Sánchez acelera la desescalada sanitaria y política
“No habrá más prórrogas del estado de alarma después de esta última que acaba el 21 de junio, y por tanto se permitirá la movilidad por todo el país”, asegura el presidente
Pedro Sánchez acelera la desescalada sanitaria y también la política. Todo va más rápido de lo previsto y el presidente se ha movido para recuperar su mayoría y así enfrentarse con más fortaleza política a la crisis económica que viene. Lo ha dejado claro en la comparecencia tras la reunión con los presidentes autonómicos este domingo. Sánchez acelera la desescalada sanitaria ―ha dicho que confía en que a partir del 21 de junio, cuando termine la última prórroga del estado de alarma, que se votará este miércoles, los españoles puedan moverse libremente por el país si no hay imprevistos― y la política con una decisión clave: devolver el poder a las autonomías a partir del próximo fin de semana.
“Volvemos a necesitar una última prorroga de 15 días, pero será muy distinta, mucho más liviana. Y la responsabilidad cambiará. A partir de 8 de junio, con más de la mitad del país en fase 3, serán los presidentes autonómicos quienes decidan como gestionar los ritmos incluyendo el pase de fase y su duración. Pasamos de la cogobernanza a la gobernanza plena. En manos del Gobierno lo único que quedará será la regulación de la movilidad”, ha explicado. Eso sí, solo recuperarán ese poder los que estén en fase 3.
Todo el mensaje de Sánchez ha sido muy optimista, tanto desde el punto de vista sanitario, como económico y político. “La evolución va mucho mejor de lo que habíamos previsto”, ha dicho abiertamente. Por eso no habrá más prórrogas del estado de alarma después de esta última que acaba el 21 de junio, y por tanto se permitirá la movilidad por todo el país. El presidente está visiblemente satisfecho por el acuerdo con PNV y ERC, que consolida su mayoría, y ahora ya empieza a pensar en la reconstrucción económica en especial con el respaldo del gran fondo europeo que España siempre apoyó en una alianza con Francia e Italia.
“Siempre defendimos que Europa necesitaba un nuevo plan Marshall. Entonces fue Estados Unidos, ahora es Europa quien salvará a Europa. Estamos preparando un plan de inversión sin precedentes con esos 140.000 millones de euros. El turismo y el sector de la automoción van a tener un especial apoyo en este programa”, ha asegurado el presidente. Y esa fortaleza que le dan recuperar la mayoría y el fondo que llega de Europa le hace cambiar también el discurso sobre la oposición.
Sánchez parece muy tranquilo ante la ofensiva de PP y Vox. “Cuando nos hemos sobrepuesto a la peor crisis en un siglo vale más no dejarse llevar por el griterío y fijarse en la actitud de Fernando Simón y Salvador Illa”, ha dicho el presidente después de reivindicar la calma frente a las críticas a los dos grandes protagonistas de la crisis.
El jefe del Gobierno ha querido hacer una especial defensa de Simón e Illa, los más criticados por la oposición y en especial por la extrema derecha. Simón además ha sufrido el riesgo a una imputación, finalmente desestimada por la juez que tramita una denuncia por la autorización de una gran manifestación el 8 de mayo en Madrid y otros eventos multitudinarios. El presidente ha hablado como si ya hubiera pasado lo peor, y llegara el momento de reivindicar a los dos grandes protagonistas de la gestión de la crisis. “He tratado al doctor Simón en los momentos más oscuros y siempre le he visto entregado, pensando en el país más que en sí mismo, soportando el desdén, nunca se ha dejado arrastrar por la provocación, ni una sola vez”, ha dicho Sánchez después de recordar que no fue él quien nombró al doctor en su cargo actual de responsable máximo de emergencias sanitarias, sino el Gobierno del PP. “El segundo elogio que quiero hacer es para un político al que ya conocía, Salvador Illa, que nunca ha fallado ni ha desfallecido. Siempre se ha mantenido sereno y firme, siempre ha dialogado y cooperado, nunca ha culpado a nadie. Ha soportado los insultos más mezquinos, pero jamás ha tenido una mala palabra”, ha insistido.
Todo en la comparecencia parecía una reivindicación de la gestión llevada hasta ahora -incluso el dato que ofreció al principio: solo en el estado de Nueva York ya hay más muertos que en España- y una especie de preparación para una nueva fase en la que la economía será la gran protagonista. Incluso ahí se ha mostrado optimista. La mayoría de los economistas descartan ya una recuperación muy fuerte, en forma de V, pero el presidente ha dicho que sí la ve posible, aunque luego lo ha suavizado: “la caída será brusca y la recuperación llegará en los oróximos dos años. Al final de la legislatura estaremos mejor que cuando llegó la pandemia”.
El presidente ha hecho también una mención a las palabras de su vicepresidente, Pablo Iglesias, que sostuvo que a Vox le gustaría promover un golpe de Estado, y ha pedido “no entrar en provocaciones”. En La Moncloa no gustó el tono del vicepresidente, pero consideran que él mismo resolvió el problema al admitir el error. “La ultraderecha tiene su agenda, pero este Gobierno quiere la concordia. Algunos partidos no han hecho otra cosa que sembrar la discordia desde su aparición”, ha dicho en referencia a Vox. Sánchez ha confirmado que mantiene su apoyo al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras la crisis en la Guardia Civil, y en todo momento ha dejado la sensación de que parece rearmarse políticamente para enfrentarse a una nueva realidad tras el acelerón de la desescalada.
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