía de Covadonga, después, se lo cantaron al príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, que eligió este simbólico lugar del Principado para celebrar su 36º cumpleaños, el último de su soltería, en compañía de su prometida, la asturiana Letizia Ortiz.

Unos 200 vecinos, turistas y peregrinos fueron testigos de la visita de la pareja al emblemático paraje montañoso, en el que se sitúa el origen remoto de la Monarquía española, en el que don Felipe recibió a los nueve años, en noviembre de 1977, el título de príncipe de Asturias, y que además constituye un relevante centro espiritual y también un referente sentimental para todos los asturianos. Unas y otras connotaciones estuvieron presentes en la visita que el heredero de la Corona y su novia, parte de cuya familia reside en la zona, realizaron al Real Sitio.

Don Felipe y doña Letizia fueron recibidos en la explanada de la Basílica por las autoridades políticas y eclesiásticas asturianas; saludaron desde un balcón de la Sala Capitular al público congregado y se desplazaron a pie hasta la gruta en la que se venera a la Virgen de Covadonga, patrona de Asturias.

El arzobispo de Oviedo, Carlos Osorio, solicitó a "la Santina, Reina de nuestras montañas", la bendición y apoyo para la pareja; los niños de la Escolanía cantaron el Himno de Covadonga y los novios besaron la medalla de la Virgen, a muy escasa distancia de donde reposan los restos del rey Pelayo. Don Felipe y doña Letizia, que estuvieron acompañados por los abuelos paternos de la futura princesa, José Luis Ortiz y Menchu Álvarez del Valle, descendieron por la escalera de los peregrinos hasta el estanque situado bajo la cueva, donde cumplieron con el rito tradicional de lanzar sendas monedas al agua al tiempo que se expresa un deseo.

Los niños de la Escolanía de Covadonga posaron con la pareja ante la cascada y allí los novios, los abuelos, los escolares y las autoridades sumaron sus voces para hacer oír, frente a los Jardines del Príncipe, el Asturias, patria querida, himno oficial de la comunidad. El arzobispo regaló al Príncipe una imagen de Covadonga en plata, y a Letizia Ortiz, un rosario con cuentas de nácar. Los niños de la Escolanía les entregaron varios discos con sus composiciones.

El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, hizo de anfitrión en un almuerzo celebrado en Cangas de Onís, la capital del municipio, donde no faltó la tarta de cumpleaños. Por la tarde se les vio paseando de incógnito por las calles de Oviedo y los rincones de la infancia de Letizia.

El príncipe Felipe de Borbón, con Letizia Ortiz y sus abuelos en Covadonga.
El príncipe Felipe de Borbón, con Letizia Ortiz y sus abuelos en Covadonga.PACO PAREDES

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