Sánchez prepara una comparecencia en el Congreso sobre los indultos

Cada vez que el Gobierno está pasando un mal momento viene la oposición en su auxilio. Esta es la sensación instalada hace tiempo en La Moncloa y la cúpula socialista. Cuando peor están —y lo estaban por la derrota electoral en Madrid, las encuestas muy negativas que le siguieron y sobre todo el enorme desgaste de los indultos— la oposición hace un movimiento que, según ellos mismos, les facilita recomponerse. Esto es lo que, al menos en la interpretación dominante en el Gobierno, ha vuelto a suceder este fin de semana, con la manifestación en la plaza de Colón, que se sumó además a la buena noticia para Sánchez de la caída definitiva de su gran rival interna, Susana Díaz, derrotada de forma inapelable en las primarias del PSOE andaluz.

El presidente se siente ahora más fuerte para rematar la decisión clave de la legislatura: la concesión de los indultos a los presos del procés. Incluso se está pensando ya en una fecha para explicar la decisión en un pleno del Congreso. Sánchez tiene una cumbre europea el 24 y 25. Aunque no está cerrado, lo más probable es que los indultos lleguen después —el 29 de junio o el 6 de julio— y Sánchez comparezca en el Congreso para explicar la cumbre europea —no lo hizo tras la anterior, por lo que tendría dos acumuladas— y aproveche ahí para hacer un pleno centrado en los indultos.

“Utilidad pública”

El trabajo técnico está prácticamente acabado por parte del Ministerio de Justicia, en manos de Juan Carlos Campo, la vicepresidencia primera, dirigida por Carmen Calvo, y la secretaría general de Presidencia, liderada por Félix Bolaños. Los expedientes están casi listos con la argumentación prevista: la “utilidad pública” de conceder una medida de gracia después de casi cuatro años de cárcel que en opinión del Ejecutivo ayudará a buscar una salida al larguísimo conflicto catalán. Solo falta la decisión final de Sánchez que le pondrá fecha.

En algunos sectores del PSOE sembró un importante desconcierto la decisión del presidente de abrir el debate de los indultos mucho antes de concederlos, cuando los dio prácticamente por hechos en una rueda de prensa en Bruselas el 25 de mayo. “¿Por qué abre un debate tan largo y que nos desgasta?”, se preguntaban algunos barones, ministros y dirigentes. Con el paso de las semanas se entiende mejor esa estrategia.

Sánchez y su equipo buscaban un largo debate público sobre los indultos para poder dar una batalla argumental que saben muy complicada, especialmente en algunas zonas de la España central y de Andalucía. El presidente repite en cada intervención —este lunes también en Bruselas— un ejercicio de pedagogía que apela a la “concordia”, pero siempre asume que hay muchos ciudadanos que no lo entienden. Por eso el tiempo ayuda. Y también lo que en La Moncloa ven como “errores no forzados del rival”.

La sobreactuación de la oposición con la manifestación en Colón, que supuso un problema de imagen para Pablo Casado, que llegó incluso a sufrir agresiones verbales de personas más cercanas a Vox, es el mayor pegamento de un PSOE que vive como un desgarro la decisión de los indultos. Hasta los barones más escépticos apoyan a Sánchez después de ver las imágenes de Colón.

Si a eso se suma el problema que ha generado Isabel Díaz Ayuso con su idea de que Sánchez hará al Rey “cómplice” de los indultos —lo que ha forzado a Casado a desautorizarla para no dejar en muy mal lugar al jefe del Estado— y la derrota de Susana Díaz, el fin de semana pasado que se preveía en principio complicado para el Ejecutivo ha supuesto un golpe de energía imprevisto para reforzar la gran decisión de los indultos.

Fe de errores. En una versión anterior de este artículo se decía por error que los indultos se podían abordar el 27 de junio o el 3 de julio.