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Granada sufre un terremoto de 4,3, tras medio centenar de seísmos este jueves

La sacudida vuelve asustar a los habitantes de la provincia, alertados por el enjambre de sismos

Los ciudadanos salen a la calle presumiblemente para pasar la noche en un descampado tras dos terremotos de intensidad 3,2 y 4,3 que se han sentido en Santa Fe (Granada).
Los ciudadanos salen a la calle presumiblemente para pasar la noche en un descampado tras dos terremotos de intensidad 3,2 y 4,3 que se han sentido en Santa Fe (Granada).Fermín Rodríguez
Javier Arroyo
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Granada province hit by nearly 50 earthquakes, the largest 4.3 on Richter scale

La tierra no da un respiro a Granada. La ciudad y su entorno han sufrido a última hora de la tarde de este jueves un nuevo terremoto de 4,3 de magnitud, en una jornada en que la tierra ha temblado en la zona en 42 ocasiones con sacudidas de distinta fuerza. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha detectado desde el pasado sábado y hasta este jueves más de 500 terremotos alrededor de las localidades de Atarfe y Santa Fe, en el área metropolitana de la ciudad andaluza, cuatro de ellos con magnitud superior a 4,0. Es el caso del de las 19.49, el más fuerte de este jueves. Esta sacudida ha tenido su epicentro también en Santa Fe, a una profundidad de tres kilómetros. En lo que va de jornada, se han registrado 49 seísmos.

La Policía Local de Santa Fe ha detallado algún pequeño desprendimiento en un edificio, al que no da mayor importancia. Sin embargo, ha advertido de que es peligroso caminar por ciertas zonas del centro, donde abundan las edificaciones antiguas.

El seísmo ha aumentado la preocupación de la población, que en la madrugada del miércoles se echó a las calles ante el temor que causaban los temblores. Los terremotos dejaron en la capital un balance de pequeños desperfectos en la Alhambra, el cierre de algunos centros escolares y, sobre todo, una sensación extendida de temor.

Un grupo de vecinos hace hogueras para pasar la noche en un descampado tras dos terremotos de intensidad 3,2 y 4,3 en Santa Fe.
Un grupo de vecinos hace hogueras para pasar la noche en un descampado tras dos terremotos de intensidad 3,2 y 4,3 en Santa Fe.
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La sucesión de temblores ha empujado a algunos habitantes de la ciudad hacia la costa. Christian Muñoz, profesor de la Universidad de Granada especialista en movilidad, analiza estos días qué movimientos de vehículos se producen tras los terremotos importantes. El martes por la noche detectó que se había multiplicado por nueve la salida de vehículos hacia la playa. Los datos de las ocho de la tarde de este jueves también muestran un aumento de las salidas de vehículos desde la ciudad en la misma dirección

Juan Fernando Martínez, camarero de 52 años, y su mujer, María José, han llegado al descampado junto al campo de fútbol de Santa Fe pasadas las siete de la tarde, junto a su hija, de 14. Vienen aquí desde el martes porque la niña es asmática y el miedo y los nervios le empeoran la situación. María José dice que lleva tres días sin dormir y tomando solo té. Juan Fernando está desesperado, “si no me mata el terremoto me mata un infarto”, cuenta. Por mí, dice, “cogería el coche y tiraría para Málaga o donde fuera, pero con la familia es imposible”. Ese es el estado de nervios que impera en Santa Fe, gente que se va a dormir donde sea con tal de no estar en su casa durante la noche.

El descampado, que recibía ya una decena de coches a las siete de la tarde acumula unos 30 a las nueve de la noche y los vehículos continúan llegando. Parece como si la gente estuviera esperando, inevitablemente, uno más grande, y eso les ha sacado de casa. Melchor llega al lugar acompañado de su esposa y sus dos padres, mayores. No quiere pasar la noche en la casa y llega enfadado porque el Ayuntamiento no les deja estar en la calle. Se queja de que no hayan puesto una carpa y algo pata tomar café “y comer algo”. José Tirado insiste en que preferiría estar en casa, pero admite que tiene un trastorno de ansiedad. Pide psicólogos “que nos transmitan la tranquilidad que tienen los políticos”, asegura.

Desde el 23 de enero y hasta este jueves se han registrado 13 terremotos con magnitud superior a 3,0 y cuatro superior a 4. Uno, el pasado sábado de 4,4, al noroeste de Santa Fe, y tres el día 26, el mayor también de magnitud 4,4 —el Instituto Geográfico Nacional han recalculado este último— y los otros dos de magnitud 4,2 al suroeste de Santa Fe. Este jueves, además, se han registrado dos seísmos de magnitud 3,6 y 3,4.

Manuel Gil, alcalde de Santa Fe, ha visitado pasadas las nueve y media de la noche al grupo de personas que se ha congregado para dormir en el descampado junto al nuevo campo de fútbol. Le han pedido carpas, un puesto de protección civil y la posibilidad de hacer fuego “porque la noche es muy larga y muy oscura”, asegura Melchor, uno de los reunidos. “No estamos aquí porque queremos, estamos aquí porque tenemos mucho miedo”, afirma.

Desde el 1 de diciembre de 2020 (cuando se estima que se reactivó la serie sísmica o enjambre de terremotos en la que se enmarcan estos seísmos) hasta ahora se han calculado un total de 585 en la zona, de los cuales 15 son de magnitud mayor o igual que 3,0 y 61 han sido sentidos por la población. La sismicidad registrada es habitual en esta zona, que se enmarca dentro del sector central de las cordilleras Béticas, una de las regiones con mayor actividad sísmica de la Península, fruto de la convergencia entre las placas africana y euroasiática una velocidad de unos cuatro o cinco milímetros al año.

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En la provincia de Granada han ocurrido importantes terremotos a lo largo de la historia. La cuenca de Granada es, en esa zona, la más activa sísmicamente. El más antiguo del que se tiene constancia ocurrió en 1431 al sur de Granada que tuvo una intensidad macrosísmica de VIII-IX y produjo grandes daños en la Alhambra. El más violento fue el de 1884 en Arenas del Rey, que alcanzó una intensidad de IX-X y dejó 839 víctimas mortales.


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