El PP exige control parlamentario al Gobierno a cambio de su apoyo

Las puertas del Congreso están abiertas mientras diputados, técnicos, letrados y todo el personal de la casa trabajan telemáticamente. No hay menoscabo a la labor de los órganos de gobierno y representación de la Cámara: este martes mismo se reúnen la Mesa y la Junta de Portavoces. Pero la situación dista mucho de ser normal y la oposición sostiene que no se está cumpliendo con la labor de controlar al Ejecutivo.

Esta tirantez institucional, a cuenta de la situación del Parlamento, tendrá su reflejo este lunes en las reuniones internas que mantendrá el presidente del PP, Pablo Casado, con diputados y senadores de su partido. Casado hará una intervención pública mientras que la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, expondrá a sus compañeros las propuestas de la dirección sobre cómo deberían garantizarse las sesiones de control al Gobierno. Las demandas serán planteadas al día siguiente en la reunión de la Junta de Portavoces, dirigida por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, según señalan a este periódico fuentes parlamentarias populares.

Todo indica que se trata de una advertencia. El Grupo Popular no apoyará las medidas del Gobierno sobre el coronavirus si el Ejecutivo no se somete al control del Parlamento, sostienen las mismas fuentes. Tampoco las prórrogas al estado de alarma, señalan estos interlocutores. Desde la aprobación de las normas que rigen la actual situación de emergencia, Batet ha explicado públicamente —y en privado a los portavoces— que se trata de mantener al máximo las funciones del Parlamento sin poner en peligro la vida de las personas. Las propuestas de celebrar plenos telemáticos, y no solo las votaciones como ya se ha hecho y volverá a repetirse el jueves en el debate sobre la nueva prórroga del estado de alarma, han sido rechazadas por Batet con argumentos reglamentarios. En efecto, las intervenciones en el pleno deben realizarse desde el escaño o desde la tribuna. La portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha sido la adalid de la propuesta de reformar el reglamento para permitir los plenos telemáticos. Arrimadas, con un avanzado embarazo, no quiere asumir el riesgo de acudir a la Cámara, sobre todo al ver lo ocurrido con su portavoz parlamentario, Edmundo Bal, que ha contraído el virus. Los 52 diputados de Vox fueron los primeros en darse de baja en la asistencia al Congreso después del alto número de infectados en sus filas, con su líder, Santiago Abascal, y el secretario general, Javier Ortega Smith, a la cabeza.

Fuentes socialistas desmienten que haya un parón parlamentario y enumeran las decenas de preguntas e iniciativas que entran cada día en el Congreso, las comparecencias del ministro de Sanidad cada jueves y los plenos sobre las prórrogas del estado de alarma que pide el presidente del Gobierno.

Si se mira el calendario de plenos de este período de sesiones, no se celebraría ninguno ni estos días, por la Semana Santa, ni la siguiente, por la Pascua. Tampoco hubiera habido sesión plenaria la semana pasada, ya que sin la pandemia el domingo se hubieran celebrado elecciones autonómicas en el País Vasco y Galicia.

La actividad parlamentaria se encuentra cancelada desde el pasado 12 de marzo y la Mesa acordó dejar en suspenso los plazos de tramitación de las iniciativas, ante la incertidumbre de cuándo se podrá volver a la normalidad. Pero lo que realmente importa a la oposición es el control al Gobierno. Tanto el PP como Vox, criticaron esta medida al considerar que era una maniobra para evitar que el Congreso controlara al Gobierno.

Batet dirigió una carta hace unos días a los diputados en la que expresaba su intención de que la Cámara baja siga ejerciendo sus funciones constitucionales. En el escrito recuerda lo que ha tenido que hacer hasta ahora el Congreso, en relación a las prórrogas del estado de alarma, y las convalidaciones de decretos del Gobierno. El registro del Congreso se encuentra abierto, las preguntas para una respuesta escrita del Ejecutivo se siguen tramitando y los diputados “conservan sus responsabilidades y pueden pedir que se convoquen sesiones, siempre que sean por vía telemática”, recalca Batet. Las restricciones, añade, se deben únicamente a razones sanitarias.

La actividad del Congreso se concentra en la Comisión de Sanidad. Pero no es suficiente para los grupos de la oposición. Del lado de los que apoyan al Gobierno, Unidas Podemos ha presentado una proposición de ley para reforma el reglamento y permitir plenos telemáticos en circunstancias excepcionales. Pero, aunque hubiese acuerdo, la tramitación de la iniciativa llevaría semanas.

La propuesta del Grupo Popular de crear una comisión específica de control al Gobierno por el coronavirus fue sustituida por la de Sanidad, a instancias del PSOE y Unidas Podemos. Hasta ahora solo se somete a las preguntas de los grupos el ministro de Sanidad, Salvador Illa, como máxima autoridad en la crisis. Fuentes gubernamentales aseguran, con todo, que por esa comisión pueden pasar más ministros.

La discusión sobre si mantener vivo el Parlamento no es exclusiva de España. El del Reino Unido ha cerrado por un mes, hasta el 21 de abril, lo que ha motivado que cien diputados, entre liberales y nacionalistas escoceses, pidan que se arbitre su funcionamiento telemático. También en otros países como Holanda se han producido parones para evitar contagios. Aunque también están ahí las palabras que el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, dirigió al primer ministro húngaro, el derechista Viktor Orbán. “Los Parlamentos deben permanecer abiertos y la prensa libre”, advirtió Sassoli en un requerimiento a Orbán después de que este se atribuyese plenos poderes por encima de las Cámaras.

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