Sánchez y Aragonès pactan una reunión para arreglar la crisis del espionaje: “La situación es gravísima, tenemos que hablar”
El presidente del Gobierno lanza guiños en Barcelona al de la Generalitat y defiende la apuesta por el diálogo en Cataluña
La crisis del espionaje a varios dirigentes y activistas independentistas ha situado al PSOE y ERC al borde de la ruptura, pero los puentes para buscar una salida no se han roto. Tras dos semanas muy duras, en las que se ha confirmado que el CNI espió a Pere Aragonés con autorización judicial y ERC ha reaccionado votando en contra de un decreto anticrisis decisivo —a pesar de lo cual fue aprobado por mayoría absoluta—, Pedro Sánchez viajó a Barcelona y pactó con el president en un breve encuentro en la puerta del hotel donde se celebraban las jornadas del Círculo de Economía que ambos se verán en breve en una reunión. El objetivo es buscar una salida al conflicto más grave que ha vivido la mayoría parlamentaria en los últimos meses.
El gesto de Aragonés, que decidió acudir al encuentro —quería verse también con Úrsula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, premiada en las jornadas del Círculo de Economía— y esperó a Sánchez en la puerta para saludarle, permitió ofrecer una imagen de que la relación no está rota y ambos buscan una solución, aunque de momento se antoja difícil. “A mí no me van a expulsar del compromiso con la negociación y con una resolución democrática del conflicto entre Cataluña y España basada en un referéndum de autodeterminación y en la defensa de la amnistía. No les haré el regalo de levantarme de la mesa”, declaró Aragonès a Catalunya Ràdio.
Los equipos de ambos presidentes no han roto el contacto en ningún momento. Habían hablado antes de que los líderes compartieran unos minutos de charla frente a la prensa. Las caras eran muy serias, pero era evidente que había diálogo. “La situación es gravísima, tenemos que hablar”, le dijo Aragonès a Sánchez, según fuentes de la Generalitat. Sánchez, según fuentes del Gobierno, le contestó: “hay que resolver la situación”. La Moncloa no niega su gravedad. El presidente dijo a Aragonès que “hay que pensar en los catalanes” para evitar una ruptura de la mayoría. Ambos se emplazaron a concertar una reunión que ahora cerrarán los equipos, según La Moncloa. No tardará en en celebrarse, tal vez la próxima semana.
Las posibles soluciones son complejas. La Generalitat pide dos cosas muy claras: cabezas políticas y que se desclasifiquen documentos para ver con qué justificación se espió a Aragonès con autorización judicial y sobre todo en qué fechas, porque no es lo mismo que lo hicieran en plenos disturbios en Barcelona en el otoño de 2019, tras la sentencia del procés, o que siguieran —como cree ERC en base a los datos del informe de Citizen Lab— incluso el 4 de enero de 2020, cuando el entonces vicepresidente y hombre fuerte de ERC estaba negociando la investidura de Sánchez. Probablemente Aragonès se envió entonces mensajes y mantuvo conversaciones con el presidente y con las personas más relevantes del Gobierno como Carmen Calvo, entonces vicepresidenta primera. La investidura estuvo a punto de descarrillar en esos días por la decisión de la Junta Electoral Central de inhabilitar al president Quim Torra, que tomó el 3 de enero, en plenas vacaciones y a cuatro días del voto que finalmente haría presidente a Sánchez con la abstención de ERC. Se trataba de fechas políticamente muy sensibles.
Sánchez y Aragonés hablaron por primera vez y delante de los periodistas sobre la crisis del espionaje. La Moncloa asegura que el presidente no sabía nada sobre el seguimiento a Aragonés. Ni lo autorizó ni fue informado, aseguran fuentes de su entorno, porque esa es una decisión que toma el CNI de forma autónoma y solo anuncia al juez al que pide autorización, pero en los informes que envía al Gobierno nunca se detalla a quién está espiando. Esa es la versión oficial del Ejecutivo, aunque ni La Moncloa ni la Generalitat confirman si Sánchez se la trasladó a Aragonés en su charla. El Ejecutivo trata claramente de encapsular el problema en el CNI. La posibilidad de que Sánchez fuerce una dimisión de la directora del centro, Paz Esteban, circula cada vez con más fuerza en el Gobierno. Sin embargo, los independentistas insisten en que no les vale con eso: quieren la cabeza de Margarita Robles, la ministra de Defensa. Y eso es algo que varias fuentes del Gobierno ven muy poco probable en este momento.
Lo que sí quedó muy claro en Barcelona es la voluntad de Sánchez de arreglar el problema con ERC para restaurar su mayoría y agotar la legislatura. Ya en el discurso oficial, frente a los empresarios más importantes de Cataluña, Sánchez lanzó varios guiños a Aragonés y sobre todo dejó muy claro al mundo económico que la legislatura se va a agotar en cualquier caso y él garantiza la estabilidad política, un asunto que reclaman las empresas. Poco antes de que hablara Sánchez, lo había hecho en el mismo foro el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que se había ofrecido al mundo económico como garante de la estabilidad frente a un Gobierno “con una lamentable división interna”. Sin embargo, los empresarios le preguntaron a Feijóo cómo garantizará esa estabilidad si solo podrá gobernar con Vox, que está fuera de todos los consensos.
Sánchez se ofreció como el garante real de la estabilidad política en España gracias a su mayoría, que le ha permitido aprobar dos Presupuestos y sacar adelante todas las leyes, sin perder una sola votación importante. “España tiene un rumbo claro”, afirmó Sánchez. “Contamos con el horizonte de la legislatura completa. Ya sabemos que en la ruta hay turbulencias. Tenemos una guerra y tuvimos una pandemia. Pero las turbulencias pasarán y lo que quedará será que España ha alcanzado el nivel más alto de empleo de su historia, con 20 millones de ocupados; quedará que hemos aumentado el salario mínimo, que miles de familias reciben un Ingreso Mínimo Vital, que los mayores tienen pensiones dignas garantizadas”.
Ahí le ayudó Úrsula von der Leyen, que pese a pertenecer a la familia conservadora europea ya ha ofrecido muchas veces un apoyo público explícito a Sánchez. “Hoy España está de verdad en el corazón de Europa. Sois de los que más sufrieron la pandemia. Pero hoy vuestra recuperación tiene bases sólidas. Sois líderes mundiales en energías limpias. Tenéis una economía dinámica e innovadora”, señaló la presidenta de la Comisión, después de lanzar varias alabanzas personales a Sánchez.
Este combate para ver quién garantiza mejor la estabilidad era muy evidente en un foro muy sensible. Sánchez además se ofreció como el único que puede protagonizar un diálogo entre los independentistas y el Gobierno central, algo que también reclaman los empresarios catalanes. Sánchez se dirigió al president con un “estimado Pere”, aseguró que tiene una “firme voluntad de continuar avanzando en el diálogo, la negociación y el acuerdo” y añadió: “No hay propósito más noble, meta que merezca más la pena para cualquier responsable político, crea en lo que crea y represente las ideologías que represente, que construir convivencia para que nuestros ciudadanos, en un momento tan especial, tan complejo como el que estamos viviendo, vivan en sociedades sin fracturas.
La idea es clara: mientras el PP gobernaría con Vox y eso sin duda derivaría en un choque duro con la Generalitat, Sánchez intenta convencer a ERC para superar el problema del espionaje y recuperar la mayoría para no facilitar la llegada de la derecha al poder. Pero para eso queda mucha negociación por delante.
Dos semanas después de que estallara el episodio de escuchas telefónicas a más de 60 políticos catalanes y personas cercanas a la órbita independentista, se empiezan a aclarar algunos asuntos. El CNI solo reconoce las escuchas a 18 personas, entre ellos Aragonés, y se desvincula completamente del resultado del informe privado sobre las otras 40.
Ahora el Ejecutivo tiene que decidir si desclasifica las autorizaciones judiciales que permitieron el espionaje a Aragonés para que se vea cuál fue el motivo, como reclama ERC. El caso tiene pues mucha evolución todavía, y La Moncloa quiere que en esa cita Sánchez pueda ofrecer algún resultado concreto a Aragonés para resolver el problema y recuperar la confianza de un socio clave. La próxima semana será muy intensa, ya con pleno en el Congreso centrado sin duda en el asunto Pegasus. También se terminará el análisis de los móviles de todos los ministros, para ver cuántos han sido espiados. En cuanto se despejen esas incógnitas, se podrá empezar a tomar decisiones, y la más relevante de momento es la posible dimisión de Esteban, la directora del CNI, un centro que lleva dos semanas en la vorágine del debate político cuando lo habitual es que mueva entre sombras.
Desde el entorno del president apuntan que La Moncloa debe dar una respuesta sin demora. Lo único seguro es que el Gobierno tiene mucho interés en recuperar su relación de confianza con ERC, y creen que los republicanos también querrán buscar una solución. Pero queda por saber cuál es la salida que ambos van a idear y si es realmente posible encontrarla en un asunto tan delicado.
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