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España promueve una gran cumbre entre la UE y América Latina bajo su presidencia en 2023

Los jefes de Estado y Gobierno europeos y latinoamericanos no se reúnen desde 2015, aunque debían hacerlo cada dos años

Miguel González
Pedro Sánchez junto a al rey Felipe VI, durante su intervención en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Andorra en 2021.
Pedro Sánchez junto a al rey Felipe VI, durante su intervención en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Andorra en 2021.FRANCISCO GOMEZ

El Gobierno quiere aprovechar la presidencia española de la UE ―que asumirá en el segundo semestre del año próximo― para relanzar las relaciones entre Europa y América Latina, que han languidecido en los últimos años, dejando un hueco que ha sido aprovechado por China. La diplomacia española ha dado ya los primeros pasos para promover la celebración en España de una cumbre entre la Unión Europea y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), a la que serían invitados 60 jefes de Estado y de Gobierno, más de los que asistieron a la reciente cita de la OTAN en Madrid.

De prosperar la iniciativa, esa reunión al máximo nivel sería la joya de la corona de la Presidencia española de la UE y la primera de estas características que se celebra desde 2015, cuando los mandatarios europeos y latinoamericanos se reunieron en Bruselas (Bélgica). El hecho de que hayan pasado ya siete años sin reunirse, a pesar de que tenían previsto hacerlo con carácter bienal, evidencia hasta qué punto se han alejado ambas regiones. Entre 1999 y 2015 se celebraron ocho cumbres de este tipo (dos de ellas en Madrid) y nunca pasaron más de tres años entre una y otra.

La razón de este alejamiento, según las fuentes consultadas, hay que buscarla en la incapacidad europea para poner en marcha los pactos comerciales a los que llega. Después de 20 años de negociación, la Comisión Europea y Mercosur (que engloba a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) alcanzaron en junio de 2019 un principio de acuerdo que creaba un mercado de 800 millones de consumidores a ambos lados del Atlántico. Sin embargo, tres años después, el pacto sigue bloqueado por la oposición de Francia (con el respaldo de Austria, Holanda, Irlanda y Bélgica) que, con el argumento de defender el medio ambiente, se opone a suprimir barreras arancelarias que protegen a sus agricultores y ganaderos. La actualización de los acuerdos comerciales con México y Chile, aunque no tan compleja, también avanza con lentitud, mientras que la UE no ha tenido problemas en sellar en los últimos años tratados comerciales con países asiáticos como Japón, Vietnam o Singapur.

Ese aparente desinterés de la UE hacia América Latina ha sido aprovechado por China que, con un volumen de intercambios de 450.000 millones de dólares en 2021, ha desbancado a Europa como segundo socio comercial de la región (después de Estados Unidos) y principal financiador de infraestructuras, con la incorporación de una decena de países latinoamericanos (incluidos México o Brasil) a la Nueva Ruta de la Seda impulsada por Pekín. También ha utilizado la pandemia para ganar posiciones en América Latina, a la que ha suministrado millones de vacunas.

La diplomacia española confía en el apoyo de Alemania para intentar frenar la pérdida de peso de Europa en la región e incluso recuperar parte del terreno perdido. No será fácil, reconocen las fuentes consultadas, con la polarización política que se vive en todo el continente. El veto de la Administración de Biden a Cuba, Venezuela y Nicaragua motivó la ausencia en la reciente Cumbre de las Américas, en Los Ángeles (EE UU), del presidente mexicano Andrés López Obrador, entre otros invitados.

Giro a la izquierda

América Latina ha dado en el último año un volantazo a la izquierda con la elección de los presidentes Pedro Castillo (Perú), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia), y el vuelco podría completarse si Lula da Silva se impone en las elecciones brasileñas de octubre al actual presidente, Jair Bolsonaro. Una cumbre en el segundo semestre de 2023 debería servir para que Europa tienda puentes con el nuevo liderazgo latinoamericano.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha sondeado en los últimos meses a varios de sus colegas de la región sobre su disponibilidad a participar en una cumbre de estas características y la respuesta ha sido positiva, según las fuentes consultadas. La gran ocasión de comprometer su asistencia la brindará la cumbre iberoamericana prevista para marzo próximo en República Dominicana, a la que acudirán Felipe VI y el presidente Pedro Sánchez.

La presidencia rotatoria de la UE es, según los planes del Ejecutivo, el segundo evento internacional más importante de la legislatura, tras la cumbre de la OTAN, y debe servir de colofón a la misma (si no se adelantan las elecciones, previstas inicialmente para final de año). Aunque las presidencias rotatorias de la UE han ido perdiendo brillo, ya que las reuniones formales de jefes de Estado y Gobierno se celebran siempre en Bruselas, los países a los que les toca por turno organizan reuniones ministeriales en su territorio e incluso alguna cita informal de mandatarios, como la cumbre social celebrada en mayo de 2021 en Oporto bajo presidencia portuguesa.

El plan del Gobierno sigue siendo dar un impulso a la agenda social de la UE durante su semestre de presidencia, pero la organización de una cumbre UE-América Latina es un objetivo mucho más ambicioso. Las fuentes consultadas admiten el riesgo de fiasco si se produce un plantón generalizado de líderes, pero sostienen que, si España no lo intenta, ningún otro país (los siguientes a los que les corresponde la presidencia son Bélgica y Hungría) lo hará. El éxito de la cumbre de la OTAN, por el que España ha recibido unánimes felicitaciones, anima al Ejecutivo a embarcarse en el empeño de restablecer las relaciones entre América Latina y la UE. La alternativa a la cumbre sería un encuentro de los presidentes de las instituciones europeas (Comisión, Consejo y Alto Representante) y de las organizaciones regionales (Mercosur, SICA, Alianza del Pacífico o Comunidad Andina) como el que se celebró por videoconferencia en enero de 2021, pero solo serviría para constatar un fracaso.

La Presidencia de la UE será el gran acontecimiento internacional de España en el segundo semestre de 2023, pero el institucional será el juramento de la Constitución por parte de la Princesa de Asturias ante las Cortes Generales, previsto para el 31 de octubre, el día que cumple 18 años. La convocatoria de elecciones condiciona y se ve condicionada por ambos.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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