Descrédito policial: “En cuanto ven la furgoneta de la policía empieza la lluvia de botellas”
Los Mossos d’Esquadra y los diferentes cuerpos policiales de Cataluña denuncian que la utilización política de la seguridad les resta autoridad
“Aparecen nuestras furgonetas de la Guardia Urbana en cualquier plaza donde hay botellón. Entramos despacio con las sirenas azules y el único saludo que recibimos es una lluvia de botellas”, lamenta Toni (nombre ficticio), un agente del cuerpo. Toni trabaja en la Unidad de Apoyo a las Emergencias y la Proximidad (UREP), antes conocida como USP o UPAS, los urbanos vestidos de antidisturbios y que —según el gobierno de Ada Colau— no trabajan como antidisturbios. El agente lamenta que su trabajo, “de un tiempo a esta parte”, se ha convertido en algo realmente peligroso.
La realidad que vive este agente es la misma que sufren a diario el resto de cuerpos. El comisario portavoz de los Mossos d’Esquadra, Joan Carles Molinero, admitió esta semana en una entrevista en Catalunya Ràdio que la ciudadanía ha “perdido el concepto de autoridad” hacia los policías autonómicos y, en general, a todos los agentes. El portavoz del Sindicato de Mandos de las Policías Locales de Cataluña (SICPOL), Valentín Anadón, recordaba a EL PAÍS que en toda España han aumentado un 40% las agresiones a policías y lo atribuye principalmente a una “instrumentación y erosión constante” de la seguridad por parte de los políticos. El próximo 23 de octubre 14 sindicatos de agentes de Mossos y policías locales han convocado una protesta en el centro de Barcelona. Consideran que años de “crisis e instrumentalización” de la seguridad catalana han desembocado en el punto actual. Desde la instrumentalización que se hizo del cuerpo en el referéndum independentista ilegal del 1 de octubre de 2017, pasando por el “apreteu” [apretad] del president Quim Torra a los CDR o las críticas al cuerpo de la presidenta del Parlament, Laura Borras, han sido varias las formaciones, sobre todo la CUP, las que han cargado contra los Mossos.
“Tras la pandemia, todo ha cambiado. Parece que liarla en botellones, fiestas al aire libre… y atacar a la policía forma parte de la diversión y eso es porque saben que no les va a pasar absolutamente nada”, lamenta Toni. El agente advierte que se ha encontrado con agresiones y actitudes amenazantes en todos los distritos de la ciudad independientemente de la posición socioeconómica. “Ahora paras a alguien para identificarlo y lo mínimo que hace es insultar”, advierte.
Han sido varios los episodios que han acabado en una verdadera batalla campal entre agentes y participantes en concentraciones: los Mossos y Policía Local de Tiana tuvieron que huir el pasado 19 de septiembre a la carrera de una marabunta dispuesta a agredirles. Y en el barrio del Raval de Barcelona dos agentes de los Mossos fueron apaleados el pasado fin de semana por dos grupos violentos cuando acudieron a socorrer el aviso de una pelea inexistente. En las Fiestas de la Mercè de Barcelona y en Llinars del Vallès también ocurrieron enfrentamientos con la policía. “El grado de violencia es muy grave. En los macrobotellones de la Mercé nos destrozaron los dos únicos coches de paisano que teníamos en la Urep. Incluso se llevaron chalecos antibalas que había dentro y han aparecido en pueblos del Maresme”, lamenta Toni.
Josep, tampoco quiere dar su nombre real, es agente del Área Regional de Recursos Operativos (Arro) de Mossos d’Esquadra, una unidad equipada con material antidisturbio que está a medio camino entre la Brimo y las patrullas de seguridad ciudadana. “Estamos quemados por la falta de autoridad. Ya no desmontamos botellones porque nuestra presencia genera conflicto, pero es que hay veces que tenemos que acudir para evitar daños a terceros”, lamenta Josep. El problema es que ahora los concentrados hacen frente a los agentes y las noches acaban convirtiéndose en un “Fortnite callejero”.
“Somos los malos”
El portavoz del sindicato de Mossos Uspac, Albert Palacio, asegura que la actitud de violencia y agresión hacia los Mossos se ha “generalizado tras las manifestaciones postsentencia del procés y tras el encarcelamiento de Pablo Hasel”. “Ya no hace falta macrobotellones, sino que en una fiesta de 20 personas aparece una patrulla de agentes y ya comienzan las agresiones”, destaca. “No es normal que de los 70 detenidos durante las fiestas de la Mercè, la mitad con antecedentes, ninguno haya entrado en prisión. ¿Qué mensaje están dando? Que enfrentarse a la policía sale totalmente gratis”, lamenta el sindicalista.
Palacio cree que además de las críticas políticas, las formaciones han utilizado a los Mossos como arma arrojadiza entre ellos al tildarles de ser los “malos” en los desahucios cuando “los operativos se realizan por orden judicial”.
Una manifestación de agentes en el centro de Barcelona
El Sindicato de Agentes de la Policía Local (Sapol) es el mayoritario en la Guardia Urbana de Barcelona. Su portavoz, Jordi Rodríguez Lima, coincide con las protestas de sindicalistas de la policía catalana y del resto de compañeros de los cuerpos municipales: “A los Mossos no les apoyan los políticos, a nosotros tampoco lo hace el equipo de gobierno de Ada Colau. Y eso nos hace sentir mal, pero lo realmente preocupantes es que trabajamos para salvaguardar los derechos de la ciudadanía y nos están poniendo muchas trabas”. El sindicalista concluye: “Están pasando cosas muy raras en la calle. Ahora cuando detienes a un niñato en un botellón se ríe en nuestra cara. Tienen la suficiente desfachatez como para decirnos: ‘No me va a pasar nada, como mucho una multa que no voy ni a pagar”.
El portavoz del sindicato de Mossos Uspac, Albert Palacio, advierte que la actitud violenta que ha adoptado “una minoría” respecto a los agentes no se soluciona ni con más efectivos ni con más recursos: “No puede haber Brimo (antidisturbios) ni Arro en todos los pueblos. El problema es que las agresiones a compañeros ocurren en todos los municipios a los que acude una patrulla a una fiesta ilegal o a una llamada por una pelea”.
Hasta 14 sindicatos policiales —entre ellos Uspac y Sapol— han convocado a sus afiliados a manifestarse el próximo sábado en el centro de Barcelona para protestar por una situación que califican de “insostenible”. Palacio anima a la ciudadanía a participar de la marcha para presionar y acabar con “esta crisis de seguridad”.
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