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Vox atribuye a Sánchez querer sustituir al Rey y volar la cruz del Valle de los Caídos

El escrito con el que el partido ultra justifica su moción de censura está trufado de exageraciones, bulos y juicios de intenciones

Miguel González
Santiago Abascal (en el centro), rodeado de diputados de Vox, con el escrito de moción de censura en las manos tras presentarlo en el registro del Congreso el pasado día 29.
Santiago Abascal (en el centro), rodeado de diputados de Vox, con el escrito de moción de censura en las manos tras presentarlo en el registro del Congreso el pasado día 29.Chema Moya (EFE)

El presidente Pedro Sánchez tiene “aspiraciones de erigirse en el jefe del Estado” y el Gobierno baraja “la voladura” de la cruz del Valle de los Caídos. Ambas frases —la primera, un juicio de intenciones; la segunda, un bulo— figuran en el escrito con el que Vox justifica la moción de censura que este miércoles defiende en el pleno del Congreso.

La primera la basa el partido ultra en “las ansias desmedidas de poder” que atribuye al jefe del Gobierno y en la “deslealtad constitucional” que, a su juicio, supuso el “infame veto” a que Felipe VI acudiera a la entrega de despachos de la Escuela Judicial en Barcelona. Obvia Vox que, según la Constitución, todos los actos del jefe del Estado deben ser refrendados por el Gobierno y que, cuando era presidente, José María Aznar vetó el viaje de Juan Carlos I a Cuba.

La segunda es un bulo difundido por su eurodiputado Hermann Tertsch quien, el pasado 19 de septiembre, dirigió una carta al Parlamento Europeo en la que aseguraba que el Gobierno español “contempla el derribo de la emblemática Cruz del Valle de los Caídos” y comparaba la actual situación de España con “la persecución de los cristianos en los años treinta del siglo pasado”. En realidad, ninguna fuente oficial ha mostrado intención alguna de demoler la que pasa por ser la cruz más alta del mundo (150 metros), protegida por la legislación sobre Patrimonio, sino de “resignificar” el monumento propiedad de Patrimonio Nacional y convertirlo en un cementerio civil.

El texto que expone los motivos de la moción de censura, presentado el pasado día 29 en el registro del Congreso, tiene 29 folios y está suscrito por sus 52 diputados. Vox desgrana sus argumentos en seis apartados: el actual “Gobierno social comunista” se constituyó “mediante fraude al electorado” y depende “de las fuerzas políticas separatistas”, afirma; ha realizado una “gestión criminal de la pandemia”; es responsable de la “degeneración de la vida democrática”; ha impulsado el “inconstitucional cercenamiento de los derechos y libertades”; tolera “la corrupción vinculada a narcodictaduras y regímenes totalitarios”, en alusión a Podemos; y pretende la “quiebra de la concordia nacional y la deslegitimación de la transición”, concluye.

Algunos de estos apartados están sólidamente documentados, como cuando recuerda las promesas electorales de Pedro Sánchez de no pactar con Podemos ni con las fuerzas independentistas. Omite que la retahíla de citas que encadena pertenecen a momentos diferentes y que, tras dos elecciones sucesivas, en abril y noviembre de 2019, España estaba abocada a un bloqueo indefinido si las fuerzas políticas no levantaban sus vetos. También reproduce frases del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que evidencian cómo los responsables de Sanidad fueron cambiando su discurso sobre la peligrosidad del virus, para deducir de ello mala fe y no falta de conocimiento científico sobre el mismo.

El texto mezcla hechos confirmados (como el reconocimiento al Defensor del Pueblo de que no existió el comité de expertos que supuestamente decidía la desescalada por comunidades autónomas), con presunciones (hubo una “ocultación intencionada del número real de fallecidos”) o manipulaciones: acusa a Sánchez de calificar a la Guardia Civil de “policía patriótica”, aunque en realidad aludió al grupo de policías encabezado por el comisario Villarejo; y le atribuye haber calificado a Igor González, el etarra que se suicidó en la cárcel de Martutene de “preso vasco”, cuando se refirió a él como “preso de la banda ETA”.

La moción de Vox parece adentrarse en una realidad paralela cuando arremete contra la ley de memoria democrática, aún en borrador. Además de asegurar que el Gobierno baraja una supuesta “voladura” de la cruz del Valle de los Caídos, le acusa de “reservarse la competencia de disolver asociaciones que hagan apología de la dictadura”, una potestad que solo corresponde a los jueces; o de “disolver a los benedictinos del Valle”, cuando lo que se prevé disolver es la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que gestiona el monumento con recursos públicos.

El texto concluye con algunas de las frases de Largo Caballero que han sido utilizadas por Vox para promover la retirada de la calle que tiene dedicadas en Madrid y que numerosos historiadores consideran sacadas de contexto. En cambio, no alude, pues se presentó después de formalizarse la moción, a la iniciativa de PSOE y Podemos para cambiar la forma de elección del Consejo General del Poder Judicial, pero es seguro que saldrá en el debate.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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