El Poder Judicial expulsa de la carrera a un magistrado que acumulaba sanciones por retrasos injustificados en dictar sentencias
El pleno del Consejo acuerda, por 14 votos a 7, apartar definitivamente al juez Manuel Arce por su bajo rendimiento
El pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha aprobado este jueves la expulsión definitiva de la carrera del magistrado Manuel Arce por acumular retrasos “reiterados e injustificados” en el Juzgado de Primera Instancia 5 de Tarragona, del que era titular. Arce ha sido objeto de una decena de sanciones en los últimos años que le han mantenido apartado de la carrera por largas temporadas, pero tras el último expediente el promotor de la acción disciplinaria del Consejo propuso el castigo más duro que prevé la Ley Orgánica del Poder Judicial: la expulsión definitiva como autor de una falta muy grave. El pleno la ha aprobado con 14 votos a favor y siete en contra, según fuentes del órgano de gobierno de los jueces.
El juez estaba apartado de su destino de forma cautelar desde principios de este año. No era la primera ocasión en que se le suspendía ni que el promotor de la acción disciplinaria proponía apartarle para siempre de la carrera, pero esta vez la mayoría del pleno del Consejo ha votado a favor de la medida. Es la primera vez en los casi ocho años que llevan en el cargo los vocales del actual órgano de gobierno de los jueces (cuyo mandato expiró en diciembre de 2018) que deciden expulsar de la carrera a un juez.
El expediente elaborado por la autoridad disciplinaria del Consejo advertía de una “inadmisible dejación” de las funciones que debe ejercer un juez, “con grave y notorio quebranto del derecho a la tutela judicial efectiva”. Según los datos recabados por el CGPJ, el magistrado dictaba una media de tres sentencias al mes, mientras la media de la carrera es de una al día. A su último destino, en el Juzgado de Primera Instancia 5 de Tarragona, especializado en asuntos de familia, llegó el 2 de julio de 2019. Y solo entre ese día y el 28 de noviembre, cuando el Consejo le apartó cautelarmente durante seis meses, dejó sin dictar 53 sentencias y 14 autos de medidas previas y provisionales.
A Tarragona había llegado tras otra sanción que, como varias anteriores, le supusieron la pérdida de destino. Una de ellas le supuso dejar el juzgado central 4 de lo contencioso de la Audiencia Nacional, donde a lo largo de una década acumuló sanciones por retrasos y expedientes por faltas de respeto a los funcionarios, que denunciaron que les obligaba a llamarle “señoría ilustrísima” mientras se refería a ellos con calificativos como “calvo”, “gordo” o “feo”. Tras perder su plaza en la Audiencia recaló primero en Barakaldo (Bizkaia) y, después, en Almería y en ambos destinos volvió a ser sancionado. Tras uno de estos expedientes el Consejo General del Poder Judicial negó, en 2016, su reingreso a la carrera por falta de aptitud, pero el Tribunal Constitucional le dio la razón dos años más tarde y Arce volvió a la judicatura.
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