La educación sobre el terrorismo llega a las aulas españolas
El curso 2021-22 desplegará las unidades didácticas en el territorio nacional
Finalizado el terrorismo de ETA, la sociedad española tiene un reto clave en la transmisión en las aulas a las generaciones jóvenes los 60 años de violencia política que marcaron la vida en España. Las primeras iniciativas, en plena actividad terrorista, fueron testimonios de víctimas, como Cristina Cuesta, y asociaciones como la Fundación Miguel Angel Blanco, Bakea o Covite, que editaron textos. Les secundaron el Gobierno navarro y, hacia el fin del terrorismo, el Ejecutivo de Patxi López con su programa de víctimas educadoras. Diez años después se despliega el plan educativo más riguroso y sistematizado sobre el terrorismo a escala nacional, actualizado con las nuevas muestras de odio, según afirma Isabel Celaá, ministra de Educación e impulsora en 2011 del programa vasco de víctimas educadoras.
Son siete unidades didácticas, redactadas por seis expertos en las cuatro lenguas de España, coordinadas por el historiador Raúl López Romo, del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. El equipo inició su redacción hace cuatro años, durante el Gobierno de Mariano Rajoy y la ha finalizado con el de Pedro Sánchez. Son 264 páginas y 28 sesiones lectivas. La pandemia ha retrasado su despliegue y sus promotores confían en difundirlas en el curso 2021-22. La ministra Celaá subraya su necesidad porque “los jóvenes no conocen el pasado terrorista y para no repetirlo hay que conocerlo”.
Las unidades didácticas son para alumnos de 1º y 4º de ESO y de 1º y 2º de Bachillerato. Abordan el terrorismo desde la historia —”El terrorismo en España” y “El terrorismo internacional en el mundo contemporáneo”—; los valores éticos —”Una piel invisible contra el terrorismo” y “Víctimas del terrorismo y derechos humanos”-; la filosofía —”La argumentación como respuesta al terrorismo”—; y la psicología —”La radicalización violenta”. Esta última tiene mucha actualidad al analizar el fenómeno del odio, subraya Celaá, aunque la más visible, por dirigirse a 4º de la ESO es “El terrorismo en España”, pensada para la asignatura de Historia.
“Es un material de apoyo para los docentes. No puede contarse la historia reciente de España sin el terrorismo. Es un relato riguroso de todos —ETA, GAL, BVE, yihadismo— sin equiparaciones, según su importancia, sus víctimas y su contexto. Relata, también, la respuesta policial y la social, desde Gesto por la Paz a Basta Ya”, explica el historiador López Romo.
El coordinador admite que su pretensión es “deslegitimar el terrorismo”. “No tuvo excusa. El fin no justifica los medios. Matar no es defender una idea. Tampoco tratamos de imponer un relato. Somos rigurosos con los hechos, pero utilizamos la historia para aprender del pasado y no repetirlo”, precisa.
Las unidades didácticas pretenden educar y también conmover con la incorporación de testimonios de víctimas, explica López Romo. Algunas han participado en las aulas como víctimas educadoras en Euskadi y en experiencias-piloto a escala nacional. “El testimonio directo de las víctimas es la mejor manera de llegar a muchos alumnos que desconocen el terrorismo”, señala Montserrat Torija, directora general de apoyo a las Víctimas del Terrorismo. Concede especial importancia a la selección de víctimas educadoras y cuenta con las asociaciones para ello. “No sirven todas las víctimas. Deben saber comunicar, desechar el odio, transmitir valores éticos y constitucionales”. Un rasgo impactante de ellas es haber desterrado la venganza.
El valor del testimonio
“Las víctimas dejan huella”, señala Torija, presente en las experiencias-piloto. “Los estudiantes son muy respetuosos con ellas. El silencio suele ser espectacular durante los testimonios. Cuesta empezar el coloquio. Luego se disparan las preguntas. Frecuentemente, los alumnos destacan el testimonio de las víctimas como lo más impactante del curso. Reaccionan con una mezcla de sorpresa, miedo y curiosidad. Hay mucha demanda de conocimiento del terrorismo en las aulas”. Torija considera fundamental vincular los testimonios a los textos de las unidades didácticas porque contextualizan los hechos. “Las víctimas aportan el testimonio y el profesorado, la formación”.
La enseñanza está transferida a las comunidades autónomas. Son quienes precisan la formación sobre memoria y prevención del terrorismo. Madrid, La Rioja, Castilla León, Extremadura, Navarra, Andalucía y Comunidad Valenciana se han interesado por las unidades didácticas desde que en julio los ministros de Educación, Isabel Celaá, e Interior, Fernando Grande-Marlaska, comunicaron por carta a todas que se publicarían en 2021. Los centros escolares tienen que adaptarlo.
En el curso 2017-18 Madrid tuvo una experiencia-piloto sobre víctimas educadoras. Participaron 14 en 52 centros. En el curso 2018-19 se amplió a La Rioja, con 14 centros; Valladolid con 19; Extremadura con 34 y otros 23 más en Madrid. En total 14.000 alumnos han recibido a víctimas educadoras. Con la pandemia, se suspendió y el próximo curso se relanzará. “Nuestra tarea es difundir la educación sobre el terrorismo y recorreremos las comunidades que faltan”, anuncia Torija.
López Romo reconoce que no puede llegarse directamente a todas las aulas de España. “Pero el profesorado puede encontrar en internet las unidades didácticas sobre el terrorismo, con testimonios incluidos, sin realizar pescas milagrosas en las redes. Es un material pensado para permanecer, con el que los profesores pueden redactar manuales”.
Navarra, entre las pioneras
Navarra fue con Euskadi la comunidad más afectada por el terrorismo etarra por la notable presencia que tuvo su brazo político, Batasuna, y es una de las que incorporará las unidades didácticas a su currículum educativo. En Navarra, ETA mató a 42 personas y la extrema derecha realizó numerosos atentados y cometió tres asesinatos. El consejero de Educación del Gobierno navarro, Carlos Jimeno, valora las unidades didácticas como “recurso educativo de primer orden” porque “logran un verdadero relato del terrorismo diseñado dentro del marco constitucional, muy útil para educadores y alumnos”.
El Gobierno navarro —compuesto por PSN, Geroa Bai y Podemos— revela su interés en promover las unidades didácticas al aprovechar el margen de la nueva ley educativa para “reforzar y mejorar en nuestro currículum básico el tratamiento a la memoria y prevención del terrorismo”, señala Jimeno. Paralelamente, el Observatorio de Realidad Social, dependiente del Gobierno navarro, ha promovido una encuesta en los centros para evaluar el conocimiento del alumnado sobre el terrorismo en sus diversas facetas (ETA, yihadismo, grupos parapoliciales, víctimas). “Pretendemos evaluarlo ahora y, una vez aplicadas las unidades didácticas este curso, reevaluarlo para medir su eficacia”, dice Jimeno.
Una de las principales incógnitas es la acogida de las unidades didácticas en zonas escolares de influencia de la izquierda abertzale. En clave política, Bildu, con notable presencia, no ha dicho nada, señala Jimeno. Bildu integra a partidos como Aralar y Eusko Alkartasuna que fueron críticos con el terrorismo. “No rehuimos el debate porque las unidades didácticas ofrecen un relato objetivo de los hechos. Veremos cómo se desarrolla”, añade Jimeno.
Euskadi, la comunidad más afectada por el terrorismo, lanzará su propio plan-piloto el próximo curso. “Euskadi empezó con las víctimas educadoras hace diez años y tiene una experiencia propia”, señala José Antonio Rodríguez Ranz, viceconsejero de Memoria y Derechos Humanos del Gobierno vasco. Simpatiza con las unidades didácticas: “Es un avance en la buena dirección en el objetivo de sensibilizar a la población escolar contra el terrorismo”. La ministra de Educación, Isabel Celáa, añade: “Las unidades didácticas acabarán imponiéndose por su valía”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.