Marruecos refrena el reencuentro con España pese a los avances económicos y en inmigración
Sánchez comparece esta semana en el Congreso para explicar el primer año de giro diplomático con Rabat con las aduanas de Ceuta y Melilla no operativas y sin haber sido recibido aún por Mohamed VI
La Gendarmería marroquí se desplegó el viernes con diligencia para impedir un salto masivo de subsaharianos antes incluso de que se acercaran a la valla de Ceuta, cuya frontera permaneció cerrada durante horas ante la amenaza. La llegada de inmigrantes irregulares desde Marruecos cayó un 30% en 2022, y en el primer trimestre de este año se ha reducido un 50%. Las exportaciones desde España hacia el país magrebí registraron el ejercicio anterior un récord histórico de 11.748 millones de euros, un 23,6% más que en 2021. El reencuentro diplomático entre Madrid y Rabat, oficializado en abril del año pasado en la hoja de ruta suscrita entre el rey Mohamed VI y el presidente Pedro Sánchez, ha insuflado estabilidad a las relaciones económicas bilaterales. Marruecos también ha cumplido el compromiso de contener el flujo de migrantes clandestinos. Pero sigue refrenando la apertura de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla anunciadas al comienzo del Ramadán de 2022, cuando Sánchez calificó la propuesta de autonomía marroquí como la “más seria, realista y creíble” para poner fin al contencioso del Sáhara Occidental.
El mes sagrado musulmán toca a su fin también esta semana, sin que el Palacio Real de Rabat haya puesto todavía fecha a la invitación que el 1 de febrero Mohamed VI formuló al jefe del Gobierno para recibirle “en breve” en Marruecos. Expresó el ofrecimiento en una llamada telefónica desde su residencia de vacaciones en Gabón, donde el monarca permaneció desde finales 2022, ante de regresar a su país para el inicio del presente Ramadán, el 23 de marzo. Sánchez encabezó el 1 y 2 de febrero la delegación española en la Reunión de Alto Nivel entre ambos países celebrada en la capital marroquí, la primera cumbre bilateral desde 2015. En la Embajada de España en Rabat tampoco se tiene constancia de que haya una fecha prevista para la visita del mandatario español. Sánchez comparecerá precisamente en el Congreso el miércoles a petición propia para explicar varios asuntos de ámbito internacional, incluida la situación con Marruecos. Tanto la oposición como los socios volverán a reprocharle el cambio respecto al Sáhara Occidental, que aún no se ha explicado ni a los partidos ni a la opinión pública.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos ha declinado informar sobre la apertura de las “aduanas terrestres” con España, sin mencionar a Ceuta y Melilla, y remite este asunto a las autoridades responsables de aduanas, que a su vez no han respondido a la petición de información de este periódico. En la prensa marroquí los comentarios han sido más explícitos. “Hasta el momento, Marruecos apenas ha cooperado sobre esta cuestión”, constataba Le Desk con motivo del aniversario de la “nueva era” de entendimiento entre Madrid y Rabat. “La aduana de Melilla, clausurada por [Marruecos] en 2018, no ha sido reabierta. En Ceuta nunca hubo una aduana, y tampoco se ha anunciado un calendario de apertura”, reconocía este portal digital informativo bajo el titular Un año después de la reconciliación entre España y Marruecos, el beneficio es para Rabat. Ambos países se habían comprometido en la declaración conjunta de abril del año pasado a “restablecer plenamente la normalización de la circulación de personas y mercancías, de manera ordenada (...) en los niveles terrestre y marítimo”.
Las ciudades autónomas norteafricanas, calificadas sistemáticamente en Marruecos como “presidios ocupados” y reivindicadas como parte integrante de su territorio, siguen generando fricciones en la recomposición de las relaciones bilaterales. Para España, la apertura de las aduanas puede representar un reconocimiento implícito de soberanía para que Rabat suavice su tradicional presión sobre Ceuta y Melilla. Ambos países se comprometieron en la Reunión de Alto Nivel de febrero a eludir “todo aquello que ofende a la otra parte en lo que afecta a la soberanía”, como es el caso del Sáhara Occidental desde España.
Este entendimiento, anunciado por el presidente Sánchez, parecía haberse visto comprometido la pasada semana ante las afirmaciones del presidente de la Cámara de Consejeros (equivalente al Senado), Enaam Mayara, en las que auguraba que su país recuperará algún día las dos “ciudades ocupadas por la vía de la negociación y sin recurrir al uso de las armas”. La ministra de Defensa, Margarita Robles, tuvo que salir al paso de la cuarta mayor autoridad del reino meridiano para reiterar “con absoluta y total contundencia” que “Ceuta y Melilla son tan españolas como Zamora o como Palencia. No hay posibilidad de debate en esta materia. Punto”.
El desliz de Mayara, dirigente del Istiqlal ―partido nacionalista que reivindica Ceuta y Melilla para Marruecos desde la independencia del país magrebí, en 1956―, tampoco sentó bien en las más altas instancias de poder de Rabat. El presidente de la Cámara alta se desdijo pronto de sus reivindicaciones ―alegó que habían sido “malinterpretadas”―, en medio de severas críticas desde la prensa oficial a su desliz. El viernes, en la inauguración del periodo de sesiones parlamentario, este político de extracción sindical nacido en 1968 en el Sáhara Occidental, considerado entonces por España como una de sus provincias, fue mucho más contemporizador. “Esta Cámara apoya todas las iniciativas para que los vínculos entre los reinos de España y Marruecos sigan siendo un ejemplo de buena vecindad constructiva y solidaria”, proclamó Mayara, citado por la agencia Efe.
Aunque el silencio de Rabat sobre Ceuta y Melilla parece frustrar las expectativas de la diplomacia española, la coyuntura internacional no resulta tan desfavorable. El Gobierno marroquí está mimando ahora las relaciones con España, como han reflejado el rápido despliegue de la Gendarmería en la valla de Ceuta y la súbita marcha atrás del presidente del Senado. El serio bache que atraviesan las relaciones marroquíes con París, su tradicional aliado europeo, desencadenando por las restricciones en la concesión de visados desde Francia tras la negativa de Marruecos a aceptar el retorno de sus nacionales deportados por inmigración irregulares, se ha agravado por el estallido del Qatargate en el Parlamento Europeo. Este escándalo de corrupción ha salpicado a la diplomacia y a los servicios secretos marroquíes, de manera que Rabat confía en poder restañar su deteriorada influencia diplomática en Bruselas durante la presidencia española de la UE en el segundo semestre del año.
Sigilo en el cielo del Sáhara y las aguas de Canarias
Dos de los asuntos más espinosos que enturbian las relaciones a ambos lados del Estrecho están siendo tratados con inusual sigilo. Se negocia con Marruecos la coordinación del control sobre el espacio aéreo del Sáhara Occidental, que España ejerce desde Canarias como potencia a administradora reconocida por la ONU desde 1976. Rabat tiene el control de hecho desde los aeropuertos de El Aaiún y Dajla (Villa Cisneros bajo la extinta Administración española). Así se desprende de una respuesta del Gobierno al senador Fernando Clavijo, candidato por Coalición Canaria en las elecciones autonómica de mayo. El actual presidente de la comunidad, el socialista Ángel Víctor Torres, también ha desvelado que la delimitación de las fronteras marítimas en el Atlántico, que Marruecos amplió unilateralmente en 2020 sobre la zona económica exclusiva española correspondiente al archipiélago, también ha empezado a ser estudiada de forma conjunta, para determinar a quién corresponde la explotación de sus recursos. Torres declaró hace un mes en Rabat que dos delegados de su Gobierno autonómico participan en las conversaciones entre Rabat y Madrid.
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