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Exceso de aforo, anzuelos envenenados y peleas de paternidad en el Congreso de los Diputados

PP y PSOE intercambian papeles en la disputa por el número de parlamentarios presentes. Los populares rechazan el cebo de la moción de censura de Vox y se atribuyen la aprobación del fondo europeo

Lleno total en la bancada socialista en el pleno del Congreso para informar del último Consejo Europeo. En vídeo, un resumen de lo ocurrido en el último pleno del Congreso de los Diputados antes de las vacaciones.Vídeo: POOL / EUROPA PRESS | EUROPA PRESS
Natalia Junquera

El último recital en el Congreso antes de las vacaciones, convocado como pleno extraordinario para informar de los acuerdos del Consejo Europeo, comenzó con un exceso de aforo pese al coronavirus, y los grupos no desaprovecharon la oportunidad de tocar, a lo largo de seis horas y 45 minutos, todos sus clásicos —del “Gobierno Frankestein” a los presos del procés; de las derrotas electorales de Casado a Irán y Venezuela— en una interpretación laxa del orden del día.

El PSOE llenó su bancada en la Cámara, incumpliendo el pacto entre los grupos para que solo acudan al hemiciclo la mitad de los diputados de cada formación y poder mantener así la distancia de seguridad por la covid-19. Como este miércoles era imposible, todos llevaban puesta la mascarilla. El PP, que sí respetó este miércoles el pacto, salió en tromba a criticar a los socialistas, invirtiendo los papeles de la bronca de hace unos meses, cuando eran los populares quienes exigían plenos presenciales y se saltaban el tope.

En marzo, cuando se paralizó la actividad en el Congreso —con varios diputados infectados por coronavirus—, la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, declaró solemne que “los Parlamentos no se cierran ni en tiempos de guerra” y que “la democracia no puede quedar en cuarentena”. Aunque el reglamento no incluye ningún precepto que permita prohibir la presencia de un diputado en la Cámara, los grupos acordaron una presencia máxima en el hemiciclo, que fue subiendo según progresaba el control de la epidemia, y quedó finalmente fijada en el tope de la mitad de diputados por grupo. Los populares se lo saltaron, por ejemplo, el pasado 10 de junio, y el PSOE lo criticó: “El PP ha traído hoy al pleno del Congreso más del 50% de sus diputados incumpliendo el acuerdo de la junta de portavoces de limitar al 25% y poniendo en riesgo la salud de diputados y trabajadores”, denunció entonces Rafael Simancas. Este miércoles era la propia Álvarez de Toledo la que criticaba lo mismo de los socialistas: “Se saltan el acuerdo sanitario sobre la limitación de asistencia a plenos y trae a todos sus diputados al debate sobre el Consejo Europeo. Sánchez necesitaba la claque al completo”. Todo mientras fuera del hemiciclo crecen las restricciones para tratar de contener los rebrotes.

El PP no picó

Vox lanzó un dardo envenenado a Casado, pero el PP lo esquivó. El partido de Santiago Abascal, que exigió que España abandone la OMS en plena pandemia, anunció que en septiembre —tras las vacaciones— presentará una moción de censura contra “un Gobierno ilegítimo y desaprensivo”. Los números no dan, y las mociones perdidas refuerzan al que sigue en La Moncloa, como le sucedió a Mariano Rajoy cuando superó la que planteó Podemos en 2017. El anuncio era un anzuelo para el PP, obligado a posicionarse, pero los populares no mordieron el cebo. Casado ni levantó la vista cuando Abascal le invitó a sumarse a una operación condenada al fracaso y no la mencionó en sus intervenciones. Fue el secretario general, Teodoro García Egea, quien zanjó el asunto con un mero tuit: “Moción de censura posvacacional para salvar al soldado Sánchez. No cuenten con nosotros para maniobras de distracción que refuercen al PSOE”. Vox no tardó en replicar: “¿Eso es lo que te pidió Zapatero cuando te reuniste con él a escondidas? ¿Que estéis calladitos y no molestéis? ¿O quizá os lo imponen vuestros aliados del partido comunista chino con los que tenéis un acuerdo vigente de amistad?”.

El PSOE, fiel al guion, acusó al PP de mimetizarse con Vox. La portavoz socialista, Adriana Lastra, aludió a la reivindicación de moderación de Casado ante sus barones como “un ser mitológico”. El líder del PP replicó diciendo que Sánchez también tenía enemigos en casa: “¿Sabe lo que dicen de usted?”.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, leyó la jugada de la misma forma que el PP y aseguró que la moción de Vox era “para Casado”. Luego encendió a la bancada de Abascal cuando les agradeció que “ahora” recurran a “mecanismos democráticos”: “Antes las mociones de censura las hacían con Tejero”, declaró, en alusión al intento de golpe de Estado del 23-F. Sánchez retó a toda la oposición desde la tribuna: “Prepárense para una legislatura larga” y sugirió al líder del partido ultra que no esperara a después de las vacaciones y presente ya su moción. Este prometió dejar abierto su despacho para recibir apoyos fantasma.

Disputa de paternidad

También hubo durante el debate una acalorada disputa de paternidad. Sánchez y Casado se atribuyeron la patente del pacto europeo: “Mi propuesta de plan Marshall...”, arrancó el presidente del Gobierno su intervención. Mis colegas “del PP europeo” que lo sacaron adelante: “Ángela Merkel, Ursula Von der Leyen y Christine Lagarde”, replicó el líder de la oposición. Casado, que suele recurrir a símiles deportivos para referirse a Sánchez —”el boxeador sonado”; “el jugador de fútbol que quiere el campo embarrado para que la pelota no ruede”—, aseguró que en la negociación europea había sido “el ciclista cansado que chupa rueda” y que vende ahora “un tercio de la piel del oso que no cazó”. En una maniobra que el líder socialista calificó de “sofisticada”, el presidente de los populares dijo que el acuerdo europeo -por el que España recibirá 140.000 millones de euros: 72.700 millones en ayudas directas y el resto en créditos- es “muy bueno” y a la vez, “un rescate en toda regla”. También sugirió Casado que en la UE son espectadores asiduos del programa de Pablo Iglesias La Tuerca, “financiado por Irán y por Venezuela” y que “no les gusta”. Sánchez le replicó: “Se pone la medalla del acuerdo, pero dice que es un rescate. ¿En qué quedamos? ¿Alemania también ha sido rescatada? ¿Todos los países que van a recibir la ayuda europea han sido rescatados?”, preguntó, antes de recordar que cuando en 2012 vinieron “los hombres de negro a España” el Gobierno de Mariano Rajoy hablaba de “préstamo en condiciones favorables”. La bancada socialista estalló en carcajadas.

En un momento del debate, el presidente del Gobierno se llevó, además de los aplausos del aforo completo de los socialistas, los de Vox. Los diputados del partido de Abascal reaccionaron de esa forma al repaso de Sánchez al avance de los ultras en Europa, que concluyó con los resultados de Vox en España. “Se agradece que reconozcan que son la ultraderecha de este país”, recogió el jefe del Ejecutivo.

Casado volvió a subir a la tribuna sin papeles para descargar sobre el Gobierno todo tipo de críticas por la gestión de la epidemia, y en especial, por lo que considera “triunfalismo pueril y ofensivo”. “Señores del grupo socialista, ¿qué aplauden tanto? ¿De qué se ríen?”, preguntó. “Un Gobierno con 120 escaños debería tener más humildad, menos arrogancia y más sensibilidad con quien lo está pasando mal”, añadió.

Sin perder la costumbre, sus señorías introdujeron en el debate asuntos que nada tienen que ver con el coronavirus: desde la situación de los presos del procés (ERC, PP, Ciudadanos), a “las fechorías” de Juan Carlos I (Bildu). “Donde no hay justicia no puede haber paz”, declaró el portavoz de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, aludiendo a la suspensión del tercer grado penitenciario a cinco de los dirigentes independentistas condenados por el Supremo. “Iglesias se pone del lado de quienes están en la cárcel por hacer algo que está en contra de la Constitución y usted no dice nada”, dijo Casado dirigiéndose a Sánchez. “Esto también cotiza en Bolsa”, añadió.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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